lunes, 10 de marzo de 2014

Nuestra Señora del Buen Consejo: una imagen desaparecida de la Real Iglesia Parroquial de San Miguel y San Julián


Nuestra Señora del Buen Consejo (Desaparecida)
Retablo del Relicario de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús.
Real Iglesia Parroquial de San Miguel y San Julián y Santa Basilisa.
Valladolid.

Es preciso comenzar con un matiz respecto al título de la entrada. Se ha puesto como desaparecida de la Real Iglesia Parroquial de San Miguel y San Julián y Santa Basilisa puesto que en las láminas o fotografías que se publican en el Catálogo de monumentos religiosos de Valladolid, el tomo referido a la Catedral, Parroquias y Santuarios de Valladolid, puede verse el retablo del Relicario de esta parroquia, aún presidido por esta imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo e incluso le acompaña una fotografía de dicha imagen, denominándola como Virgen con el Niño, sin especificar advocación.

Es de justicia agradecer la colaboración que aportan distintas personas para la realización de estas entradas, como he hecho siempre que se ha dado el caso, ya dice el refrán que “es de bien nacidos ser agradecidos” y en esta ocasión con mayor afán, ya que ha sido mi madre, Carmen, de origen madrileño, quien me ayudó a identificarla. Esperemos no errar en dicho intento.

Se trata de una devoción que se encuentra relacionada con los jesuitas, en el caso de la talla vallisoletana recordemos que la actual iglesia de San Miguel y San Julián fue templo de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús.

Retablo del Relicario con la imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo.
Real Iglesia Parroquial de San Miguel y San Julián y Santa Basilisa.
Valladolid.

El origen del culto jesuita a Nuestra Señora del Buen Consejo se encuentra en una imagen que se conservaba en Madrid, en una de las capillas del Colegio Imperial de la Compañía de Jesús, templo que posteriormente fue Catedral de Madrid, hasta la consagración de la actual de Santa María la Real de la Almudena, y hoy es la Real Colegiata de San Isidro y Nuestra Señora del Buen Consejo.

La imagen había sido depositada en la iglesia de San Pedro y San Pablo, levantada por la Compañía de Jesús en 1567. A su lado se construirá el Colegio de la Compañía, fundado en 1603 por María de Hungría, hermana de Felipe II. Cuenta la tradición que en el año 1583, vivía en el Palacio de la embajada genovesa Don Ferrante de Gonzaga junto con su esposa Doña Marta Tana de Santena y sus hijos. El primero de ellos era un joven llamado Luis (Castiglione delle Stiviere, Lombardía, 9 de marzo de 1568 - Roma, 21 de junio de 1591) de clara inclinación a la vida religiosa pero que no sabía en que Orden entrar. Luis Gonzaga visitaba con frecuencia la Capilla de Nuestra Señora del Buen Consejo. El día de la Asunción, 15 de agosto de 1583, tras oír misa y comulgar escuchó la voz de la Virgen María por medio de aquella imagen del Buen Consejo que le dirigía estas palabras “Luis, entra en la Compañía de mi Hijo”. Tras renunciar a la vida de palacios y Corte, ceder sus derechos de primogénito en favor de su hermano Rodolfo en el Palacio de los Gonzaga de Mantua el 2 de noviembre de 1583 y salvar numerosos obstáculos, entró en la Compañía de Jesús el 25 de noviembre de 1583. En 1591 la peste atacó la ciudad de Roma, donde estaba Luis; contrajo la enfermedad al ayudar a un enfermo, cargándolo sobre sus espaldas para llevarlo al hospital donde él servía, falleciendo en la medianoche del 20 al 21 de junio de 1591. Fue beatificado por Paulo V el 19 de octubre de 1605 y canonizado el 13 de diciembre de 1726 por Benedicto XIII.

Consejo similar, de ingresar en la Compañía de Jesús, se repitió varias décadas después, el 25 de marzo de 1640, al Beato Diego Luis de San Vítores (Burgos, 12 de noviembre de 1627 – Tumon, Guam, 2 de abril de 1672).

La imagen representa a María en pie, sosteniendo en su brazo izquierdo al Niño Jesús, con su mano derecha toma en gesto amoroso la pequeña mano izquierda del Niño, quien con su mano derecha parece estar en actitud de bendecir. La imagen original se perdió en los sucesos de 1936, siendo la actual obra de Félix Granda, siguiendo el modelo de la desaparecida.

De la imagen madrileña desaparecida y su retablo se conserva un grabado pintado con acuarela, realizado en 1765 por Juan Minguet. El retablo se asienta sobre un zócalo que presenta puertas en los laterales. El banco o predela del retablo tiene en el centro el Sagrario, flanqueado por dos ángeles tenantes, a los extremos y subiendo desde el zócalo, recorriendo verticalmente el banco, se disponen dos estructuras escalonadas que sirven de peana a las imágenes de las calles laterales del cuerpo principal. En este cuerpo principal, aparece en el centro la imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo, venerada por seis ángeles, en un camarín barroco, cuyo arco exterior arranca de dos pequeñas imágenes que representan a San José con el Niño y a San Luis Gonzaga; en las calles laterales, hay dos hornacinas, una a cada lado, con las imágenes de San Joaquín y Santa Ana. En el remate o cuerpo, superior, aparece en el centro el Espíritu Santo y el emblema de Ave María, y a los lados,  representaciones de San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier.

Además de este grabado, hay una pintura, óleo sobre cobre, de Bartolomé Pérez de la Dehesa (1634-1698) en el Cleveland Museum of Art (ver pintura). Resulta aún más evidente la identificación de la imagen que se conservaba en Valladolid con esta advocación de Nuestra Señor del Buen Consejo a través de esta pintura. En un marco arquitectónico compuesto por dos estípites que soportan un arco de medio punto, en cuyo arranque hay dos angelitos con guirnaldas y una filacteria con el texto “N Señora del Buen Consejo”. En el centro aparece la imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo, rodeada por ángeles, y arrodillados a los pies de la Virgen, dos santos jesuitas, identificados con sus nombres, San Francisco Javier y San Luis Gonzaga. Deteniéndonos en la imagen de la Virgen de esta pintura, aparece sobre una peana con tres cabezas de ángeles y la luna a los pies de María, y en el manto se observan semejantes emblemas del Ave María que los de la imagen de Valladolid.

Otros artistas trataron también el tema de este mensaje de la Virgen del Buen Consejo a San Luis Gonzaga, a veces visto como si de una aparición se tratase. Por ejemplo, en el Museo del Prado se conserva un boceto en papel realizado en lápiz, pluma y aguada, del siglo XVII, obra de Sebastián de Herrera Barnuevo, que recoge este episodio.

La devoción de Nuestra Señora del Buen Consejo estuvo también presente en el otro centro jesuita de Valladolid, el Colegio de San Ambrosio. En el Colegio de los Escoceses (instalado en Valladolid en 1771), la celda que fuera del Padre Luis de la Puente se encuentra convertida Oratorio. Esta estancia está presidida por un retablo mayor, de los años 70 del siglo XVIII.  En la pintura central aparece nuevamente San Luis Gonzaga ante Nuestra Señora del Buen Consejo, una inscripción a los pies lo aclara: “Nuestra Señora del Buen Consejo, por el que dio a San Luis Gonzaga de que entrase en la Compañía de Jesús, año de 1583”.

"Nuestra Señora del Buen Consejo con San Luis Gonzaga".
Retablo del Oratorio en el Colegio de los Escoceses.
Actualmente Centro de Espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús.
Valladolid.


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