El pasado 17 de abril de 2024 quedaba entronizada nuevamente en su retablo en la Iglesia Penitencial de Las Angustias la imagen de Nuestra Señora de la Encarnación (de la que ya se ha tratado en otra entrada, ver enlace) tras una larga ausencia, ocho meses aproximadamente, en los que fue trasladada a la ciudad de Sevilla para ser sometida a un proceso de conservación y restauración llevada a cabo por Carlos Peñuela Jordán. Esos primeros días, la imagen, además de nuevo atuendo del que luego se hablará, lucía la corona que porta en sus salidas procesionales.
Durante este tiempo la imagen ha sido minuciosamente analizada por medio de distintas técnicas como “un estudio organoléptico con luz normal, rasante y fluorescencia de luz ultravioleta” tras el cual “se procedió a trasladar a la Imagen a un centro radiológico donde se le realizaron estudio completo de rayos x y de TAC”.
Un resumen de estas pruebas ha quedado publicado en el destacable artículo que sobre esta restauración, firmado por el propio conservador, se ha incluido en el anuario de la Cofradía del presente año, que nos muestra la toma de conciencia que las Cofradías muestran hacia la conservación del patrimonio ya no sólo devocional, también artístico que custodian y trabajan en legarlo al futuro en las mejores condiciones posibles.
Tal vez, uno de los aspectos más llamativos, además del resultado final de la intervención sea la “confección de nuevos brazos articulados y candelero para dotar a la Imagen de la altura proporcionada y necesaria”.
El día 20 de abril tuvo lugar una Misa de Acción de Gracias por su regreso, celebración que se desarrolló en su capilla, ante el retablo e imagen de Nuestra Señora de la Encarnación.
Durante estos días se la puede ver con un atuendo nuevo en el que, sobre todo la saya y las mangas perdidas (más amplias y acabadas en punta que quedan por encima de las otras mangas interiores más ajustadas que cubren los brazos).
La intervención en esta imagen invita a reflexionar en que sería interesante que -algún día- corra la misma suerte la efigie del Arcángel San Gabriel que parecía completar esta escena y recuperar estampas añejas, como lo describía Ventura Pérez en su célebre Diario de Valladolid cuando en la crónica de la “Colocación del Santísimo en La Piedad” el 12 de septiembre de 1734 menciona un altar erigido por la Cofradía Penitencial de Las Angustias en la Fuente Dorada figuraba el “Misterio de la Encarnación en la forma y las mismas efigies que ponían en el altar de las Angustias el dia de su fiesta”.
En pocos días, será de nuevo protagonista de sus cultos y fiesta con procesión, en el mes de mayo.
Bibliografía:
PEÑUELA JORDÁN, Carlos: Restauración de Nuestra Señora de la Encarnación (2024). Anuario de la Ilustre Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de Las Angustias. Nº 63.
