martes, 7 de febrero de 2012

Nuestra Señora de la Salve, Patrona de la Cofradía de las Siete Palabras



Nuestra Señora de la Salve (Juan de Anchieta, h. 1566).
Cofradía de las Siete Palabras
Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol
Valladolid


El mes de febrero se encuentra consagrado a la Purificación de Nuestra Señora, fiesta que se celebra el día 2. En Valladolid era y es fiesta señalada en diversas parroquias y para algunas Cofradías, así por ejemplo, era el día en que se celebraba el cambio de mayordomos (con traspaso de varas) en la Parroquial del Salvador; la Real Cofradía del Santísimo Alumbrado de la Parroquial de San Andrés celebraba la fiesta de su Patrona; en Puente Duero se celebra la Fiesta de las Candelas, organizada por la Cofradía del mismo nombre y, más recientemente, la Cofradía de las Siete Palabras festeja a su Patrona, con el titulo de Nuestra Señora de la Salve.

La imagen de Nuestra Señora de la Salve (Juan de Anchieta, h. 1566) representa a la Virgen con el Niño en su brazo izquierdo, portando en el derecho un cesto con las dos palomas o tórtolas para la ofrenda en el Templo de Jerusalén, como prescribía la Ley, una vez cumplido el tiempo de purgación por el nacimiento de los hijos varones. Así lo recoge el Levítico:

1 Y habló Jehová á Moisés, diciendo:
2 Habla á los hijos de Israel, diciendo: La mujer cuando concibiere y pariere varón, será inmunda siete días; conforme á los días que está separada por su menstruo, será inmunda.
3 Y al octavo día circuncidará la carne de su prepucio.
4 Mas ella permanecerá treinta y tres días en la sangre de su purgación: ninguna cosa santa tocará, ni vendrá al santuario, hasta que sean cumplidos los días de su purgación.
5 Y si pariere hembra será inmunda dos semanas, conforme á su separación, y sesenta y seis días estará purificándose de su sangre.
6 Y cuando los días de su purgación fueren cumplidos, por hijo ó por hija, traerá un cordero de un año para holocausto, y un palomino ó una tórtola para expiación, á la puerta del tabernáculo del testimonio, al sacerdote:
7 Y él ofrecerá delante de Jehová, y hará expiación por ella, y será limpia del flujo de su sangre. Esta es la ley de la que pariere varón ó hembra.
8 Y si no alcanzare su mano lo suficiente para un cordero, tomará entonces dos tórtolas ó dos palominos, uno para holocausto, y otro para expiación: y el sacerdote hará expiación por ella, y será limpia.
(Levítico 12, 1-8)

De su lectura, se deduce cuando debe celebrarse la fiesta, cuarenta días después del nacimiento (al ser varón) y cual será el sacrificio para holocausto (sumisión del hombre ante Dios y acción de gracias) y para expiación: cordero y tórtola, respectivamente, aunque aclara que si no se tenía dinero para ello, se sustituía el cordero por otra tórtola.

Y estos mismos preceptos de la Ley cumplieron la Sagrada Familia (junto con el pago de una ofrenda o rescate, ya que al ser primogénito debía ser consagrado al Señor, pero del culto a Dios en el Templo se ocupaba en exclusiva la Tribu de Leví), según aparece en el Nuevo Testamento. Si bien es cierto que tanto en el Evangelio según San Mateo y San Lucas hay referencias al Nacimiento y otros pasajes de los primeros meses/años de vida de Jesús, sólo en el último de los mencionados, Lucas, “el pintor de la Virgen” se encuentra recogida la escena de la Purificación de Nuestra Señora. Precisamente, este pasaje es el que se proclama en las celebraciones eucarísticas del 2 de febrero:



Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor» y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.

Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre Él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel». Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de Él.

Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción —¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!— a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones».

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido, y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones. Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del Niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El Niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre Él.

(Lc 2,22-40).

La vela o mejor dicho la luz es símbolo de Cristo, como el mismo Simeón proclama, igualmente presente en la Vigilia Pascual. La costumbre de celebrar la Procesión de Velas o Candelas se inicia en el Pontificado de Sergio I (Papa desde el año 687 al 701), quien dispuso que se solemnizaran con una procesión las cuatro fiestas marianas más significativas por su antigüedad: la Asunción, la Anunciación, la Natividad y la Purificación, siendo ésta última en la que se ha mantenido.

Una vez tratada iconográficamente la imagen de Nuestra Señora de la Salve y ya conocido su autor y datación, conviene hacer referencia a otros datos sobre esta imagen.

En primer lugar, esta imagen contó con una Cofradía propia, como demuestra Carlos Alcalde Martín-Calero en su trabajo Agregación de las Obras Pías de Valladolid y su obispado a la Real Casa de Misericordia, 1773 y 1805: la Sección de Obras Pías del Archivo de la Diputación Provincial de Valladolid, Cofradía que se fundaría antes de 1593, y que tenía como finalidad “Misas, cumplimiento de memorias, alguna para dotar huérfanas”.

Actualmente, la rinde culto como Patrona la Cofradía de las Siete Palabras. El octubre de 2008 esta Cofradía solicita a la Parroquia autorización para dar culto a Nuestra Señora de la Salve, para incluirla en los Estatutos y fijarla como Patrona de la Cofradía. Dicha autorización fue concedida con fecha 9 de noviembre del mismo año. (Boletín Cofradía de las Siete Palabras, año 2010, pág. 19).

El 31 de enero de 2009 dio comienzo por primera vez el Triduo a Nuestra Señora de la Salve como Patrona de la Cofradía de las Siete Palabras, oficiado por D. Aurelio García Macías, entonces Consiliario de la Cofradía y por el sacerdote de la Iglesia de Santiago D. Mariano García Ruano, colocando la imagen de Nuestra Señora en un altar en la capilla de Nuestra Señora del Pilar (Fotografía en Boletín Cofradía de las Siete Palabras, año 2009, pág. 15). El día 2 de febrero, finaliza el triduo celebrando la procesión de las velas por el interior del templo.

Al año siguiente, en 2010, se celebra el Triduo durante las mismas fechas, con la particularidad que el día 2 de febrero de 2010 se celebra por vez primera la procesión de las Velas portando a hombros la imagen de Nuestra Señora de la Salve por las calles cercanas al templo. Saliendo por la puerta lateral, Atrio de Santiago, Santiago, Héroes de Alcázar para entrar por la puerta principal. Para ello se adaptaron las andas en las que la Cofradía procesionaba en los últimos años la imagen del Ecce-Homo (atribuido actualmente a Alonso de Rozas, finales del siglo XVII) que se conserva en el Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid, procedente del Convento de María Reparadora, Iglesia de San Juan de Letrán. Esta imagen cristífera fue portada en la Procesión de Paz y Reconciliación en la noche del Miércoles Santo desde 1976 a 2005

En 2011 aumenta el recorrido, día 2 de febrero, a las 19:30 exposición de S.D.M. y rezo de Santo Rosario (como todos los días en la parroquia). Tras la Bendición con el Santísimo y Reserva, el sacerdote y asistentes se dirigen a la puerta principal de la iglesia, donde se espera la llegada de la imagen de la Virgen portada a hombros por sus cofrades, precedida de cruz alzada y ciriales. Allí se bendicen las candelas y comienza la procesión por las calles Héroes del Alcázar de Toledo, Zúñiga, Santiago, Héroes del Alcázar de Toledo y entrada a la Iglesia (recorrido que se ha hecho también en 2012).

A continuación se celebró la Eucaristía, durante la misma, tras la homilía se celebró, por primera vez, la ceremonia de presentación de niños ante la Virgen


El establecimiento de distintas Asociaciones, Devociones y Cofradías ha supuesto en la Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol, lo mismo que en otros templos, cambios de ubicación de las imágenes titulares de los distintos retablos. La ubicación original de la imagen de Nuestra Señora de la Salve realmente es el colateral del Evangelio, hoy ocupado por el grupo de Santa Ana, la Virgen y el Niño, obra de Francisco de Rincón, que procede del colateral de la Epístola, hoy dedicado a la Inmaculada Concepción. Ambos retablos colaterales, cercanos a Alonso del Manzano, fueron realizados y dorados en 1729.

Sobre la disposición original de las distintas imágenes en sus retablos puede consultarse Catalogo Monumental de la Provincia de Valladolid, Monumentos Religiosos de la Ciudad de Valladolid I, por Juan José Martín González y Jesús Urrea Fernández.


Fotografías: Nuestra Señora de la Salve. Triduo y Procesión. Tomadas los días 1 y 2 de febrero de 2012.

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