Valladolid contó con dos Cofradías dedicadas al Santo Ángel de la Guarda. Hace algún tiempo, veíamos en este mismo blog la que estuvo erigida en el Hospital de la Resurrección, pasando posteriormente al de Esgueva, seguido de las Descalzas Reales y finalmente a la Parroquial de San Martín y San Benito El Viejo, donde aún se conserva la imagen titular. La otra cofradía, a la que hora se dedica esta entrada, estuvo especialmente vinculada a la Parroquial de Santiago Apóstol, donde aún en la actualidad -afortunadamente- se encuentra expuesta al culto la que fue su imagen titular.
"Santo Ángel de la Guarda" (atrib. Juan de Ávila, c. 1698). Cofradía del Santo Ángel de la Guarda. Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol. Valladolid. |
Conviene hacer una breve reseña del culto al Santo Ángel de la Guarda, un culto que parece que tiene su origen en Rodez (Francia) a principios del siglo XVI –siglo en que se iba generalizando la devoción a las distintas jerarquías celestiales–, si bien es cierto que con anterioridad ya había referencias a esta devoción, será en este momento cuando se extienda definitivamente. El obispo François d’Estaing de Rodez, al sur de Francia, inició la tradición de la devoción del ángel guardián y logró que se aprobara su culto mediante una bula del Papa León X en 1518 y una confirmación de Clemente VII, en 1523. La primera misa en su honor se celebró en Rodez el 3 de junio de 1526 y su devoción se propagó a lo largo de los siglos XVI y XVII erigiéndose en todo el mundo católico iglesias y capillas dedicadas a este ángel. Además contó también con el impulso que a esta devoción del Ángel de la Guarda auspició la Compañía de Jesús, que como educadora de la juventud fomentará esta devoción y favorecerá la creación de cofradías del Ángel de la Guarda. En estos primeros siglos la fiesta queda fijada para el 1 de marzo, y habrá que esperar hasta el concilio de Reims (1853) para que el culto rendido a los Ángeles guardianes se convirtiera en universal y definitivamente oficial; y para que se acordara que el 2 de octubre fuera día de fiesta.
Para la iconografía del Santo Ángel de la Guarda, los artistas recurrieron al pasaje del arcángel San Rafael protegiendo al joven Tobías. En el Libro de Tobías (Antiguo Testamento), cuenta como Tobit (israelita de la tribu de Neftalí) era un hombre piadoso y extraordinariamente generoso, casado con Ana, fruto de este matrimonio nació Tobías, a quien su padre enseñó desde pequeño a amar a Dios y a guardarse de todo pecado. Tobit, se ganó el favor del rey Salmanasar V, siendo el encargado de sus compras; en una de estas ocasiones Tobit dejó en casa de Gabael, que vivía en la ciudad de Media, unas bolsas con diez talentos de plata.
La muerte del rey hizo recaer la corona primero en Sargón II y tras la muerte de éste le sucedió su hijo Senaquerib en cuyo reinado se interrumpieron las comunicaciones con Media y Tobit no pudo volver allí. Senaquerib persiguió y mató a numerosos israelitas, que fueron enterrados clandestinamente por Tobit, hasta que fue denunciado ante el rey. Tobit y su familia escaparon y sus bienes fueron a parar al tesoro real. Pocos días después (“antes de cuarenta días”) el rey Senaquerib fue asesinado por su hijos Adramelec y Sarezer (20 de tevet de 681 a. C) y subió al trono otro de sus hijos, Asaradón (o Asarhaddón) que confió a Ajicar (sobrino de Tobit) la contabilidad y la administración general del reino. Por intercesión de Ajicar, Tobit pudo regresar a Ninive siéndole devuelta su familia y bienes. En la fiesta de Pentecostés (o de las Siete Semanas) prepararon un gran banquete y Tobit mandó a su hijo Tobías a que buscara compatriotas pobres para compartir la mesa. El muchacho regreso con la noticia que habían estrangulado a uno de ellos y su cuerpo estaba abandonado en la plaza, Tobit fue a por el cadáver y lo preparó para enterrarlo al atardecer. Volvía, pues, a sus buenas prácticas para con su prójimo, aunque sus vecinos se burlaran de él. Tras enterrarlo, cansado, Tobit se recostó junto a una pared, ignorando que estaba bajo un nido de gorriones de donde le cayó a los ojos estiércol caliente, produciéndole unas manchas blancas en los ojos, que con el tiempo le quedó completamente ciego. Privado de la vista estuvo cuatro años, los dos primeros fue ayudado por Ajicar, hasta que partió para Elimaida. Luego, Ana, mujer de Tobit, tuvo que ponerse a trabajar hilando; a ella, en cierta ocasión, además del pago de su trabajo la regalaron un cabrito, al llevarlo a casa Tobit pensó que era robado y la conminó a devolverlo, la tensa situación derivó al reproche de la esposa con estas palabras: "¿Para qué te sirvieron tus limosnas y tus obras de justicia? ¡Ahora se ve bien claro!". Entristecido Tobit, comenzó a orar y lamentarse, pidiendo a Dios que le llevase, pues era preferible morir a vivir en esa situación.
Mientras esto sucedía en casa de Tobías, otros acontecimientos importantes en esta historia tienen lugar en Ecbátana, en Media. Allí, Sara, la joven hija de Ragüel y Edna, lloraba por los insultos que le habían sido dirigidos por una esclava de su padre, pues en siete ocasiones había contraído matrimonio y un demonio –Asmodeo–, los había matado al poco de casarse. Sara subió al cuarto de su padre con intención de quitarse la vida, pero tras recapacitar y por no afligir a su padre, desistió de esta idea y se puso a orar.
Fueron oídas al mismo tiempo las plegarias de ambos, Tobit y Sara, y Dios envió al arcángel Rafael para curar a los dos: para quitar las manchas blancas de los ojos de Tobit, a fin de que viera con ellos la luz de Dios, y para dar a Sara, hija de Ragüel, como esposa a Tobías, hijo de Tobit, librándola del malvado demonio Asmodeo.
Ese mismo día Tobit recordó el dinero dejado en depósito a Gabael, en Ragués de Media y, creyendo cercana su muerte, le dio unos consejos y peticiones a su hijo Tobías, así como le habla de aquel préstamo y del recibo que lo demostraba. Tobías salió a buscar a alguien que conociera el camino y le acompañase a Media y encontró al arcángel Rafael, quien dijo ser Azarías, hijo de Ananías el Grande. Tobit encomendó a Rafael el cuidado de su hijo y marcharon. La primera noche de viaje acamparon junto al río Tigris del que surgió un pez enorme que intentó atacarle, Rafael dijo a Tobías que no dejase escapar al pez y que una vez abierto le extrajese la hiel, el corazón y el hígado pues servirían para remedios. La hiel para sanar los ojos y el corazón o el hígado para ahuyentar a demonios.
Llegados a Media, Rafael dijo a Tobías que debían pasar la noche en casa de Regüel en Ecbátana, pariente del joven, y le habla de su hija Sara, así como que será su esposa. Eso sí, con los precedentes que atemorizaban a Tobías, le aconsejó que la primera noche con ella, tomase parte del corazón y del hígado del pez y lo quemase, ese olor haría huir al demonio. Así lo cumplió Tobías y el olor del pez alejó al demonio que huyó por el aire hacia las regiones de Egipto. Rafael lo persiguió, lo sujetó y lo encadenó al instante. Ambos esposos oraron para pedir la misericordia y salvación del Señor y después durmieron. Al amanecer del día siguiente, Ragüel hizo cavar una fosa por lo que pudiera haber ocurrido, al finalizar envió a una sirvienta para cerciorarse del estado de los jóvenes esposos, al comprobar que ambos dormían, Ragüel hizo tapar la fosa y oró dando gracias a Dios. Comenzaron los festejos de la boda, y Tobías pidió a Rafael que fuera a Ragués, a casa de Gabael por el dinero reclamado, tras ello, Gabael acompañó a Rafael a casa de Ragüel a continuar con las celebraciones nupciales. Pasado el tiempo, cumplidos los días en que debía haber vuelto Tobías a su casa, sus padres lloraban por la suerte que habría podido correr; acabadas las celebraciones de la boda, Tobías pidió permiso para volver a ver sus padres, y con su esposa y Rafael fueron camino de Ninive, allí encontraron a Tobit y Ana. Rafael recordó a Tobías que la hiel era el remedio para las manchas en los ojos de Tobit, el joven aplicó el remedio en su padre que recuperó la vista y oró en acción de gracias. Finalmente, Rafael les revela que es uno de los siete ángeles que están ante el Señor.
Retomando el hilo, al hablar de esta Cofradía del Santo Ángel de la Guarda, nos encontramos ante una Cofradía de carácter gremial, que como se ha señalado anteriormente, fijó su sede en la Parroquial de Santiago Apóstol, aunque no fue su primitivo emplazamiento ya que, como otras cofradías, tuvo su origen en un ámbito conventual para posteriormente trasladarse a Santiago.
Se conserva una Regla de esta cofradía, aprobada ya a finales del siglo XVII, en 1698, momento en que pudo realizarse la imagen que se encuentra en la Parroquia de Santiago. Gracias a esta Regla conocemos algunos datos tanto de su historia como de su organización.
Efectivamente, en origen esta Cofradía fue fundada en el Convento de la Santísima Trinidad Calzada, en el año 1625. Estaba compuesta por maestros toqueros, que tejían prendas menudas en seda, en especial tocas (era uno de los oficios que se incluían en lo relacionado con la seda: Tejedores, torcedores, tintoreros, pasamaneros, cordoneros y toqueros).
En esta misma Regla de 1698 también se recoge que tenían como protectores especiales a la Santísima Virgen en el misterio de su Asunción, al arcángel San Miguel, al Ángel de la Guarda, Santa Ursula y las Once Mil Vírgenes y a las Benditas Ánimas del Purgatorio.
Ya en la Parroquial de Santiago tenían establecido celebrar su fiesta principal el día 1 de marzo, bien es cierto que la Regla recoge que lo podrían celebrar en cualquier parroquia o convento de la ciudad siempre que se permitiera tener expuesto el Santísimo Sacramento en el altar mayor. Esta fiesta era de obligada presencia para todos los cofrades, estableciéndose que aquellos que no asistieran sin causa justa serían sancionados. La fiesta corría a cargo del Alcalde Antiguo, aunque la cofradía podía ayudarle en los gastos. Junto con esta fiesta principal, su Regla recoge otras cuatro que debía celebrar cada año:
- El día de la Asunción de Nuestra Señora.
- Una Misa de Réquiem en la Octava de Difuntos.
- La fiesta de San Miguel Arcángel o en su Octava.
- Y otra Misa solemne (que no dice cuando sería).
En todas ellas, el llamador de la Cofradía avisaría los cofrades en la víspera.
Además, el primer domingo de cada mes se decía una Misa cantada simple con responso cantado por los cofrades vivos, difuntos y bienhechores. Esta Misa sería en el altar del Santo Ángel de la Guarda.
En cuanto a su organización, la Cofradía contaba con los cargos u oficios siguientes: Alcalde Antiguo y Alcalde Moderno, de duración de un año y terminado el cual pasaban a ser Diputados. A estos auxiliaban un Depositario, dos mayordomos de cera, uno antiguo y uno moderno, dos mayordomos para pedir las demandas los sábados, y finalmente un escribano.
Celebraba varios cabildos, su Regla recoge el denominado “Cabildo de apuntamiento” al que asistían sólo los oficiales para que al día siguiente la cofradía junta haga su nombramiento y este ha de ser el día de San Antonio Abad de cada año. En este cabildo de apuntamiento se elegían a quienes iban a servir los oficios de la cofradía ese año, señalando la pena que había si el cofrade elegido no quería aceptar el cargo. El día de elección de oficios, el alcalde antiguo hacía decir una Misa del Espíritu Santo con toda solemnidad en el altar del Santo Ángel, debiendo asistir todos los cofrades a los que se proporcionaría cera.
Los cargos entraban en la fiesta del Santo Ángel (como se ha visto anteriormente, el 1 de marzo) y se extendían hasta el mismo día del año siguiente. Otro cabildo de oficiales era celebrado el 3 de mayo, tratándose en este caso de un cabildo de cuentas. Y el domingo siguiente se celebra el cabildo general para aprobar dichas cuentas.
La entrada en la cofradía estaba reglamentada, así cuando alguien pretendía entrar en la cofradía se recogía información sobre la fama y costumbres del pretendiente. Una vez admitido debía hacer entrega de una limosna 110 reales para cera y ayuda en las festividades de la cofradía.
Para recibir como cofrades a los hijos de miembros de la propia cofradía, establecen que los primogénitos paguen la mitad de la entrada si estaban casados y tenían casa, en caso de estar solteros pagaban la entrada entera. Si se recibiese a otros hermanos del primogénito pagarán también la entrada entera. Y si quienes pretendiesen entrar fueran hijos de cofrades pero que sean sacerdotes, ya que no pueden servir los oficios de la cofradía, debían pagar el doble de la entrada ordinaria.
El modo de recibir a los nuevos cofrades, junto con el juramento que realizaban viene también en la Regla. Dicho juramento consistía en acatar lo que decía la Regla, tanto los capítulos de ese momento como los que pudieran ser añadidos posteriormente siempre que contasen con la aprobación del Obispo o de sus Provisores, a cumplir con los oficios y servicios que le fueran asignados, a responder por las faltas que cometiese y a guardar secreto de lo tratado en los cabildos de la Cofradía. Tras el juramento, su nombre era inscrito en el libro y tabla de cofrades.
Junto con el aspecto espiritual y el asociativo, igualmente era importante en una cofradía gremial la labor asistencial para con sus miembros y sus familias. Esta faceta incluía tanto las necesidades en vida como la conciencia de la muerte.
Para socorro a cofrades pobres, se otorgaba poder para que alcaldes u oficiales de la cofradía pudieran socorrer en sus necesidades a los cofrades pobres, una o más veces (según las circunstancias de dicho cofrade) hasta la cantidad de cincuenta reales; si la cantidad pasaba de esa cifra la cofradía debería juntarse para proceder según estimase necesario.
Llegado el caso de la muerte del cofrade, se disponía que hubiera cierto número de hachas para acompañar y alumbrar al Viático desde la parroquial de donde saliera hasta la casa del moribundo. Además, otros dos hachas hasta que saquen el cuerpo de la casa.
Para los entierros, los mayordomos de cera daban hachas para ir a por la cruz y eran encargados de poner otras cuatro hachas al cuerpo en la iglesia, aunque lo enterrase otra cofradía.
El entierro de los cofrades y sus mujeres e hijos/as (que no hubieran mudado estado) estaba en la Regla también, asistiendo con dos hacheros de cera que tiene para estos casos; el depositario de la cofradía haría decir el mismo día una misa de alma en el convento de la Victoria. Además corría también de su cuenta la misa de cuerpo presente y otras veinte misas donde dispusiera el depositario.
Consecuencia de esta situación era el posterior cuidado de las viudas de los cofrades, llegado el momento de su fallecimiento recibirían las mismos sufragios y misas que los cofrades difuntos, manteniéndose incluso si hubiera mudado de estado, siempre que haya sido con persona de oficio honorífico y buena vida y costumbres, de no ser así perderían estos derechos.
En cuanto al patrimonio de esta cofradía, consta que a finales del siglo XVII la cofradía tenía su casa y sala de juntas en la calle Zúñiga y, que la capilla en la Parroquial de Santiago Apóstol aún estaba dedicada a Santa Ursula y las Once Mil Vírgenes (la pintura de este tema aún campea en el remate del retablo). De esta época sería también la imagen titular, que se atribuye a Juan de Ávila (Valladolid, 7 de enero de 1652-27 de octubre de 1702), datándose a finales del siglo XVII, habiendo quien opina que sería cercano a 1698, es decir, cuando se reestructura la Cofradía y se aprueba su nueva Regla. Pero previa a esta imagen debió existir otra, ya que en 1655 se llevó a cabo ante el escribano Juan de Olías una escritura de asiento y capitulación entre la Cofradía del Santo Ángel y D. Francisco Gibaja como patrono de dicha capilla para instalar en ella la imagen titular de la Cofradía.
Por su parte, el retablo es del segundo cuarto del siglo XVIII, la colocación de la imagen del Santo Ángel en este retablo es narrada por Ventura Pérez en su Diario de Valladolid (pág. 209):
Colocación del Angel de la Guarda
Año de 1743, dia 14 de Abril, se coloco al Santo Angel de la Guarda en su retablo nuevo y dorado en la parroquia de Santiago: hubo procesion con asistencia de todas las cofradias de la parroquia y muchos niños vestidos de ángel, con muchas joyas, y al otro dia hubo fiesta de iglesia con sermon y S.M. patente.
Retablo del Santo Ángel de la Guarda (segundo cuarto siglo XVIII). Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol. Valladolid. |
En el informe de las Cofradías de 1781 dice que se erigió en 1698 siendo aprobada ese mismo año por el obispo y que estaba compuesta por maestros toqueros, no obstante lo que ocurre en 1698 es la aprobación de una nueva Regla, en la que se menciona que fue fundada en 1625 en el convento de la Trinidad Calzada, como ya ha quedado visto. Otro dato que recoge el informe de finales del siglo XVIII es que por la decadencia del gremio inicial, la cofradía admitió a personas de varios oficios.
El carácter gremial de la cofradía la llevaría a su desaparición en 1785.
En las primeras décadas del siglo XX, el retablo fue dedicado a San Antonio de Padua, trasladándose la imagen del Ángel de la Guarda a la capilla de San Jerónimo, hasta el año 2013. Durante todo ese tiempo, a San Antonio de Padua le acompañaban en el retablo las imágenes de Nuestra Señora de la Salve y la Inmaculada. En una acertada iniciativa llevada a cabo en la parroquia, algunas de las imágenes han recuperado su ubicación original.