Iglesia Parroquial de San Esteban Protomártir, según dibujo de Bentura Seco. |
La solemnidad del Corpus Christi era, sin lugar a dudas, el gran hito de la vida religiosa y también social, de Valladolid. Ese jueves marcaba el inicio de una serie de celebraciones que se irradiaban también hacia las distintas parroquias y conventos de la ciudad que celebraban sus propias funciones y procesiones de Octava, a veces tomando como referencia la propia fecha del Corpus y -en otros casos- a los titulares de los templos o bien la fiesta de algún santo/a con especial veneración en los mismos. Estas funciones y procesiones se caracterizaban habitualmente por la celebración de Misas solemnes, sermones panegíricos, Jubileo de las Cuarenta Horas, Visita de altares y procesiones por las calles de la collación parroquial en cuyos cortejos figuraban todas las Cofradías y Hermandades establecidas en la parroquia o templo en cuestión, con sus respectivas imágenes titulares, al igual que los titulares de los templos todas ellas precediendo al Santísimo Sacramento portado bajo palio. Parece ser que esta característica de ser procesión sacramental es lo que las confería la categoría de Procesión de Octava, aunque su celebración fuera más allá de los ocho días siguientes al Corpus.
Aunque en este blog ya se han tratado sobre diversas Octavas en Parroquias y otros templos, lo cierto es que de San Esteban El Real, El Salvador y San Martín son las parroquias de las que menos noticias he localizado sobre la celebración de sus fiestas de Octava; más aún, de San Martín ni siquiera la fecha en que se podría celebrar (si es que se celebraba), ya que la fiesta del titular es el 11 de noviembre y podemos ver que otras parroquias que tenían su titular en estos últimos meses del año, lo acababan celebrando en el periodo estival con otras fiestas relacionados ya sea con el santo titular (ejemplo: San Esteban es el 26 de diciembre, pero se toma su celebración el 3 de agoto, fecha de la invención de su cuerpo) o bien con otro de singular relevancia que reciba culto en el templo en cuestión (San Nicolás de Bari es el 6 de diciembre y la fiesta de la Parroquia era el 5 de julio, coincidiendo con San Miguel de los Santos).
SAN ESTEBAN PROTOMÁRTIR.
“En Jerusalén, el triunfo de san Esteban Protomártir, que no mucho después de la Ascensión del Señor fue apedreado por los Judíos” (Martirologio Romano, 1956, 26 de diciembre).
“Fiesta de san Esteban, protomártir, varón lleno de fe y de Espíritu Santo, que fue el primero de los siete diáconos que los apóstoles eligieron como cooperadores de su ministerio, y también fue el primero de los discípulos del Señor que en Jerusalén derramó su sangre, dando testimonio de Cristo Jesús al afirmar que lo veía sentado en la gloria a la derecha del Padre, siendo lapidado mientras oraba por los perseguidores (s. I)” (Martirologio Romano).
La presencia de San Esteban en el Nuevo Testamento se recoge en los capítulos 6, 7 y 8 de los Hechos de los Apóstoles. En el primer de ellos, el capítulo 6, lo presenta como el primero de los siete diáconos.
“En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, porque en el servicio diario no se atendía a sus viudas. Los Doce, convocando a la asamblea de los discípulos, dijeron: «No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos del servicio de las mesas. Por tanto, hermanos, escoged a siete de vosotros, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea: nosotros nos dedicaremos a la oración y al servicio de la palabra». La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo; a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando. La palabra de Dios iba creciendo y en Jerusalén se multiplicaba el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe. Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. Entonces indujeron a unos que asegurasen: «Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios». Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y, viniendo de improviso, lo agarraron y lo condujeron al Sanedrín, presentando testigos falsos que decían: «Este individuo no para de hablar contra el Lugar Santo y la Ley, pues le hemos oído decir que ese Jesús el Nazareno destruirá este lugar y cambiará las tradiciones que nos dio Moisés». Todos los que estaban sentados en el Sanedrín fijaron su mirada en él y su rostro les pareció el de un ángel”.
El segundo de los capítulos, el 7, es especialmente interesante pues muestra el proceso contra San Esteban, recogiendo su discurso ante el Sanedrín, así como su martirio por lapidación, figurando entre los testigos de este hecho el joven Saulo de Tarso (tras su conversión, San Pablo).
“[…] Oyendo sus palabras se recomían en sus corazones y rechinaban los dientes de rabia. Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijando la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo: «Veo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios». Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos dejaron sus capas a los pies de un joven llamado Saulo y se pusieron a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu». Luego, cayendo de rodillas y clamando con voz potente, dijo: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado». Y, con estas palabras, murió”.
Finalmente, en el capítulo 8,2, unas pocas palabras hablan del entierro del cuerpo de San Esteban: “Unos hombres piadosos enterraron a Esteban e hicieron gran duelo por él”.
Todo lo anterior hace referencia a la vida y martirio del Santo, pero para el motivo de esta entrada es necesario fijarnos en otra fiesta establecida en su honor, la “Invención del Cuerpo de San Esteban Protomártir”, celebrada el 3 de agosto. La tradición cuenta que en el siglo V, un presbiterio llamado Luciano tuvo una aparición que se identificó como: “Yo soy Gamaliel, y el apóstol Pablo se sentaba a mis pies para aprender la ley. A mi lado está enterrado San Esteban, el mismo que fue apedreado por los judíos y fue arrojado fuera de la ciudad para ser comido por los pájaros y las bestias, pero yo lo sepulté en un sepulcro de mi propiedad”. Pedía a Luciano que fuera a ver a Juan, obispo de Jerusalén, para que una vez encontrados los cuerpos de los santos (Esteban, Nicodemo, Abibas y Gamaliel) fuesen enterrados en lugar de honor, dando como recompensa a dicho acto acabar con la sequía y miseria que asolaba a la ciudad. Las dudas de Luciano demoraron que se cumpliera el deseo de los santos, y recibió otras dos apariciones de Gamaliel; en la que era la segunda aparición de este ciclo de tres visiones, Gamaliel le dio pistas para identificar las vasijas (tres vasijas de oro y una de plata; de las de oro, una con rosas rojas, las otras dos con rosas blancas, y la de plata con azafrán) donde se encontraban los cuerpos: “Estas vasijas y flores señalan nuestros huesos. La de rosas rojas es San Esteban, el único de nosotros que fue coronado con el martirio. Las dos con rosas blancas somos Nicodemo y yo, porque aunque creímos, no confesamos fe de forma coherente y firme, y con corazón puro al Señor. La plata con el azafrán, es Abibas mi hijo, porque él tuvo castidad, la pureza virginal en este mundo”. Aún así, Luciano dejó pasar unos días, y el 3 de agosto de 415 (417, según algunos), se apareció nuevamente Gamaliel, ya enojado. Entonces Luciano, tomando por verdadera la revelación, avisó al Patriarca Juan de Jerusalén, excavaron donde había señalado Gamaliel. La tierra se abrió y salió de ella una fuerte y dulce fragancia, que solo con ser aspirada sanó a setenta enfermos que se hallaban entre la multitud. Los cuerpos fueron sacados y trasladados a Jerusalén entre cánticos y oraciones. Con solo llegar, como había dicho Gamaliel, una copiosa lluvia llegó a los campos.
LA PARROQUIA DE SAN ESTEBAN PROTOMÁRTIR (luego SAN ESTEBAN EL REAL).
Tras conocer un poco la historia de San Esteban y las fiestas celebradas en su memoria, es el momento de hablar brevemente –pues en otra ocasión se tratará más detenidamente- de la Parroquia de San Esteban en Valladolid. Se consideraba de las más antiguas, teniendo su origen en una ermita (con hospital y cofradía) fundada por don Pedro Miago dedicada a Santo Tomás Becket (1118-1170) - también llamado Tomás de Canterbury, Tomás Cantuariense, Tomás de Cantorbery- hasta que hacia el año 1300 y debido al crecimiento de la entonces villa, aquella ermita fue elevada al rango de Parroquia que en 1461 –a instancias de Pedro Alfonso Riaño, Tesorero de Enrique IV- mudó su antiguo nombre de Santo Tomás al de San Esteban Protomártir. La sede parroquial se encontraba en el extremo de la calle Pedro Barrueco y allí es posible encontrarla en el plano de la ciudad levantado por Bentura Seco (1738), aunque unos años más tarde (noviembre de 1775), tras la expulsión de los jesuitas, fue trasladada a la antigua iglesia del Colegio de San Ambrosio (donde el Beato Bernardo Francisco de Hoyos, S.J. tuvo la visión del Sagrado Corazón de Jesús y la revelación de la Gran Promesa), gozando de la tutela real por lo que fue denominada Parroquia de San Esteban El Real hasta su definitiva extinción. A este “nuevo” emplazamiento se trasladaron algunas obras, las cuales quedaron destruidas en el incendio acaecido el 27 de octubre de 1869, que redujo a cenizas prácticamente todo el patrimonio mueble que hasta entonces conservaba la Parroquia. Al año siguiente, gracias a diversos donativos y depósitos, la iglesia -una vez restaurada en su parte esencial- volvió a abrir al culto, y paulatinamente se fue completando con más altares.
El 29 de febrero de 1940 se cierra la Iglesia de San Esteban para las obras que lo convertirán en Santuario de la Gran Promesa, mientras los cultos tuvieron lugar en la Capilla de los Escoceses. Finalmente, la Parroquia de San Esteban quedó suprimida por Decreto del Arzobispado de Valladolid, fechado el 13 de junio de 1941.
Maqueta realizada a partir del plano de Bentura Seco. En círculo amarillo la antigua Iglesia Parroquial de San Esteban Protomártir. |
LA FIESTA TITULAR DE LA PARROQUIA DE SAN ESTEBAN EL REAL.
Como ya se ha indicado, la Parroquia de San Esteban celebraba su fiesta el 3 de agosto “la invención del cuerpo de San Esteban protomártir” con Misas todo el día, Jubileo de las Cuarenta Horas y visita de altares por la tarde, así lo encontramos en el año 1939, la penúltima vez que se celebró antes de la extinción de la Parroquia.
En estos últimos años de su existencia, en esta Iglesia estaban establecidas las siguientes asociaciones (Cofradías, Hermandades y Archicofradías):
- Cofradía Sacramental.
- Archicofradía de las Cuarenta Horas.
- Archicofradía del Inmaculado Corazón de María (se menciona también la práctica de la Visita Domiciliaria con esta advocación).
- Archicofradía de la Semana Devota de Nuestra Señora del Carmen.
- Cofradía de Nuestra Señor del Henar.
- Devoción de Nuestra Señora de los Dolores.
- Devoción del Sagrado Corazón de Jesús.
- Hermandad de Nuestra Señora de la Compasión.
- Visita Domiciliaria de la Sagrada Familia.
Si se sigue la tónica habitual en las celebraciones de Octavas, estas asociaciones con sus insignias tendrían un papel destacado en la celebración y en caso de haberse celebrado procesión por el exterior del templo, sería segura su asistencia a la misma. Otro tanto podría decirse de tiempos anteriores, con la existencia de la Cofradía de Santa Águeda, la propia Cofradía de Don Pedro Miago (que se fusionó con otras a lo largo de su historia; así en 1461 se unió a las de San Pedro y Pablo y también la de San Esteban) y la Cofradía de Nuestra Señora de la Candelaria.
La Parroquia, tras el incendio de 1869, contaba con dos imágenes del Santo titular, una que presidía el retablo mayor, escultura de talla completa que aún se conserva en el Centro de Espiritualidad, y otra imagen –de vestir- que era la que participaba en las procesiones como en el Corpus Christi (¿y en la Octava?). Esta última imagen vestidera parece ser la que se ha modificado y “reutilizado” para representar al Beato Bernardo Francisco de Hoyos en la réplica de sus aposentos inaugurada el 26 de junio de 2019 en el Centro de Espiritualidad de Valladolid.
Como reflexión final, si bien es cierto que esta Parroquia en la actualidad no existe, no es menos cierto que en razón de la historia y antigüedad de su presencia en Valladolid se podría considerar la reubicación de la imagen titular de San Esteban en alguna de las capillas de la actual Basílica del Santuario Nacional de La Gran Promesa.