Los acontecimientos históricos registrados en España en la década de los años 30 del siglo XX supusieron, además de la pérdida de muchas vidas, la destrucción y dispersión de gran cantidad de patrimonio histórico-artístico, especialmente religioso, objeto de incendios y profanaciones varias. Otras obras, algunas imágenes de gran devoción, fueron ocultadas de tal modo que al final se perdió el rastro de ellas, aunque pueda existir la esperanza de su hallazgo (por ejemplo, la imagen original de Nuestra Señora de la Cabeza, en Andújar, Jaén). Finalmente, hubo imágenes que salieron del territorio español, llevadas a otros países (ejemplo, Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medinaceli de Madrid que fue trasladado a Ginebra, junto con obras valiosas del Museo del Prado; o al Virgen de Covadonga, la Santina, que tras ser sacada de su Real Sitio fue a Gijón y posteriormente a la Embajada Española en París; etc.). Algunas de estas imágenes, cuando regresaron a España y más concretamente a sus lugares de origen, fueron objeto de grandiosos recibimientos.
Pero centramos la atención en el caso de la imagen de Nuestra Señora de Covadonga, la popular Santina. Para ello se ofrece un pequeño resumen de la historia de la Venerada Imagen. La tradición sostiene que en la Cueva o Gruta de Covadonga (derivación del latín Cova Dominicana, Cueva de la Señora) se refugiaron e hicieron fuerte un grupo de astures capitaneados por Don Pelayo, siendo escenario el 28 de mayo de 722 de la famosa batalla que marcó el inicio de la expulsión de los musulmanes de la Península. Allí pudo rendirse culto a una primitiva imagen de la Virgen de la que no hay casi noticias. Muchos años después, en el siglo XII se tallan dos imágenes idénticas que reciben el nombre de Virgen de Covadonga, ambas vinculadas a establecimientos de la Orden de benedictinos: una de ellas para el Monasterio de San Juan de la Hoz en Cillaperlata (Burgos), imagen que actualmente se conserva en la Iglesia Parroquial de dicha localidad; y la otra para el Monasterio de Covadonga en Asturias. Está ultima, la de Asturias, desaparecería en un incendio acaecido en la Santa Cueva el 17 de octubre de 1777, y al año siguiente-1778- el Cabildo de la Catedral de Oviedo dona la actual imagen, una talla de la Virgen con el Niño datada en el siglo XVI, que es la que ha llegado a nuestros días y ha calado más hondamente en el imaginario colectivo como iconografía típica de la Virgen de Covadonga (si bien es cierto que la de Cillaperlata, sería la más a la original). Esta imagen del siglo XVI se encontraba en la Cueva cuando se produjo la Guerra Civil (1936-1939). Es el 6 de agosto de 1936 cuando la guerra llega a Covadonga produciéndose actos de destrucción de patrimonio sacro. A finales del mes de septiembre o principios de octubre de 1936 desaparece la imagen de la Virgen, escondiéndose durante un tiempo en un armario en el Hotel Pelayo en el mismo Sitio de Covadonga. Unos meses más tarde, en diciembre de 1936 o ya en 1937, la imagen será trasladada a Gijón quedando custodiada junto otros bienes en el Ateneo Obrero, donde serán objeto de sendas exposiciones populares de arte en abril y mayo de 1937, organizadas por el departamento de Propaganda, con la posterior idea de crear un Museo Popular de Arte. El avance de la guerra hace que en septiembre de 1937, desde el puerto de Gijón parta un barco inglés, El Musel, con el cargamento de objetos artísticos de Asturias, Santander y parte de León. La intención era trasladarlo al territorio republicano, a Valencia, a través de Burdeos. Pero la Santina y otros objetos nunca llegarán a ese destino, sino que acabarán en la Embajada española de París. En estos años 1938-1939 ante la posibilidad de la desaparición de la imagen, aparece nuevamente en escena la venerada en Cillaperlata, pues se plantea la posibilidad de trasladar dicha imagen de la Cueva y así enlazar con la antigua desparecida. No obstante, todo cambia cuando en la citada Embajada, en un pequeño hueco al lado de un ascensor, será hallada a finales de marzo de 1939, una caja sin abrir con el letrero «Virgen de Covadonga» y un su interior, la venerada imagen de Nuestra Señora.
La colonia española en París empezó a visitar a la Santina y la presencia de multitud de devotos motivó que la imagen fuese trasladada el día 8 de abril de 1939 a la iglesia de la Misión Española en París. Al tiempo que sucede todo esto, se trabaja para realizar el retorno de la imagen a España. La Santina salió de París el 10 de junio de 1939, siendo despedida en Versalles, al anochecer llegó a Hendaya y al día siguiente, 11 de junio de 1939 entraba en España, siendo recibida en Irún. Por la tarde, y tras una Solemne Misa Pontifical oficiada por el Obispo de Oviedo en la iglesia de Santa María del Juncal, la imagen, en un automóvil, transformado en capilla inicia su recorrido desde Irún a Asturias pasando por diversas localidades y haciendo escalas o paradas en Loyola, Mondragón, Vitoria, Burgos, Valladolid y León.
El 12 de junio pasó por Valladolid (Diario Regional, 13/06/1939, pág. 3). Entró por el fielato de Santa Clara. Llegó la imagen acompañada por el Obispo de Oviedo, poco después de las nueve y cuarto de la mañana. Venia en un “auto” perteneciente al Cuerpo del Ejército de Galicia donde iba entronizada en un altar. La bajaron del auto y estuvo portada a hombros, sobre una plataforma improvisada para verla mejor. Hubo palabras de bienvenida y canto de la Salve y luego partió de nuevo hacia León donde pernoctaría. “La Virgen lucía un precioso manto azul celeste con adornos de oro y una rica corona, regalos ambos de la Colonia Española en París”.
La Virgen de Covadonga llegó a Asturias el 13 de junio de 1939 entrando a hombros y escoltada por la Guardia Civil por el puerto de Pajares. Recorrió diversos municipios hasta llegar el día 17 de junio a Oviedo, donde permaneció nueve días en la catedral hasta que fue trasladada a Gijón el día 27 de junio. Finalmente, el 6 de julio de 1939 entraba nuevamente en el Sitio de Covadonga y era entronizada en la Cueva. En estas últimas jornadas, la imagen era portada en andas, bajo palio (incluido en las propias andas).
Sobre el exilio de la imagen (Enlace1; Enlace 2; Enlace 3 y Enlace 4).
Sobre las distintas imágenes de la Virgen de Covadonga (Enlace).
Santuario de Nuestra Señora de Covadonga (Enlace)