jueves, 11 de noviembre de 2021

UNA APROXIMACIÓN A SAN MARTÍN DE TOURS. SOBRE SU GRUPO PROCESIONAL Y LOS RETABLOS EN SU PARROQUIA.


"San Martín y el Pobre" (Gregorio Fernández, 1606).
Grupo procesional procedente de la Iglesia Parroquial de San Martín, Valladolid.
Actualmente en el Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid.


11 de noviembre
Memoria de san Martín, obispo, en el día de su sepultura. Nacido en Panonia de padres gentiles, siendo soldado en las Galias y aún catecúmeno, cubrió con su manto a Cristo en la persona de un pobre, y luego, recibido el bautismo, dejó las armas e hizo vida monástica en un cenobio fundado por él mismo en Ligugé, bajo la dirección de san Hilario de Poitiers. Después, ordenado sacerdote y elegido obispo de Tours, teniendo ante sus ojos el ejemplo del buen pastor, fundó en distintos pueblos otros monasterios y parroquias, adoctrinó y reconcilió al clero y evangelizó a los campesinos, hasta que fue al encuentro del Señor en Candes (397).

En el Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid se conserva en grupo procesional de “San Martín y el pobre” (Gregorio Fernández, 1606), procedente de la Iglesia Parroquial de dicho Santo en Valladolid. Se trata de la primera obra documentada del escultor en esta ciudad. Su contrato se firmó el 11 de junio de 1606 con Agustín Costilla, pastelero afincado en Palencia, como testamentario de un hermano suyo (Francisco Costilla) que murió en Indias. Por su parte, la policromía, como el dorado de las andas (realizadas por Juan de Muniategui), según opinión de García Chico, correspondería al pintor Estancio Gutiérrez, que por entonces había trabajado en otras obras en dicha parroquia. Seguramente se inspiraría en algún grabado o estampa común a escultores coetáneos, pues con diferencia de pocos años, repite una composición similar a la realizada por Francisco del Rincón en 1597 en el retablo mayor de la Iglesia del Hospital de Simón Ruíz en Medina del Campo (Valladolid). Pedro de Bahamonde lo restauró en 1731 y fue repintado por Antonio Barreda en el mismo año.

En la visita realizada al templo parroquial el 11/11/1622 se dice “Fuera de la capilla mayor al lado de la epistola en el primer nicho de capilla ay otro altar en q esta la imagen de sn. martin de bulto puesto a caballo dando la media capa al pobre con sus andas q sirve para las procesiones de layglesia y el día del Corpus Christi. Este altar no esta compuesto ni se dice misa en el”. Es decir, estaba en el lugar de hoy ocupa el retablo den Santo Ángel de la Guarda, pero que desde el segundo cuarto del siglo XVII hasta el colapso de la bóveda (15 de marzo de 1965) había estado ocupado por un gran retablo dedicado a la Asunción (hoy en paradero desconocido); hasta ese año, 1965, el grupo procesional parece encontrarse en un retablo-hornacina en la sacristía. El mismo año del colapso de la bóveda, se cierra la parroquia para su restauración y de dispersa parte de su patrimonio, llegando el grupo el Museo Diocesano y Catedralicio, inaugurado el 2 de julio de 1965, donde se conserva en la actualidad.

"San Martín y el Pobre" (Gregorio Fernández, 1606).
Fotomontaje en andas procesionales con peana de piedras y gallones.

Como se señala, el grupo participaba en las procesiones de la iglesia y en la del Corpus Christi, es decir, las propias de la Parroquia y aquellas que tenían carácter general a las que concurrían parroquia con sus santos. En cuanto a las procesiones propias de la Parroquia, desconozco si podía ser en la misma fecha del santo titular (11 de noviembre) o en otra fecha. Lo cierto es que, por el momento, no he encontrado noticias sobre Fiesta y Procesión de Octava en San Martín aunque sí referencia a otras procesiones como las de Nuestra Señora de la Peña de Francia. En cualquier caso, imaginando su salida en procesión, se ha recurrido a una peana de piedras y gallones, frecuente en la primera mitad del siglo XVII, inspirada en las que se puede ver en Santa Isabel (de dicho Convento) o la Inmaculada Concepción (Convento de Santa Teresa), al igual que la Sagrada Familia de Andrés Solanes en Medina de Rioseco. Elemento que pudo inspirar andas procesionales en aquel momento y que podría tenerse en cuenta, como otros que se pueden ver en retablos de la ciudad, como modelos para nuevos proyectos de andas.



Vista del retablo mayor y espacio que ocuparon los colaterales (de forma extraordinaria con los Sagrados Titulares de las Cofradías allí establecidas, en altares efímeros).


Esta fotografía (tomada en la veneración extraordinaria del mes de octubre de 2021 con motivo del VIII JOHC) puede servirnos para reflexionar sobre la supresión de retablos o la posible reintegración de los mismos en lugares donde en otros tiempos no tan lejanos los hubo. Junto a la fotografía tomamos como referencia la descripción de la Iglesia Parroquia del San Martín a principios del siglo XX. En el retablo mayor, la esculturas de San Agustín y Santa Teresa de Jesús, San Pedro y San Pablo; en el trono central “la milagrosa y antigua imagen de Nuestra Señora de la Peña de Francia” y en el remate, el altorrelieve de San Martín y el pobre. Entre el tabernáculo y el trono de la Virgen se halla la estatua de San Benito Abad, segundo titular de la parroquia.

Por colaterales tiene dos lindos retablitos dorados, iguales, con columnas corintias estriadas, compuestos de dos cuerpos: en el del lado del evangelio ocupa el primero una imagen de Nuestra Señora del Carmen, escultura moderna, que ha sustituido á la antigua de Santa Úrsula que había antes y que ahora se ha colocado sobre una repisa en la pilastra de frente al pulpito; el segundo cuerpo tiene un bajo relieve representando á San Pedro Apóstol sentado y revestido de pontifical: termina el retablo con un escudo de armas. El colateral del lado de la epístola contiene la Virgen de las Candelas y un bajo relieve con San Isidro Labrador y de remate un escudo con la cifra de María. En el crucero hay dos altares: el de la izquierda según se mira está formado por la Virgen de la Soledad y las efigies de San Pedro Regalado y San Blas, obispo, delante de un cuadro de grandes dimensiones, que representa á San Anselmo y en el cual es notable la buena prespectiva de la librería y de la mesa que sirven de accesorios: sobre este cuadro hay otro más pequeño con la imagen de San Benito. Él del lado derecho le forma un retablo dorado de orden corintio con columnas estriadas: consta de dos cuerpos ocupados respectivamente por el Santísimo Cristo de la Gracia, de muy mala escultura, y la efigie de San Ramón Nonnato: remata con una tarjeta donde se lee la siguiente inscripción: «Dió este altar un devoto á la fábrica año 1774». A los lados de este altar hay dos estatuas de San José y San Antonio de Pádua de regular escultura”.

Con motivo del colapso de la bóveda, no sólo se modificó la estructura del edificio, también se vio alterada la decoración interior, no sólo en las yeserías de la parte hundida (actualmente lisas), también con la desaparición de diversos retablos e imágenes, algunos –es cierto—dañados con el desplome de la bóveda. Tras la restauración, hay fotografías en las que se puede ver que como colateral del evangelio se colocó un fragmento de retablo para contener allí el Sagrario.

No obstante, a partir de esta fotografía podríamos imaginar cómo podría ser volver a colocar en ese lugar (donde levantan esos altares efímeros) otros retablos, a ser posible los retirados en su momento que parece que no se dañaron u otros acordes al estilo del retablo mayor, recuperando –también en lo posible- antiguas devociones que existieron en San Martín como vemos en la descripción adjunta.

Para ser conscientes de lo perdido, junto a la descripción del retablo mayor y retablos que había en el crucero, se reseña otros retablos que por entonces (paso del siglo XIX al XX) había en este templo:

En el cuerpo de la iglesia, al lado del evangelio presenta tres capillas: la primera dedicada á San Ildefonso, es fundación de Don Alonso Fresno de Galdo […]. Tiene tres retablos, el principal corintio con cuatro columnas pareadas, estriadas; es de dos cuerpos ocupando el primero un Crucifijo de talla y el segundo un lienzo que representa al Santo titular en el acto de recibir la casulla de manos de la Santísima Virgen: en el zócalo hay unas pinturas muy regulares que son San Juan Bautista en el desierto, la Magdalena y San Francisco de Asis. En su lado derecho un retablito corintio, también de dos cuerpos, con los lienzos de la Anunciación de Nuestra Señora y el Padre Eterno, en busto, bastante buenos; el retablo tiene por remates dos escuditos de armas. Frente á este se halla otro retablo también corintio de un solo cuerpo, cuyo trono ocupa una excelente escultura en madera, preciosísima, que representa á la Virgen dolorosa con Jesús muerto en el regazo: […] Estos dos altares y la efigie, proceden del derribado convento de San Francisco de esta Ciudad y se trajeron á dicha capilla por pertenecer al mismo patronato.

La segunda capilla, consagrada á San Juan de Sahagún […] Tiene un solo y lindo retablo corintio con las estatuas del titular, de Santo Toribio de Liébana y Santo Toribio Mogrovejo pintadas de blanco y en el segundo cuerpo un bajo relieve también en blanco, que representa á San Bartolomé Apóstol. Es muy hermosa; está dotada de sacristía propia y sobresale en ella una linda bóveda con varios adornos vaciados en yeso y las estatuas de cuerpo entero de los Apóstoles San Pedro, San Pablo, Santiago, San Andrés, San Juan, San Matías, San Simón y Santo Tomás, y en el centro la Purísima Concepción. La cierra por completo una gran verja de hierro en la cual aparecen las armas de los ilustres fundadores […].

La tercera y última capilla es la destinada á bautisterio; tiene un retablo dorado con el bautismo de Jesús por San Juan, titular de ella, de regular escultura. Fué fundada por Don Salvador Felipe de Lemos, cuyo escudo de armas se vé en la verja de hierro que la cierra […].

En el lado de la Epístola ofrece un gran retablo de poco mérito con la Asunción de la Virgen rodeada de angelitos de cuerpo entero, y los cuatro Evangelistas de talla muy mediana.

En la iglesia de San Martin están enterrados, además, el M. I. Sr. Don Diego Sarmiento de Acuña, primer Conde de Gondomar, cuyo sepulcro yace en un nicho abierto en el muro del crucero al lado del altar de la Virgen del Carmen y cerrado por una vidriera de cristales que permite ver la hermosa arca de nogal que guarda los restos del Conde y los de un niño pequeñito hijo suyo.

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