lunes, 30 de mayo de 2022

DETERIORO DE LOS RETABLOS DE DIEGO VALENTÍN DÍAZ. IGLESIA PARROQUIAL DE DULCE NOMBRE DE MARÍA, VALLADOLID.

En las décadas de los 60 y 70 del pasado siglo XX, al tiempo que Valladolid iba creciendo en sus barrios periféricos, la piqueta destruyó numerosos edificios históricos del centro de la ciudad sustituidos, en la mayoría de los casos, por nuevas construcciones de escaso gusto estético. El patrimonio mueble que albergaban corrió distinta suerte y algunos de estos bienes terminaron encontrando un sitio en las nuevas parroquias a las que se hacía referencia. Sería interesante investigar sobre todos estos movimientos. Esto es lo que ocurrió con la Iglesia Parroquial del Dulce Nombre de María, inaugurada en 1965 en el barrio de Las Delicias. A este templo llevaron tres retablos de la antigua iglesia del mismo nombre (la primera iglesia en el mundo dedicada al Dulce Nombre, según palabras del propio pintor) del Colegio de Niñas Huérfanas. No es momento de hacer una historia detallada de ambos templos, pero sí de llamar la atención sobre el lamentable estado de conservación de los citados retablos, realizados por el pintor vallisoletano Diego Valentín Díaz (Valladolid, 2 de marzo de 1586 – 1 de diciembre de 1660), patrono de dicho templo, pintados entre 1651 y 1653.


RETABLO MAYOR.- Retablo de compleja significación y que se conoce bien el tema gracias a la descripción que el mismo pintor hizo, pero su estado actual es tal, que no permite identificar casi nada. La obra tiene en si la particularidad que es un retablo fingido, una enorme superficie bidimensional donde se simulan las calles y cuerpos del retablo, predela, cuerpo principal y remate, columnas y otros elementos y donde se distribuyen las imágenes. En el cuerpo principal figura la escena de la Virgen Niña, con la presencia de sus padres, San Joaquín y Santa Ana, en el templo de Jerusalén, bordando. Corona la escena la representación de la Santísima Trinidad. La escena principal está flanqueada por las figuras de San Basilio y San Juan Bautista, en el lado del evangelio y Santiago y Santo Domingo en el lado de la epístola, colocadas junto a columnas en cuyos fustes figuran las inscripciones “Non plus ultra” y “Amen Maria Stiss”. En el ático, bajo un fingido pabellón, la Virgen con Jesús y San Juan niño, a los lados, las virtudes de Fe y Esperanza; en el espacio que coincide con el pedestal, además de las representaciones de San Pedro y San Pablo y otras cabezas femeninas, aparecen pequeñas cartelas con los nombres de los cuatro continentes y en el ángulo inferior izquierdo, un escudo con una banda de azur sobre campo de gules, el mismo que figura en la portada del edificio.










Los otros dos retablos, como colaterales, están dedicados a San Luis de Francia y a San Nicolás de Bari, también en un estado de conservación bastante deficiente, incluso en uno de ellos ya se ha cambiado el soporte del conjunto.

RETABLO DE SAN NICOLÁS DE BARI.- Predela, pintura central, San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza. Las de los lados casi no se distinguen, pero parece intuirse la presencia de santos tanto franciscanos como dominicos (por ejemplo, Santo Tomás de Aquino).




Cuerpo principal: En el centro, “San Nicolás de Bari” Obispo de Mira, con la leyenda “VERA EFIGIES S. NICOLAVS BARENSIS”, en parte superior Cristo con los Evangelios y la Virgen María con el palio de obispo; a los lados del santo, dos reyes identificados por la leyenda que tienen sobre ellos “OROSIVS REX DALMATIAE” y “HELENA EIVS VXOR”. Las pinturas laterales parecen representar santos franciscanos, por un lado un probable San Francisco de Asís con una temprana representación Pedro Regalado (que con el tiempo sería canonizado y Patrono de Valladolid).





Remate: El estado de conservación hace muy difícil identificar las pinturas, si bien es cierto que en la pintura central se pueden distinguir algunos animales, como un perro y otro animal algo más grande. Al lado derecho, parece "San Lorenzo" con la parrilla como instrumento de martirio. El de la izquierda es del todo no identificable.





RETABLO DE SAN LUIS, REY DE FRANCIA.- Predela con “San Francisco de Asís”, pintura de medio cuerpo, porta en su mano izquierda un crucifijo al que contempla en oración y con la derecha se descubre la llaga del costado. En el centro, “San Alejo” (escena muy deteriorada). Y, en el otro extremo, “Santa Isabel de Hungría” como en el caso de San Francisco, pintura de medio cuerpo.
Cuerpo principal, “San José con el Niño Jesús”, Cristo aparece en actitud de bendecir mientras porta en una cesta algunas herramientas de carpintero que también serán atributos de la Pasión; “San Luis, rey de Francia y el Sultán, en presencia del Santísimo Sacramento en el convento de dominicos de Túnez”¿? con el escudo de D. Luis Meléndez de Nobles, el rey viste sayal y cíngulo franciscano junto con otros elementos regios (manto, corona, cetro), y “Santa Ana con la Virgen Niña” con azucenas -símbolo de pureza- y una cesta con útiles para bordar.
En el remate, la pintura central representa la Comunión de la Virgen de María y otras dos pinturas parecen representar santos/as de la Orden de Predicadores (dominicos) una de ellas podría ser Santa Catalina de Siena, con corona de espinas y en sus manos un crucifijo, mientras que la otra escena representa una aparición.





En este caso concreto, dadas las características tanto del material como de la técnica empleada, tal vez habría que estudiar también las características del edificio y adoptar medidas y reformas que permitieran la conservación de las obras en condiciones óptimas, controlando la luz, especialmente la iluminación natural y su incidencia sobre las pinturas, las radiaciones, y los cambios de temperatura.

Tal vez exista la creencia errónea que en estas parroquias de barrios el patrimonio artístico que puedan poseer carezca de importancia, vemos que en este caso, como en muchos otros, no es así, por lo que hay que reivindicar también la labor de investigación de estos nuevos espacios y de los movimientos de obras en ellos. Las instituciones, ya sean civiles (públicas) como religiosas deberían velar por la salvaguarda de este patrimonio, no sólo histórico-artístico, también religioso y como tal destinado al culto con la significación que ello conlleva. A veces, estas parroquias de barrios, difícilmente pueden hacer frente por si solas a la restauración de este patrimonio y será la ayuda de administraciones, instituciones o el mecenazgo lo que pueda permitir afrontar estos trabajos.

Pero estas parroquias también deberían, por su parte, hacerse más presentes en la sociedad y trabajar en la difusión de las obras que tienen en su interior y facilitar el acceso a ellas, buscando el equilibrio entre el uso principal del edificio y los bienes (el culto), el uso turístico acompañado de estudios de investigación sobre su patrimonio y su difusión, y la conservación y seguridad de las obras.

No se puede terminar sin hacer nuevamente mención a la singularidad de este conjunto, principalmente del retablo mayor, de los escasos ejemplos en la ciudad y obra de uno de los más destacados pintores barrocos de Valladolid. Esa idea de singularidad la podríamos aplicar a otros bienes artísticos que esperan desde hace años su restauración, como es el caso del Carro Triunfal (Pedro León Sedano, 1793) para el Corpus Christi, único ejemplar de estas características existente en Valladolid y que ha tenido que ser retirado del uso procesional para el que fue creado.


Explicación del retablo mayor enlace.

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