jueves, 21 de enero de 2016

HERMANDAD DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES Y DEL ROSARIO, UNA COFRADÍA SERVITA EN VALLADOLID.

"Nuestra Señora de los Dolores" (José Fernández, 1749).
Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores y Rosario (Congregación de Servitas de Nuestra Señora de los Dolores).
Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol.
Valladolid.

En una anterior entrada (Las Hermandades del Rosario en Valladolid) se intentó hacer un breve bosquejo, casi una introducción a lo que supusieron estas Hermandades en Valladolid, así como acercarnos un poco a esta práctica devocional.

Como se vio, el apogeo del Rosario en la ciudad propició la creación de numerosas Cofradías y Hermandades del Rosario en las parroquias, conventos y templos penitenciales; Hermandades del Rosario que tenían como referente mariano, en algunos casos, a imágenes que gozaban de devoción en Valladolid. Una de estas Hermandades del Rosario se fundó en la Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol teniendo como foco devocional a Nuestra Señora de los Dolores.

La Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores y Rosario de la Parroquial de San Pedro Apóstol se funda en el año 1739, como se desprende del Libro de Cuentas al que hacen referencias autores del Catalogo Monumental: “Quentas de la Ve. Hermandad de la Milagrosa Imgn. de Maria SS. de los Dolores con el admirable titulo y renombre del Sto. Rosario recien plantada en el delicioso jardin de la iglesia de Nrº Pe. y Apostol San Pedro. Fundóse en 1739”.

En los primeros años de actividad de esta Hermandad, sus cofrades contaron con otra imagen de Nuestra Señora, tal vez la pequeña imagen de Nuestra Señora de los Dolores que se encuentra actualmente sobre la puerta de acceso a la sacristía. Así, en los años 1745-1746 consta el pago de 50 reales al pintor Gabriel Fernández Thovar por pintar y retocar el retablo de Nuestra Señora de los Dolores. En el bienio siguiente, 1747-1748 se pagan 66 reales a  Manuel González, vidriero, “por azogar los vidrios cristalinos del arco de Ntra. Sra.”. Dadas las dimensiones de esta imagen, se podría considerar la posible procedencia de otros lugares, ya fuera de una casa de Hermandad (como se ha dado el caso en otras cofradías de Valladolid) o bien si pudo ser la imagen que se colocó en una hornacina en la zona de Santa Clara.
En estos años, se produce otro hito importante para la Hermandad, el 12 de julio de 1748 es aprobada por el Provisor.

"Dolorosa"
¿Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores y Rosario (Congregación de Servitas de Nuestra Señora de los Dolores)?
Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol.
Valladolid.
¿Pudo ser la primera titular de esta Hermandad y/o la imagen que con el título de Virgen del Camino, la Congregación pidió permiso para poner en una capilla en Santa Clara?


Ya del año 1749 data la imagen de Nuestra Señora de los Dolores que preside la hornacina central del retablo de esta Congregación, imagen de la Dolorosa bajo iconografía de la Piedad. De los pagos anotados en el mencionado libro de cuentas de la Hermandad se desprende la autoría.

1749.- 509 rs. a Joseph fernz. y Manuel de Urosa maestros de escultoria y pintor por la ymagen de Ntra Sra. de los Dolores, con sus andas y tornillos.

"Nuestra Señora de los Dolores" y "Cristo Yacente" (José Fernández, 1749 y 1752 respectivamente).
Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores y Rosario (Congregación de Servitas de Nuestra Señora de los Dolores).
Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol.
Valladolid.

A esta nueva imagen, la titular de la Hermandad, seguirá la realización de otras tallas del retablo, los siguientes apuntes, más que al Cristo que tiene la Virgen en su regazo, es probable que hagan referencia al Yacente y su urna que hay en la predela del retablo.

1752.- 444 rs. a Joseph Fernández maestro de escultoria por la efigie de Ntra. Sra. compostura del Santisimo Cristo que mando hacer la congregación.
Idem. 270 rs. a Pedro de Acuña por estofar dha ymagen y encarnar el Cristo

"Cristo Yacente" (José Fernández, 1752).
Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores y Rosario (Congregación de Servitas de Nuestra Señora de los Dolores).
Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol.
Valladolid.

"Cristo Yacente" (José Fernández, 1752).
Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores y Rosario (Congregación de Servitas de Nuestra Señora de los Dolores).
Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol.
Valladolid.

"Cristo Yacente", detalle (José Fernández, 1752).
Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores y Rosario (Congregación de Servitas de Nuestra Señora de los Dolores).
Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol.
Valladolid.


Este mismo año, 1752, se anota otro dato sobre una corona de Nuestra Señora de los Dolores, aunque en la actualidad, la imagen de Nuestra Señora de muestra sin ella:

Idem. a Joseph Torizes maestro platero por la echura de la corona de Nr. Sra. 93 rs.

La Imagen se muestra en la hornacina central de un retablo rococó, cuya traza se pagó en 1752 pero no se indica quien es el autor de la misma; el retablo fue realizado en 1753 por Antonio Bahamonde, dorado seis años más tarde, en 1759, por Gabriel Fernández (aquel año se le pagan 3880 reales por el dorado del retablo y andas de Nuestra Señora). Como vemos, son años de gastos y actividad en la Hermandad, tal vez muestra de un momento de auge. En el centro de la predela  se dispone la imagen de Cristo Yacente, dentro de una urna, entre ésta y la hornacina que cobija Nuestra Señora de los Dolores, dos pequeños angelitos sostienen algunos de los elementos de la Pasión. El cuerpo principal presenta en el centro la imagen titular de la Congregación -como se viene diciendo Nuestra Señora de los Dolores- y, a los lados, las tallas de Cristo atado a la columna y Jesús con la cruz a cuestas, que se basan en ciertas imágenes procesionales tanto de Valladolid como de Palencia. En el ático, y flanqueado por otros dos ángeles que podrían en origen haber portado más atributos de la Pasión, un relieve de la Santísima Virgen distribuyendo escapularios a diversos monjes, cuya representación ha tenido diversas interpretaciones, por un lado la virgen del Carmen entregando escapularios o bien la Virgen del Rosario, por aquello de una Hermandad del Rosario. Personalmente, creo que la interpretación de este relieve hay buscarlo en la fundación de la Orden de los Servitas y la entrega del  hábito de dicha Orden por parte de la Virgen a los Siete Santos Fundadores. 

Retablo de Nuestra Señora de los Dolores (Antonio Bahamonde, 1753; dorado por Gabriel Fernández en 1759).
Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores y Rosario (Congregación de Servitas de Nuestra Señora de los Dolores).
Iglesia de San Pedro Apóstol.
Valladolid.

"Cristo atado a la columna" (¿José Fernández, c. 1753?).
Retablo de Nuestra Señora de los Dolores.
Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores y Rosario (Congregación de Servitas de Nuestra Señora de los Dolores).
Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol.
Valladolid.

"Jesús con la cruz a cuestas" (¿José Fernández, c. 1753?).
Retablo de Nuestra Señora de los Dolores.
Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores y Rosario (Congregación de Servitas de Nuestra Señora de los Dolores).
Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol.
Valladolid.

Cuenta la tradición que el 15 de agosto de 1233,  siete jóvenes comerciantes florentinos sintieron una común inspiración de hacer vida contemplativa. El mayor de todos era Bounfiglio Monaldo (Bonfilio), quien se convirtió en su jefe, y los otros eran Alexis Falconieri (Alejo), Benedeto dell'Antella (Manetto), Bartolomé Amidei (Amadeo), Ricovero Uguccione (Hugo), Gerardino Sostegni (Sostenes), y Juan Buonagiunta (Buonagiunta) [Entre paréntesis, los nombres que adoptaron en religión]. Fueron canonizados por León XIII el 15 de enero de 1888.
Pidieron para eso la bendición de su obispo, que se la otorgó; se despidieron de sus familias, y el 8 de septiembre del mismo año 1233 se recogieron en una casita, Villa Camarzia, en un suburbio de Florencia, no lejos del convento de los franciscanos, y en las inmediaciones de la antigua iglesia de Santa Cruz. Sin embargo, la casita, que ni siquiera era propiedad de ellos, sino de otro miembro de la cofradía, resultó pronto excesivamente céntrica para sus deseos de oscuridad, olvido y renunciamiento. Pasaron a otra casa que la cofradía tenía en el Cafaggio, algo más retirada de la ciudad.
En la tarde del Viernes Santo de 1239 ó 1240, mientras meditaban sobre la Pasión del Redentor y la Soledad de María Santísima, se les apareció la Virgen rodeada de ángeles, algunos portaban los instrumentos de la Pasión de Cristo, otros con hábitos negros, uno con la Regla de San Agustín, y otro en una tarjeta esmaltada de rayos de oro, llevaba el título de Siervos. La Virgen, tomando en sus manos uno de aquellos hábitos, les dijo: “Mirad quál surte de vestidos quiero que lleveis; son de color negro, porque representan las penas que padecí por los tormentos de mi Unigénito: vosotros, pues, en adelante trayendo este habito en vuestro cuerpo, tendreis siempre en la mente los dolores que yo padecí en el corazon; he aquí la Regla de Agustino: He ahí el título de Siervos mios, he aquí la Palma que conseguiréis en la vida eterna”. (Benito Francisco de Castro y Barbeito: Diccionario histórico-portátil de las ordenes religiosas y militares, y de las Congregaciones regulares y seculares que han existido en varias partes del mundo hasta el día de hoy. Madrid, 1793.págs. 434-435).
Hacia 1241, durante el período de lucha entre el emperador Federico y la Sede Apostólica, estos devotos de la Virgen conocidos ya como compañía laica de los Siervos de Santa María (el nombre, tal vez, fuera sugerido por san Pedro de Verona, entonces en Florencia), vestían el hábito propio de los penitentes, es decir, un hábito "paño pardo". Pero temiendo una vuelta forzada a sus casas por imposición de los jefes gibelinos, aceptaron el consejo de Ardingo, obispo de Florencia, de edificar con "materiales pobres" un oratorio dedicado a Santa María en el monte Senario, alejado unas dos leguas de Florencia. Su compromiso de pobreza era  radical, así fray Bonfiglio, prior mayor de la iglesia de Santa María de Monte Senario, y otros diecinueve religiosos prometieron no entrar jamás en posesión de bien alguno. Unos pocos fueron también ordenados sacerdotes. Posteriormente, manteniendo el nombre de Siervos de Santa María, decidieron iniciar una orden inspirada en el género de vida instituido por los apóstoles, adoptando la regla de san Agustín y algunos estatutos particulares.

"Aparición de la Santísima Virgen a los Santos Fundadores de la Orden Servita".
Retablo de Nuestra Señora de los Dolores.
Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores y Rosario (Congregación de Servitas de Nuestra Señora de los Dolores).
Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol.
Valladolid.

En 1259 la Orden quedó reconocida por Alejandro IV, y sería aprobada definitivamente el 11 de febrero de 1304, mediante la bula “Dum Levamus” de Benedicto XI.

Tras este paréntesis dedicado a la Orden de los Servitas, un apunte necesario como veremos posteriormente, regresamos a la historia de esta Hermandad vallisoletana. En el dictamen sobre las cofradías de la ciudad de Valladolid y sus pueblos realizado por el Intendente, Ángel de Bustamante, fechado el 7 de septiembre de 1773, remitido al Conde de Aranda, su denominación figura como “Dolores Rº”.

José Colón de Larreátegui en su Informe sobre los gremios de Valladolid, fechado en 1781, dice “se aprovó por el provisor en 12 de Julio de 748: se compone de cofrades de ambos sexos: los efectos son dos zensos, y una casa, que producen 228 rr.s y los restante hasta 1744, q.e es el cargo dela ultima cuenta es delo que pagan anualm.te los congregantes, con la Limosna del Rosario, y otras; y todo se invierte en Luminarias á Nuestra S.ra, Funciones de Iglesia, Refrescos y propinas”.

Este nombre queda modificado en los años siguientes, así se desprende de un documento conservado en el Archivo Municipal de Valladolid (Ayuntamiento de Valladolid, Licencias de Obras Mayores, fechas 1788-1789. Signatura CH 368-36-85): “Solicitud de Francisco Rodríguez y otros en nombre de los Servitas Seculares de María de los Dolores, pidiendo licencia para construir una capilla destinada a la Virgen del Camino, en Santa Clara”. Es decir, a finales de la década de los 80 del siglo XVIII ya se conoce con el nombre de Servitas Seculares, una denominación que ostentará en el siglo XIX (en 1861 “Congregación de Servitas de Nuestra Señora de los Dolores"; en 1864, Mariano González Moral en su obra “El Indicador de Valladolid” recoge el nombre “Congregación de Servitas Seculares de María”), y con la que llegará hasta la segunda mitad del siglo XX cuando aún estaba activa esta Hermandad o Congregación.

Llama la atención esta denominación de Servitas, no había convento de esta Orden en Valladolid, puede que lo consiguieran por agregación ya fuera a un Convento de la Orden -los conventos de esta Orden en España estuvieron por Valencia, Aragón y Cataluña-,  o a una Venerable Orden Tercera de la misma. Pero, ciertos detalles del retablo (a no ser que fueran añadidos de este momento de finales del siglo XVIII) nos puede hacer pensar en el deseo, desde los primeros años de existencia, de ser una Congregación Servita, recordemos el relieve del ático o bien otros elementos como el corazón en la clave de la hornacina central.

Junto a la devoción que la profesaría su Congregación, esta imagen de Nuestra Señora de los Dolores de la Parroquial de San Pedro Apóstol era una de las imágenes que visitaba la Archicofradía de la Corte de María, lo que invita a pensar que era una imagen que gozaba de devoción en Valladolid. Y esto fue así desde el comienzo de las visitas de esta Archicofradía, que aparecen en la prensa desde agosto de 1891. Esta visita tenía lugar el día 4 de cada mes. Así parece que fue durante 74 años, ya que 1965 puede intuirse que esta Archicofradía entró en cierta inactividad y, aunque a principios de año, aún anuncia la visita a algunas imágenes, entre ellas a la Virgen de los Dolores en San Pedro Apóstol el día 4, dejará de aparecer en la prensa sus actos.

Finalmente, hay constancia de actividad de la Congregación o Cofradía de Servitas Seculares más allá de mediados del siglo XX, contándose entre sus cultos un quinario y dos salidas procesionales, una en Rosario de la Aurora y otra en la fiesta de su titular, el 15 de septiembre. Así por ejemplo se anuncia en el Diario Regional en el mes de septiembre de 1955, del 11 al 15 de dicho mes un “Quinario: Que la Cofradía de Servitas Seculares dedica a los Dolores Gloriosos de la Santísima Virgen. A las 7’30 Rosario de la Aurora por las calles de la parroquia; a las 8 misa de comunión, el último día para todos los cofrades. Por la tarde, a las 8, exposición, rosario, sermón, ejercicio, bendición y salve. El último día, a continuación del ejercicio, saldrá la procesión con la imagen de la Santísima Virgen que recorrerá las principales calles de la Parroquia. Predicará durante los días del quinario el Lic. Don Fulgencio Palencia, coadjutor de N.S. de la Victoria”. Es curioso que leyendo el anuncio, parece que el Rosario de la Aurora se celebraba los cinco días del quinario.

En la actualidad, y teniendo presente las últimas noticias sobre salidas procesionales y actividad de la Congregación, podría considerarse como en estado inactivo, pero no extinguida, salvo que exista decreto de la autoridad eclesiástica competente. Así pues…¿no sería interesante intentar recuperar esta Congregación Servita para Valladolid?


Bibliografía:
Manual histórico y descriptivo de Valladolid, adornado con dos láminas y un plano topográfico de la población; y seguido de un apéndice, o sea Guía del ferro-carril del Norte. Valladolid: Hijos de Rodríguez, 1861.Pág. 180.
GONZÁLEZ MORAL, Mariano: El Indicador de Valladolid. Imprenta y Librería Nacional y Extranjera de H. de Rodríguez. Valladolid, 1864.
MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José y URREA FERNÁNDEZ, Jesús: Catálogo monumental de la Provincia de Valladolid. Tomo XIV. Monumentos religiosos de la ciudad de Valladolid I. Diputación de Valladolid. 2001 (facsímil de la 1.ª edición de 1985). Págs. 167 y 169.
PÉREZ-RUBÍN Y CORCHADO, Luis: Ensayo artístico-arqueológico sobre el cultor mariano y especialmente de la Purísima en la Archidiócesis de Valladolid. Imprenta de El Porvenir. Valladolid, 1906. Pág. 20.

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