martes, 17 de abril de 2018

PROCESIÓN DE LA SOLEDAD

Fruto del deseo personal del Arzobispo Gandásegui para que las mujeres pudieran hacer una manifestación pública de fe y devoción a la Virgen, en un tiempo en el que no podían pertenecer a las Cofradías.

En principio, tendría que haberse celebrado por primera vez el Viernes Santo de 1922, señalándose que saldría a las once de la noche desde la Iglesia Penitencial de Nuestra Señora de las Angustias, y que en dicho cortejo sólo figuraría la imagen de la Dolorosa titular labrada por Juan de Juni, asistiendo únicamente señoras. El recorrido previsto para aquella primera ocasión fue: Saliendo de Angustias, seguiría por Macías Picavea, Platerías, Ochavo, Lonja, Lencería, Plaza Mayor (por delante de la Casa Consistorial), Santiago, Constitución, Duque de la Victoria, Ferrari, Fuente Dorada y Libertad, para entrar en su templo a las doce en punto (El Norte de Castilla 13/04/1922 y 14/04/1922). No obstante, la lluvia obligó a suspender las procesiones de aquella jornada. 


Nuevamente, la prensa dará noticia al año siguiente, 1923, que a las once de la noche del Viernes Santo “saldrá por vez primera la devota procesión que en honor de la Soledad de la Santísima Virgen celebrarán las damas vallisoletanas, acompañando la preciosa efigie de Nuestra Señora de los Cuchillos, que se venera en la penitencial de las Angustias” (El Norte de Castilla, 29/03/1923), manteniéndose, en principio, parte del recorrido previsto en 1922 aunque algo ampliado. Como aviso para su celebración se añade: “A ella solo podrán asistir señoras, sean ó no cofrades de las Angustias, pues el deseo del reverendísimo prelado es que, desde la más humilde hija del pueblo, hasta la más encopetada dama, puedan contribuir al culto de la más excelsa de las mujeres en el misterio de sus gloriosos dolores. Todas ellas deberán llevar su respectiva vela, e innecesario es advertir que deben asistir con la mayor modestia y recogimiento”. Este año (1923) efectivamente, pudo celebrarse por primera vez la procesión.

La crónica, publicada el día 31 (Sábado Santo) calcula que fueron unas 6.000 las mujeres que participaron; por otro lado, recoge algunos datos sobre el cortejo en el que únicamente figuraba la imagen de Nuestra Señora de las Angustias, de Juan de Juni; así señala que a la cabeza de la procesión “y abriendo marcha, iban una sección de guardias de Seguridad, varios agentes de Vigilancia y otra sección de la Guardia municipal, mandadas por sus jefes respectivos” y que detrás de la Virgen “marchaban el arzobispo, con el secretario de cámara señor Sáenz, los canónigos señores Zurita y Gómez, y sus mayordomos. A continuación, presidiendo, iban los cofrades de las Angustias, señores Garrán, Valls, Vázquez Illa, Vela, Represa, Retuerta y otros. Las varas de plata de la cofradía las llevaban las señoras de Garrán y Valls, alcaldes que son de la misma”. Para esta ocasión, el recorrido se había modificado yendo por Macías Picavea, Platerías, Ochavo, Lonja, Lencería, Plaza Mayor (por delante del Ayuntamiento), Santiago, Constitución, Alfonso XII, Regalado y Portugalete, entrando nuevamente en las Angustias. La enorme concurrencia de personas a la procesión, parece que no esperado, hizo tomar la decisión de modificar sobre la marcha el recorrido, creándose cierta descoordinación de la que también se hizo eco la prensa: “A consecuencia de la enorme concurrencia que formaba la procesión—de ello da idea el que la cabeza de la misma estaba en la esquina de la Constitución á Victoria-, y aún venía la comitiva por la calle de Platerías, después de haber dado vuelta par Santiago y toda la Plaza Mayor—se dio orden rectificando en parte el itinerario, en la forma siguiente: continuar por la calle de Santiago, dando la vuelta por la de Miguel Iscar á entrar en la de la Victoria, para salir á Fuente Dorada. Pero sin duda esta orden rectificando el itinerario no llegó por completo á todo el cortejo, y en un momento que éste hizo una parada, la cabeza de la procesión continuó por la calle de Santiago, y el resto, cuando á poco avanzó, encontrándose cerrado el paso por el público”.

Notas habituales en estos años es que la imagen iba desprovista de cualquier adorno o joyas, se iba rezando el Rosario, alternándose cantos entre los misterios del mismo y la procesión finalizaba en Las Angustias (templo de donde salía) con el canto de la Salve y la bendición del Arzobispo. Junto a esto, hubo ciertas curiosidades algunos años que es necesario recordar, como por ejemplo en 1925: “… irán las concurrentes rezando el santo rosario; pero entre sus diversos misterios dolorosos se cantará a coro general «Perdón, oh Dios mío», sin añadir sus estrofas. Mas al llegar á la calle del Regalado y dar vista al monumento del Sagrado Corazón que iluminado campea sobre la torre de nuestra S.I.M., se cantará el himno «Corazón santo...».

La crónica del año siguiente, 1926, sigue haciendo referencia al éxito de participación en esta procesión y aportando datos relevantes tales como que la imagen de Nuestra Señora de las Angustias era portada a hombros o que al tratar de la despedida que se brindó al Arzobispo cuando se dirigía a su residencia, se elogia la labor realizada de restauración de las procesiones –en colaboración con otras instituciones, como es el caso del Museo- y ya se adelantan novedades para la Semana Santa siguiente (la de 1927) “…organizarse dos nuevas procesiones, una el Jueves Santo y otra por la mañana del viernes y ser admirados dos nuevos pasos”. Esto se cumplió en parte, ya que en la mañana del Viernes Santo se organizó por primera vez la Procesión de la Caridad y en la procesión del Entierro (Viernes Santo por la tarde) se incorporaron dos “nuevos” pasos: “Exaltación de la Cruz” y “Emisit Spiritum”.

La última vez que salió la procesión antes del paréntesis de los años 30, fue en 1931 cifrándose en 5.000 las mujeres que participaron en la misma. Luego vendrán años en que no salgan las procesiones a la calle o de recuperación efímera, y posteriormente definitiva. En este sentido, la Procesión de la Soledad se recuperará en 1938.

Hubo años en los que esta Procesión se celebró en la tarde del Sábado Santo, como ocurrió entre 1956 hasta 1963, pasando en 1964 nuevamente al Viernes Santo tras concluir la General.

Por otro lado, cabe señalar que durante unos años se incorporó un segundo paso a la procesión, compuesto por las tallas de San Juan y Santa María Magdalena (Gregorio Fernández, 1616-1617) denominado “Al pie de la Cruz”. Este paso, según aparece en los programas de Semana Santa, comenzó a procesionar en 1956, año que la procesión pasó a celebrarse en la tarde del Sábado Santo, saliendo a las 20:30 h., de aquella jornada desde la Penitencial de Las Angustias. Así en el cortejo procesional figuraban dos pasos, “Al pie de la Cruz acompañado por la Cofradía titular de las Angustias, y Nuestra Señora de las Angustias, acompañada por “todas las señoras, señoritas y Hermanas de Devoción de la Cofradía”. Este segundo paso salió hasta el año 1963.

Para concluír, así figura actualmente en los programas de Semana Santa (2018): 

DÍA 31 DE MARZO
SÁBADO SANTO
PROCESIÓN DE LA SOLEDAD
En la madrugada del día 31 de marzo, media hora después de finalizada la Salve Solemne con la que se cierra la Procesión General, saldrá de la Iglesia Penitencial de Nuestra Señora de las Angustias, la Procesión de la Soledad, con el "paso" "NUESTRA SEÑORA DE LAS ANGUSTIAS" (Juan de Juni, posterior a 1561), acompañado de su Cofradía titular.
RECORRIDO: Angustias, Alonso Berruguete, San Juan de Dios, San Blas, Plaza de San Miguel, San Antonio de Padua, Plaza de los Arces, Leopoldo Cano y Angustias ante cuya Iglesia Penitencial se entonará la Salve Popular.

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