La jornada del Sábado Santo se cierra, en cuanto a representaciones de la Pasión, con el actualmente denominado Santo Entierro de Cristo, al atardecer de dicho día, antes del comienzo de la Vigilia Pascual.
En otro tiempo llamado Traslado del Cristo Yacente, se trataba de devolver al Museo de San Joaquín y Santa Ana la imagen del Cristo Yacente, titular de la Cofradía del Santo Entierro, tras su participación en las distintas procesiones de la Semana Santa de Valladolid. Un acto inverso al que celebra la Cofradía en Cuaresma solicitando a la Comunidad la Sagrada Imagen para rendirla culto y procesionarla en Semana Santa. Esta entrega o devolución, comenzó en 1963 (Andrés Álvarez, retransmisión del Santo Entierro de Cristo, Sábado Santo, 15/04/2017) desarrollada de forma privada así que por entonces no constaba en los programas oficiales de Semana Santa; luego, se empieza a hacer pública a comienzos de los ochenta (siglo XX) en la mañana del Domingo de Resurrección.
Efectivamente, en la mañana del Domingo de Resurrección de 1982 aparece por primera vez en el programa oficial este traslado:
Día 11 de abril
DOMINGO DE RESURRECCIÓN
A las once y quince de la mañana se efectuará el traslado de la imagen del Cristo Yacente desde la Iglesia Conventual de Santa Ana al Convento del mismo nombre.
Posteriormente, ya desde 1983 (agradezco este dato a M.A.R.L.) el acto se desarrollará a la llegada de Jesús Resucitado. En estos primeros años (recordemos que la Cofradía del Resucitado por entonces tenía su sede en la Parroquia de Santiago Apóstol y que no es hasta 1986 cuando la traslada a Porta Coeli), la imagen de Nuestro Padre Jesús Resucitado (anónimo siglo XVI) acompañado por su Cofradía titular salía de Santiago continuando por Héroes del Alcázar, Zúñiga y Plaza de Santa Ana, momento en que tenía lugar el traslado del Yacente, continuando luego el Resucitado por María de Molina, Doctrinos, Santiago hasta la Plaza Mayor para asistir a su Encuentro con la Virgen de la Alegría. Posteriormente, aún con el cambio de sede, el Resucitado continuó yendo algunos años más hasta la Plaza de Santa Ana. Así se realizó hasta el año 1990, siendo éste el último que tiene lugar en la mañana del Domingo de Pascua. De tal modo que entre 1987 (primer año que la Cofradía del Resucitado sale desde el Monasterio de Porta Coeli) hasta 1990, ambos incluidos, el recorrido era Teresa Gil, Regalado, Constitución, Santiago, Zuñiga y Plaza de Santa Ana en ese momento se efectuaba el traslado del Cristo Yacente, reanudándose luego por María de Molina, Doctrinos, Santiago y Plaza Mayor hasta el Ayuntamiento. Para este Traslado en la Plaza de Santa Ana, la imagen era portada a hombros, unas veces eran cuatro cofrades del Resucitado otras cuatro del Resucitado y dos del Santo Entierro, quienes se encargaban de ello.
Día 11 de abril
DOMINGO DE RESURRECCIÓN
A las once y quince de la mañana se efectuará el traslado de la imagen del Cristo Yacente desde la Iglesia Conventual de Santa Ana al Convento del mismo nombre.
Posteriormente, ya desde 1983 (agradezco este dato a M.A.R.L.) el acto se desarrollará a la llegada de Jesús Resucitado. En estos primeros años (recordemos que la Cofradía del Resucitado por entonces tenía su sede en la Parroquia de Santiago Apóstol y que no es hasta 1986 cuando la traslada a Porta Coeli), la imagen de Nuestro Padre Jesús Resucitado (anónimo siglo XVI) acompañado por su Cofradía titular salía de Santiago continuando por Héroes del Alcázar, Zúñiga y Plaza de Santa Ana, momento en que tenía lugar el traslado del Yacente, continuando luego el Resucitado por María de Molina, Doctrinos, Santiago hasta la Plaza Mayor para asistir a su Encuentro con la Virgen de la Alegría. Posteriormente, aún con el cambio de sede, el Resucitado continuó yendo algunos años más hasta la Plaza de Santa Ana. Así se realizó hasta el año 1990, siendo éste el último que tiene lugar en la mañana del Domingo de Pascua. De tal modo que entre 1987 (primer año que la Cofradía del Resucitado sale desde el Monasterio de Porta Coeli) hasta 1990, ambos incluidos, el recorrido era Teresa Gil, Regalado, Constitución, Santiago, Zuñiga y Plaza de Santa Ana en ese momento se efectuaba el traslado del Cristo Yacente, reanudándose luego por María de Molina, Doctrinos, Santiago y Plaza Mayor hasta el Ayuntamiento. Para este Traslado en la Plaza de Santa Ana, la imagen era portada a hombros, unas veces eran cuatro cofrades del Resucitado otras cuatro del Resucitado y dos del Santo Entierro, quienes se encargaban de ello.
Al año siguiente, 1991, ya pasa a celebrarse el Sábado Santo. Aunque es curioso que en el programa de dicho año no se mencione ni como acto en dicha jornada ni como se venía celebrando los años anteriores el Domingo de Resurrección. Es más, en cuanto a ésta última, la Cofradía del Resucitado varía su recorrido y ya no llega hasta la Plaza de Santa Ana. Así, será en el programa del año 1992 cuando figure por primera vez este traslado en Sábado Santo:
TRASLADO DEL SANTO CRISTO YACENTE
A las diez de la noche, tendrá lugar en la Plaza de Santa Ana, el Traslado del Santo Cristo Yacente, en el que la cofradía del Santo Entierro efectuará el traslado de su imagen titular «CRISTO YACENTE», desde la Iglesia Conventual de San Joaquín y Santa Ana, hasta el Museo del Monasterio del mismo nombre.
Paulatinamente, la hora del traslado de se irá adelantando, a las 9 de la noche llegando a la actualidad en que tiene lugar a las ocho de la tarde-noche.
Más recientemente, en 2015, este traslado ha pasado a denominarse SANTO ENTIERRO DE CRISTO, ampliando ligeramente su recorrido a calles cercanas a la Plaza de Santa Ana, escenario donde tradicionalmente se desarrollaba. Como ejemplo, sirva el último programa del año 2018:
SANTO ENTIERRO DE CRISTO
A las ocho de la noche, dará comienzo el “Santo Entierro de Cristo”. Desde la Iglesia Conventual del Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana, partirá la Cofradía del Santo Entierro con su imagen titular "CRISTO YACENTE" (Gregorio Fernández, obra de taller, 1631-1636) portada a hombros por la Cofradía del Santo Entierro.
RECORRIDO: María de Molina, Héroes de Alcántara, Zúñiga y Plaza de Santa Ana donde se realizará junto al pueblo fiel, un Acto de Reflexión y Oración.
La imagen del Santo Cristo Yacente, portada a hombros y acompañada por su Cofradía titular, es escoltada por oficiales y cadetes de la Academia de Caballería, asistiendo también representaciones de otras Cofradías vallisoletanas. Tras salir de la Iglesia Conventual de San Ana, realiza el recorrido indicado hasta regresar a la Plaza de Santa Ana, ante la puerta del Museo. Esta es la parte pública del acto, ya que una vez que termina la reflexión y oración a cargo del Consiliario de la Cofradía, el cortejo accede a la zona de clausura, con una procesión claustral a la luz de los faroles que portan los cofrades hasta el Coro Bajo donde tiene lugar el acto de devolución de la Sagrada Imagen a la Comunidad de Religiosas Cistercienses.
El recuerdo de la muerte está presente también en algunos enseres que se portan en la Cofradía y que merecen ser destacados:
Libro de Difuntos donde figura el nombre y apellidos de los hermanos/as cofrades difuntos.
Medalla de la Cofradía y Medalla de la Comunidad de Religiosas (en ella destaca la reproducción del conjunto escultórico de San Joaquín, Santa Ana y la Virgen Niña que preside el retablo mayor de la Iglesia Conventual).
Bandera de Difuntos, se coloca sobre el féretro de los cofrades fallecidos; como particularidad, estuvo sobre el Santo Sepulcro en Jerusalén.
El recuerdo de la muerte está presente también en algunos enseres que se portan en la Cofradía y que merecen ser destacados:
Libro de Difuntos donde figura el nombre y apellidos de los hermanos/as cofrades difuntos.
Medalla de la Cofradía y Medalla de la Comunidad de Religiosas (en ella destaca la reproducción del conjunto escultórico de San Joaquín, Santa Ana y la Virgen Niña que preside el retablo mayor de la Iglesia Conventual).
Bandera de Difuntos, se coloca sobre el féretro de los cofrades fallecidos; como particularidad, estuvo sobre el Santo Sepulcro en Jerusalén.
El acompañamiento musical ha
sido variado a lo largo de los años, en ocasiones por la sección de gaitas de
la Muy Ilustre Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de la Piedad y desde 2016
por la capilla de viento de la Cofradía de la Orden Franciscana Seglar-La Santa
Cruz Desnuda.
Este acto, junto con la Procesión de la Soledad (a la que próximamente se dedicará una entrada) son los únicos en los que alguna imagen recorre las calles de la ciudad en la jornada del Sábado Santo. Conviene tener presente lo que sobre este día recoge el DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA promulgado en 2002 por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos:
Sábado Santo
146. "Durante el Sábado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su Pasión y Muerte, su descenso a los infiernos y esperando en la oración y el ayuno su Resurrección".
La piedad popular no puede permanecer ajena al carácter particular del Sábado Santo; así pues, las costumbres y las tradiciones festivas vinculadas a este día, en el que durante una época se anticipaba la celebración pascual, se deben reservar para la noche y el día de Pascua.
La "Hora de la Madre"
147. En María, conforme a la enseñanza de la tradición, está como concentrado todo el cuerpo de la Iglesia: ella es la "credentium collectio universa". Por esto la Virgen María, que permanece junto al sepulcro de su Hijo, tal como la representa la tradición eclesial, es imagen de la Iglesia Virgen que vela junto a la tumba de su Esposo, en espera de celebrar su Resurrección.
En esta intuición de la relación entre María y la Iglesia se inspira el ejercicio de piedad de la Hora de la Madre: mientras el cuerpo del Hijo reposa en el sepulcro y su alma desciende a los infiernos para anunciar a sus antepasados la inminente liberación de la región de las tinieblas, la Virgen, anticipando y representando a la Iglesia, espera llena de fe la victoria del Hijo sobre la muerte.
De acuerdo a este principio es habitual la celebración de actos de oración sobrios que se dirijan a meditar sobre la obra de la redención, la estancia de Jesús en el sepulcro y ya –sobre todo- a la tarde, el acompañamiento de María en su Soledad, en las Procesiones de la Soledad. Hay casos también en los que se acompañan con representaciones alegóricas de Cristo (Varón de Dolores o tipo Cristo de la Victoria, con las llagas de la Pasión, abrazando a la cruz y triunfando sobre la muerte y el pecado)…Todo ello, bien orientado, debería tenerse en cuenta de cara a la supuesta revisión de la Semana Santa de Valladolid, tal vez abriendo la puerta a organizar alguna de estas procesiones a lo largo de la jornada.