martes, 17 de marzo de 2020

PASO DEL ENTIERRO DE CRISTO. MUY ILUSTRE COFRADÍA PENITENCIAL DE NUESTRA SEÑORA DE LA PIEDAD.


En el presente año 2020 se cumple el XXV aniversario de la recuperación y bendición del actualmente conocido como “Cristo de la Cruz a María”, en otros tiempos, paso del Entierro.

La década de los años 90 del siglo XX fue un tiempo de grandes cambios en la Semana Santa de Valladolid, algunos con más acierto que otros. Se recuperaron Cofradías, pasos, montajes originales, se crearon nuevas imágenes procesionales, nuevas procesiones, otras cambiaron el lugar de su celebración, etc. Aunque también fue tiempo de polémicas y enfrentamientos entre Cofradías, algunos de los cuales, al no resolverse o zanjarse a tiempo, han llegado hasta la actualidad…pero este no es el tema de la presente entrada.

Nos centramos en la recuperación de un antiguo conjunto procesional, lo cual suponía un cambio con respecto a lo que se estaba haciendo en aquel momento, es decir, la creación de nuevas tallas. En este caso, es el antiguo paso del Entierro de Cristo, de la Cofradía de La Piedad, el que protagonizará esta recuperación histórica. Si bien es cierto que el acuerdo para recuperarlo es de 1994, podríamos remontarnos unos años antes, en 1986, para encontrar los primeros indicios de interés por su recuperación gracias a la labor de D. Luis Luna Moreno, en la exposición temporal “GREGORIO FERNÁNDEZ Y LA SEMANA SANTA DE VALLADOLID. EN EL CCCL ANIVERSARIO DE SU MUERTE”. No obstante, antes de llegar a este momento, se intentará trazar la historia de este conjunto procesional.


PASO DEL ENTIERRO DE CRISTO.
Nos encontramos ante uno de los pasos de composición o Misterios encargados por la Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de la Piedad, tras la ruptura de la efímera unión con la Penitencial de Las Angustias, y que se realizarían en las décadas de los años 30 y 40 del siglo XVII. Estos pasos eran la “Lanzada de Longinos” (entrada) y el “Entierro de Cristo” (en ocasiones llamado del Sepulcro). La decadencia de las Cofradías sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, junto a la azarosa historia de la Penitencial de la Piedad y tal vez otras circunstancias (incendios, etc.), llevó a reducción e incluso supresión de estos conjuntos procesionales, perdiéndose algunas de sus tallas.

Tras la separación de las Cofradías de Angustias y Piedad en 1630, ésta última se ve en la necesidad de recuperar y hacer, en su caso, nuevos pasos para su procesión de Semana Santa. Parece ser que los primeros que pudo recuperar fueron los del Cristo de la Humildad y su devoción mariana que cerraba el cortejo procesional, Nuestra Señora de la Soledad (en 1631 el entallador Juan Raposo realizó una cruz para la Soledad).

Ese mismo año de la separación, 1630, ya hay noticias sobre la realización de un conjunto procesional. Para ello, vamos a tomar como referencia la obra de Juan Agapito y Revilla.
Del cabildo general de 12 Mayo 1630.
«En este cabildo se propusso que con la vnion que desta confradia se abia echo con la confradia de las angustias se auian consumido y acauado los pasos que la dha confradia tenia antes de la dha vnion por aberlos Bendido y desecho la dha confradia de las angustias Y que para poder açer las procesiones de penitençia abia necesidad forçossa de açer vn passo Para cuyo Remedio era menester el favor de los confrades y de sus limosnas, por estar la dha confradia sin dineros, Pues no tenia Renta de çensos ni otra açienda mas que los buenos confrades della». (pág. 127).

A partir de este momento hay varios asientos en los Cabildos (ya sean de Oficiales o Generales) hablando sobre la realización de un paso. En el cabildo de 16 de mayo se da cuenta “de como se abia ablado a gregorio fernandez y andres de solanes escultores para açer el paso que se propuso açer en el cabildo jeneral antes deste y cómo se había echo un modelo de cera de todas las figuras que abia de llebar y anssi mismo se auia tratado del preçcio”. A finales del mismo mes, el 30 de mayo, se informa “abian echo junta con los escultores en cassa de gregorio ernandez escultor y con acuerdo del dho gregorio ernandez se abian Repartido las figuras del passo a los escultores a cada vno la que podía açer con mas perfeçcion…”.

A finales de ese mismo año de 1630, en un cabildo general de 13 de diciembre «se propuso....por el señor tomas de prado.... como se yba açercando la cuaresma Y que esta confradia no tenia pasos para açer su proçesion de penitencia el biernes santo a causa de que la confradia de las angustias los abia desecho durante la vnion que estaba echa desta confradia con la dha confradia de las angustias doce años y cinco meses= Y que era fuerça el sacarlos en su procesión como siempre lo a echo» (pág 129).

En 1633 se intuye que la cofradía está sumida en la realización de un paso  “acordose que se aga el paso que se tiene tratado Hacer para la quaresma que viene de seis çientos y treinta y quatro…” (Cabildo General de 10 de mayo de 1633) y “nombraronse a los señores Juan bautista gutierrez, tomas de prado y señores alcaldes diego de medina y blas rruiz de alday Juan de guía Juan de rrueda para que todos Juntos ablen a los cofrades de esta cofradía para ver lo que cada vno manda para el paso que esta cofradía Hace y allando que ay cantidad se obliguen a el paso todos los suso dhos” (cabildo de 19 de junio de 1633) Agapito y Revilla, pag. 129-130. 

El precio del paso del que se está tratando en estos cabildos, se tasa en “de mas de ochoçientos ducados” (Cabildo de 3 de junio de 1632), es decir, más de 8.800 reales.

Sin mención al tema o asunto que representaba el Misterio encargado, surgen dudas entre Lanzada o Sepulcro, muchas veces inclinándose más por éste último. No obstante, frente a ello se ha señalado la diferencia de tiempo entre el modelo proporcionado por Fernández y Solanes y la ejecución en 1641, a lo que, habría que sumar dos citas esclarecedoras en la escritura del contrato del Entierro:
Por un lado, si tenemos en cuenta las condiciones del contrato del paso del “Entierro de Cristo” para esta misma Cofradía, se recoge: “Nuestra Señora sentada o de rodillas, como mejor se disponga el modelo, demostrando sentimiento de ver llevar a su hijo y de habérselo quitado…” puede deducirse de ello que no estaba hecho ningún modelo previo por lo que también descartaría que lo mencionado de 1630-34 haga referencia a este paso del Entierro.

En segundo lugar, los escultores Fermín y Ribera, tendrían que seguir en su trabajo el modelo proporcionado por Diego Valentín Díaz, que en ningún caso se menciona como que fuera tomado de otros escultores “Y es condición que se ha de hacer y perfeccionar el modelo en la conformidad de esta dicha como lo dispusiere el dicho Diego Valentín Díaz y conforme a él se ha de ejecutar la dicha obra aunque no esté con la misma puntualidad que queda referida por cuanto ha de estar obligados antes de hacer la figura o figuras a ejecutar el modelo que el dicho Diego Díez diese sin más premio que el que va referido”. El mismo pintor sería el perito que juzgase el trabajo de los escultores una vez talladas las piezas y colocadas en el tablero. 

Diego Valentín Díaz (Valladolid, ¿febrero? 1586 - 01/12/1660) fue amigo y también colaborador de Gregorio Fernández, por ejemplo, se encargó de la policromía de la “Sagrada Familia” (1621) para la Cofradía de San José y los Niños Expósitos, grupo procesional que se conserva en la  Parroquia de San Lorenzo Mártir (Valladolid). Al pintor se atribuye el retrato de Fernández que, procedente del Carmen Calzado se conserva en el Museo Nacional de Escultura. Por esta vinculación con el escultor ¿podría haber custodiado ese modelo para un paso de 1630? Es una posibilidad, pero seguramente esa autoría de Fernández o bien la preexistencia de un modelo se hubiera reflejado en las condiciones de la escritura, como ocurrió con otras obras que tomaban sus modelos como ejemplo. Además, que no habría esa ambigüedad en la descripción de la imagen de Nuestra Señora en el nuevo paso (sentada o de rodillas).

Así pues, todo parece indicar que el paso que se está realizando en 1633-1634 (con aquel modelo de 1630) es el de la Lanzada de Longinos, recordemos también que la Cofradía contaba con anterioridad a la unión con Angustias con un paso de este tema y tal vez fuese una prioridad su recuperación como escena procesional en la nueva etapa que se abría desde 1630. Bien es cierto que la calidad de las piezas conservadas se alejan de las obras de Fernández y Solanes, especialmente del primero, por lo que su ejecución material correría a cargo de otros oficiales de sus talleres (por no decir que son los años finales de vida de ambos escultores y además de su estado de salud también tendrían que moverse a otras localidades –como el caso de Solanes- para responder de otros encargos).

En cuanto al paso del Entierro, la localización del contrato supuso la identificación de la correcta autoría y datación.
En la ciudad de Valladolid en quince días del mes de mayo de mil y seiscientos y cuarenta y un años ante mí el escribano y testigos parecieron presentes de la una parte Antonio de Ribera y Francisco Fermín escultores vecinos de esta ciudad y de la otra parte la Cofradía y cofrades de Nuestra Señora de la Piedad de esta dicha ciudad estando juntos y congregados en las casas de la dicha Cofradía donde hacen sus cabildos particular y señaladamente Francisco Troncoso escribano de la universidad y Luis Cid de Mardones notario de asiento y alcaldes de la dicha Cofradía y Domingo de Blas y Andrés Cocho escribano del número y Diego Valentín Díaz diputados Blas Ruiz de Alda y Luis de la Rosa Don Jerónimo Fernández clérigo presbítero y Juan de Porres alguacil mayor de este obispado y Pedro Morán y Adriano Gómez y Juan Fernández de Quevedo todos cofrades y oficiales de la dicha Cofradía por sí y en nombre de todos los demás cofrades enfermos ausentes impedidos y en después vendrán y sucederán por quienes prestaron caución de rato grado judicatum solvendo de que estarán y pasarán por lo aquí contenido so expreso obligación e hicieron de los bienes y hacienda de la dicha cofradía y bajo de esto dijeron que están convenidos y concertados de que los dichos Antonio de Ribera y Francisco Fermín han de hacer para la dicha Cofradía un paso de talla de escultura para la procesión que hay el Viernes Santo de cada un año el cual se ha de componer y lo ha de ser de cuando llevan al sepulcro a Cristo Nicodemus y Abar y Mathia y asimismo para el adorno de él se ha de acompañar con otras cuatro figuras que serán Nuestra Señora sentada o de rodillas como mejor se disponga el modelo de lo demostrando sentimiento de ver llevar a su hijo y de habérsele quitado la cual figura ha de ser en la parte de delante y después se han de seguir las dichas de Cristo Nicodemus Abar y Mathia que le llevan en una sábana la cual sábana ha de ser natural y el Cristo ha de ser acabada toda redonda tan perfeccionada por detrás como por delante y el cuerpo de Cristo por la parte de la cabeza ha de ir incorporado en el pecho de Nicodemus el cual ha de ir a la mano derecha como miramos el paso y el Cristo ha de tener caído el brazo izquierdo y ha de haber una figura de la Magdalena hincada de rodillas y con una mano y toalla natural teniendo el dicho brazo caído y la otra en la mejor disposición que convenga al paso. Y por la parte de atrás de todas estas dichas figuras en el medio que hay entre Nicodemus Abar y Mathia ha de estar una figura de San Juan Evangelista que tenga el brazo derecho del Cristo y con una mano y con la otra haciendo demostración de sentimiento de ver la llaga esta figura ha de ser en pie y algo más atrás esta una figura que represente un criado que quitaba la piedra del sepulcro con una palana la cual figura ha de ser airosa y hecha con toda valentía que la disposición del dicho paso se viene a componer de las dichas siete figuras las cuales lo han de ser del tamaño de las del paso del descendimiento de la cruz que tiene la Cofradía de la Cruz de esta ciudad y lo ha de ser el Cristo todo y la mitad de las otras figuras de madera de pino de Soria por la parte de adelante y la otra mitad de madera de pino de la tierra muy bueno la cual madera ha de ser seca y buena y dichas figuras se han de ahuecar todo lo posible por que el paso pese menos y todos los tornillos necesarios para la fortificación de las dichas figuras y seguridad para que con los vaivenes no tenga ningún detrimento se los ha de dar la dicha Cofradía a los dichos escultores los cuales las han de asentar en la posición necesaria y armar el dicho paso antes de que se pinte para… si tiene algún defecto y si le tuviere los dichos escultores le han de enmendar las cuales dichas figuras le han de dar acabadas mediado octubre que viene de este presente año […]”.

Francisco Fermín (h. 1599-¿?) y Antonio de Ribera (nacido en Toro, hacia 1606) se formaron o completaron su formación en el taller de Gregorio Fernández. En su catálogo hay otros pasos procesionales. En el caso de Francisco Fermín, el Cristo Yacente de Zamora. Por su parte, Antonio Ribera junto a Francisco Díez de Tudanca firman como testigos en la policromía del paso del Azotamiento, de la Cofradía Penitencial de La Pasión de Valladolid, y en virtud a ello se les atribuye las tallas de dicho conjunto. 

Agradezco enormemente a Javier Baladrón (quien en su blog enlace también ha tratado sobre este paso) haberme facilitado interesantísimos datos de la escritura de este paso, más amplia de lo publicado hasta ahora. Así, por ejemplo, se citan los plazos en los que se tendrán que entregar las tallas, habrá que entender aún sin policromar:
Cuarenta y cuatro días a contar desde la fecha de la escritura se entregarán dos tallas, el “Cristo y la dicha de Nicodemus donde arrima Cristo el pecho”.
Ochenta y ocho días después de la fecha de la escritura, otras dos tallas, que serán “la figura que tiene a Cristo por la parte de los pies y la otra Nuestra Señora”.
Ciento treinta y dos días después de la fecha de la escritura, otras dos tallas, San Juan y Santa María Magdalena.
Y el resto para la otra figura, se entiende el criado.
Matizo que las tallas estarían en estos plazos sin policromar pues una de las condiciones que se desprende del contrato es que los “escultores los cuales las han de asentar en la posición necesaria y armar el dicho paso antes de que se pinte para… si tiene algún defecto y si le tuviere los dichos escultores le han de enmendar las cuales dichas figuras le han de dar acabadas mediado octubre que viene de este presente año”.

En la misma escritura hay una condición importante que podría explicar (al menos una posible hipótesis) la reducción de tallas del conjunto: “Y lo restante del paso quedará para la dicha figura y su puesto cada uno ha de trabajar en sus figuras si en las dos primeras que han de entregar alguno de los dos no cumpliere con la suya desde luego queda excluido de la mancomunidad de la obra y el otro que cumpliere quede con toda la obra y de lo que tuviere hecho el que no cumpliese parte de lo que estuviere al respecto del concierto de la obra cien reales que hayan de ser para el que cumpliese y lo mismo se entienda en los demás plazos y figuras ya referidas y si cualquiera de los plazos no cumpliera el uno ni el otro la dicha cofradía pueda buscar oficiales …”. Como veremos, la descripción en la primera mitad del siglo XVIII no recoge las imágenes de la Virgen y San Juan, y en los recuentos a principios del siglo XIX sólo parece hacer referencia a una imagen de San Juan (y una de la Magdalena), frente a la hipótesis de dos conjuntos de la Virgen, San Juan y Magdalena en la Cofradía de la Piedad, uno para el paso de la Lanzada de Longinos y otro para el paso del Entierro.

El paso se estrena en la Semana Santa de 1642 y al mismo se refiere en 1644 como “passo nuevo” y ya será en 1649 cuando aparezca con la denominación de “passo nuevo del Entierro”.

Junto a las referencias del paso en la procesión recogidas por Roberto Alonso Gómez, puede que la primera descripción, o bien una de las primeras, del conjunto ya participando en las procesiones sea la aportada por Manuel Canesi (Tomo II, Libro III, Cap. 2, Pág. 25):
 “7ª. La séptima sale el viernes Santo a las 5 de la tarde de la ermita de la Piedad y baja a la Fuente Dorada, y por las demás calles ya dichas, hasta llegar a la santa iglesia catedral y de allí entra en su casa. Esta procesión salía antiguamente del convento de mercenarios calzados componese de gente de todos ejercicios y artes y muchas de distinción; y el último claro que es de Nuestra Señora de la Soledad es muy lucido, y alumbran en él más de 300 personas de devoción y van muchas de disciplina como en las demás y algunas de penitencia aspadas, y otros armados y cierra el párroco y capellanes de la parroquial del Salvador por ser de su territorio, y la sala del crimen y corregidor o su teniente en la conformidad que las ya dichas y los pasos que lleva son estos: Cristo con la túnica encarnada sentado y detrás de la cruz y los atributos de su pasión, repartidos en ella de talla. Longinos a caballo dando la lanzada a Cristo ya crucificado y su Madre santísima y S. Juan a su vista. La cruz sola en que murió Cristo. José Abarimatía y Nicodemus con Cristo difunto en los brazos cuando le bajaron de la cruz, la que está a su vista, y la Magdalena y otra figura abriendo el sepulcro. Nuestra Señora de la Soledad a vista de la cruz, desconsolada por la injusta muerte de su hijo amado”.

Aunque esta descripción es una fuente de singular relevancia para su conocimiento, no hay que pasar por alto los errores y omisiones que comete al describirlos: por ejemplo, en la Oración del Huerto (Vera Cruz) no menciona a Judas, sayones y –en su caso- apóstoles dormidos; Camino del Calvario (Pasión) menciona la presencia de dos mujeres; en el Descendimiento (Vera Cruz) no menciona a San Juan, María Magdalena ni el criado que ayuda; Sexta Angustia (Angustias) no habla de San Juan y Magdalena; Sed Tengo (Nazareno) tampoco es una descripción completa, por poner ejemplos.

Dos notas podemos destacar, una –como breve paréntesis- que como se ha dicho en otras publicaciones, en todos los pasos de la Piedad estaba presente la Cruz, detalle que podría retomarse en la composición actual de los pasos, en especial del que trata esta entrada puesto que la cruz figura también en la denominación actual del paso. Por ejemplo, poner la cruz con un sudario y las escaleras, podría completar en parte la composición de este conjunto procesional.

Fotomontaje. Propuesta de inclusión de la Cruz con sudario en la composición actual de "Cristo de la Cruz a María".

Por otro lado, y ya retomando la descripción que hace Canesi del Paso “José de Abarimatia y Nicodemus con Cristo difunto en los brazos, cuando le bajaron de la Cruz, la que esta a su vista y la Magdalena y otra figura abriendo el sepulcro” nos remitía a cinco tallas, pero ya hemos visto que en ocasiones las descripciones de Canesi tenían errores u omisiones. Pero, si se cumplieron los plazos y se completó el paso antes de policromarlo, como se convenía en la escritura, cada una de las figuras citadas por Canesi corresponde a cada uno de los cuatro plazos estipulados:
Cristo y Nicodemo (plazo de 44 días)
Figura que sujeta a Cristo por los pies -José de Arimatea-(plazo de 88 días)
María Magdalena (plazo de 132 días)
Último plazo el sirviente.

Sería cuanto menos curiosa la eliminación de personajes relevantes, especialmente el caso de la Virgen, y mantener otro personaje secundario como el sirviente. Cabe preguntarse ¿fue una nueva omisión de Canesi?¿Podría haber ocurrido lo que se recogía en la escritura, en caso que sólo uno de los escultores cumpliera con los plazos y se rompiera la mancomunidad y que esta circunstancia hubiera derivado en modificar la talla de María Magdalena? O bien ¿Podrían haber dejado de procesionar estas tallas de la Virgen y San Juan o incluso llegar a desaparecer, puesto que no parecen encontrarse en el recuento del siglo XIX?

Otro tema es su culto en la Iglesia. No hay muchos datos, más bien son escasos, sobre la ubicación del paso en la antigua Iglesia Penitencial de La Piedad, situada en la calle Pedro Barrueco. Gracias a Rafael Floranes sabemos que se encontraba en la segunda capilla del lado del Evangelio nombrándola como “Capilla del Cristo del Sepulcro” y precisa que esta capilla y la de enfrente (donde se exponía el paso del Longinos) “estan en pintura al fresco y en arco, todas con reja de madera”. A ello habría que añadir otros datos facilitados por Roberto Alonso Gómez: «En 1.691 José de Rozas, a cambio de conseguir honores de diputado se comprometió a hacer “una concha dando hueco bastante para que con fazilidad pudiese entrar y salir la efixie” .
El año 1.696 una devota del Cristo del Sepulcro, mandó dorar su retablo “... con la misma disposición que están los retablos del Cristo de la Humildad y Nuestra Señora de la Soledad...
Para ello se concierta con Juan Gerero, quien al final de ese año, “no havia cumplido con su obligación”» (ver enlace).

Planta de la antigua Iglesia Penitencial de La Piedad con distribución de capillas según la descripción de Floranes.

Floranes informa también que los pasos que sacaba la Cofradía de la Piedad en su procesión del Viernes Santo eran: “1º. El cavallo de Lonjinos; 2º. El Christo del Sepulcro; 3º. El Christo de la umildad; 4º. Nra. Señora dela Soledad” (MSS.11246 fol. 402 y v). Junto a esta noticia de los pasos que sacaba la Cofradía en la Procesión, hay que tener presente lo ocurrido en 1762, relatado por Ventura Pérez en su Diario de Valladolid, ya que el Viernes Santo de dicho año  “minoraron los pasos de la Piedad, reduciendo el de Longinos y quitando del todo el del Sepulcro” (pág. 350)…Si Floranes menciona a finales del XVIII los cuatro pasos ¿Pudo recuperarse parte del Entierro o sólo saldría la imagen del Cristo en el sepulcro?


LAS TALLAS DEL PASO EN EL RECUENTO E INFORMES DEL SIGLO XIX.
Llegamos a comienzos del siglo XIX, después de años de crisis, diversas vicisitudes y, en el caso de La Piedad, cambios de sede (ya están en San Antón). En el informe de 6 de mayo de 1803, firmado por Diego Pérez Martínez y Leonardo Araujo se recoge:
Ygl.ª Penitencial de la Piedad
En esta Yglesia estan S.n Juan, y la Magdalena, y en el coro esta vn S.to Cristo Crucificado, Longinos suelto echo pedazos. El caballo dizen le quemaron, o se quemo en el yncendio de vna casa en donde le tenían, dos estatuas Grandes en actitud de meter a Jesucristo en el Sepulcro, y vna fig.ª de vn soldado entero y otros echos pedazos con q.e se componían los dos pasos de la Lanzada y Sepulcro, todas de mala Escultura y enteramente destruidas. (pág. 106).

Es curioso que si se mencionan las esculturas titulares de los altares,…¿Por qué no menciona la Soledad o la posible Virgen de la Piedad de la Cofradía de la Piedad en San Antón? También es de notar que no menciona la figura de la Virgen asignada al paso de Longinos que se conserva en el Museo Nacional de Escultura. Además, parece deducirse la existencia de sólo una talla de la Magdalena, cuando parece que en este caso, la Cofradía de la Piedad sí que pudo llegar a contar con una doble representación de la Santa en los citados conjuntos del Longinos (así se desprende del contrato para ese paso de Medina de Rioseco) y en el Entierro (como señalaba Canesi).

Unos años más tarde, en el informe firmado por Ceferino Araujo y Pedro González el 3 de mayo de 1815:
Yglesia de la Piedad
En esta se hallan todas las Ymagenes que el estado dice, y ocupan los mis(mos) puestos, todas son de muy mala escultura, y Lonjinos y demas soldados estan tan derrotados que de algunos no existe mas que una pierna ó un brazo (pág. 112).

Es interesante que se mencione a los soldados (en plural) lo que reforzaría la idea que además del sirviente del paso del Entierro, en el Longinos estarían otros personajes como el mozo o criado que sujeta las riendas (talla que figura en la referencia al paso de Valladolid para el conjunto que se hizo para Medina de Rioseco, igualmente presente en los conjuntos del mismo tema de Palencia y Sahagún) o los soldados –“capitán” y “judío”- que aparecen en el primer paso de Longinos, de papelón, a finales del siglo XVI y que parece que serían trasladados posteriormente a madera e incluidos también en los pasos de Medina de Rioseco y Palencia.


EL CRISTO YACENTE EN LA IGLESIA DE SAN ANTÓN Y SU POSTERIOR INGRESO EN EL MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA.
En el año 1791, la Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de la Piedad establece su sede en la Ermita de San Antonio Abad. Tiempo después, Casimiro González García Valladolid (Valladolid, sus recuerdos y grandezas. T. I, pág. 709) en el cambio de siglo XIX al XX, la describe: “En su retablo mayor, de madera sin pintar, llama la atención la imágen del Santo Titular que descansa sobre un dragón de siete cabezas: en otros tantos retablos figuran la Virgen de la Soledad, de bastidores, lindísima, San José y el Cristo de la Caña, cuyo paso sale en la procesión del Entierro el día de Viernes Santo”. Posteriormente, completa la descripción del templo: “En su lado izquierdo, ó sea á la derecha según se entra en la iglesia, hay una espaciosa capilla también gótica, separada del templo por una gran verja de hierro de primorosa labor y exquisito gusto: dicha capilla, que tiene, asimismo su coro alto, está consagrada al Santísimo Cristo de Burgos, efigie en escultura de madera que ocupa el retablo mayor: al lado de la epístola hay otro retablito con la Virgen de la Estrella. La fábrica de tan hermosa capilla fué costeada por los Excelentísimos señores Condes de Almodovar”.

Pero, a partir de 1913, aproximadamente, la imagen del Cristo del Gallo dejó de estar en aquel retablo (que -aunque reducido- se trataba del antiguo retablo mayor de San Antón, obra de Leonardo de Carrión y Diego Rodróguez en 1553-1557), al tiempo que éste era desmontado: “Esta escultura [está hablando del Cristo del Gallo] no se encuentra en el retablo que tapaba la puerta lateral de la iglesia de San Antón, juntamente con el Cristo del paso del Entierro, retablo que con dichas dos esculturas del Ecce Homo y Cristo del Entierro pretendió vender un señor hace unos doce años, alegando derechos de patronato que no podía alegar, porque, por lo menos, las dos esculturas se llevaron de la Piedad, según se expresa en el texto. Gracias a que el Sr. Arzobispo de entonces se opuso a laventa no salieron de Valladolid; pero de todos modos la cofradía no ha sabido defender sus derechos cuando esculturas y retablo se encuentran aún en la capilla del Cristo de la misma iglesia de San Antón y en la sacristía adjunta, cuyas llaves custodian personas extrañas a la cofradía, aunque tengan cierto derechos en la iglesia” (Agapito y Revilla, pág. 132). 

De hecho, gracias a este mismo autor, sabemos de la existencia de dos representaciones de Cristo Yacente en la Iglesia de San Antón. Al tratar del paso del Entierro de Cristo da noticia que en San Antón se conservaban dos imágenes de Cristo Yacente, uno de la Cofradía de La Piedad y otro de la propia iglesia, más pequeño, y que se encontraba en el altar de la Soledad. Este último dato sobre la propiedad del Cristo Yacente del retablo de la Soledad no parece correcto del todo, pues según otros inventarios se tendría que identificar con el Sepulcro Chico de la Cofradía de La Piedad. Por lo tanto, las dos imágenes de Cristo Yacente que había en San Antón eran de la Cofradía de La Piedad.
Esto nos remitiría a otro ejemplo de retablo con unión de Soledad y Yacente al igual que existe en otras iglesias de Valladolid…Sería interesante saber si esta Virgen de la Soledad era la de la Cofradía de La Piedad, que parece ser que sí, y si el retablo procedía de su antigua iglesia penitencial, así como si en ese primitivo emplazamiento, la Soledad contaba con un retablo en unión a otro Cristo Yacente.

El Cristo Yacente del paso del Entierro ingresó en el Museo Nacional de Escultura en 1935 (Luna Moreno, L. 1986, pág. 72).


NICODEMO EN LA I PALABRA (1959-1994). COFRADÍA DE LAS SIETE PALABRAS.
Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.”
Lucas 23:34

El paso procesional “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”, es un conjunto procesionado desde 1959. En 1958 se había fundado una filial de la Cofradía de las Siete Palabras en Laguna de Duero. 

La imagen principal es el denominado Santísimo Cristo de los Trabajos, obra de Gregorio Fernández en su primera etapa, fechado hacia 1610. No se conocen datos sobre la procedencia de la imagen, destacándose dos teorías sobre la misma: una es que fuera la imagen titular de una Cofradía formada por el gremio de Cortadores (Carniceros) de Valladolid, que según esta hipótesis, tenía su sede en la Iglesia Parroquial de Santa María Magdalena.
La segunda hipótesis, de Juan José Martín González, apunta a que procedería de un convento que fue ocupado y dado otro uso durante la ocupación francesa.
El primer montaje, desde 1959, incluía las tallas de Nicodemo (“Paso del Entierro de Cristo” de Antonio de Ribera y Francisco Fermín, 1641-1642, hoy denominado “Cristo de la Cruz a María”, de la Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de La Piedad) y otros dos personajes, uno con vestimenta oriental que muestra un pergamino, atribuyéndole la función de un jurista que porta la sentencia a muerte y un sayón con una cuerda, denominado “el bizco”, estas dos últimas esculturas se adscriben al “paso” de “La Coronación de Espinas” obra del taller de Gregorio Fernández (c. 1620), encargado por la Cofradía Penitencial de la Santa Vera Cruz. 
En el año 1995 se estrena el conjunto “Cristo de la Cruz a María” por lo que la imagen de Nicodemo se retira de esta Primera Palabra. La escultura del jurista o personaje de vestimenta oriental se mantiene en la actualidad. Mientras que el otro sayón, “el bizco” fue sustituido en 2005 por otro, conocido como Sayón del Casco bicorne, realizado por Andrés de Solanes para el Paso de la Oración del Huerto de la Penitencial de la Santa Vera Cruz.


LA EXPOSICIÓN “GREGORIO FERNÁNDEZ Y LA SEMANA SANTA DE VALLADOLID. EN EL CCCL ANIVERSARIO DE SU MUERTE” EN 1986.
En el año 1986, dentro de los actos organizados para conmemorar el 350 aniversario de la muerte de Gregorio Fernández, se pudo ver la exposición “Gregorio Fernández y la Semana Santa de Valladolid. En el CCCL aniversario de su muerte”. En ella se mostraron algunos montajes originales de distintos pasos procesionales y, como se decía en la prensa de la época al hacer la crónica de la inauguración “la exposición demuestra que la Semana Santa vallisoletana puede mejorarse”…Recuperar el montaje original de algunos pasos para su salida por las calles de nuestra ciudad es una asignatura todavía pendiente (Ej: Oración del Huerto, Coronación de Espinas, Sexta Angustia..., sólo por citar algunos).

En cuanto al paso que nos ocupa, se expuso la talla de Nicodemo (conocida en la Semana Santa de Valladolid por formar parte, como ya se ha indicado, de la I Palabra), junto con la efigie de Cristo, que supondría una novedad para la mayor parte de los visitantes de la muestra. No se expuso la cabeza de José de Arimatea y tampoco la Magdalena, que por entonces ya se asignaba a este conjunto y de la que se dice que “Dado su pésimo estado de conservación (está desfigurada por repintes y roturas luego mas encajadas), se ha juzgado más conveniente prescindir de la talla de la Magdalena” (Luna Moreno, L. 1986, pág. 72).


LA RECUPERACIÓN DEL CONJUNTO PROCESIONAL
La exposición de las citadas tallas de Cristo y Nicodemo en el año 1986 y los estudios sobre el paso en aquel momento, animaron a la Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad a trabajar en pos de la recuperación de dicho conjunto para las procesiones de Semana Santa. En el Cabildo General celebrado el 13 de marzo de 1994, se acuerda recuperar el Paso para sacarlo nuevamente en procesión. La Junta de Gobierno asesorada por el Director del Museo Nacional de Escultura, D. Luis Luna Moreno, deciden reconstruir el cuerpo de José de Arimatea, del que solo quedaba la cabeza, restaurándose las figuras de Cristo y Nicodemo. El cuerpo de Arimatea lo realizó José Antonio Saavedra durante los años 1994 y 1995.
Al tiempo que se trabaja en la terminación de la talla de José de Arimatea, la Cofradía encarga a Francisco Fernández León (autor de algunos pasos procesionales, como la Santa Cruz Desnuda en 1993 y también de diversas andas) la construcción de una carroza, tallada en madera de raulí, pudiéndose desmontar las grecas del paso para permitir su salida y entrada por la puerta de la Parroquial de San Martín.

El 27 de marzo de 1995, en un discreto traslado se lleva el “nuevo” conjunto procesional, tapado con sábanas, desde el Museo Nacional de Escultura hasta la iglesia Parroquial de San Martín (El Mundo, 28/03/1995, pág. 6), siendo la víspera del inicio del quinario a Nuestra Señora de la Quinta Angustia, que comenzó el 28 de marzo de 1995, fecha que pasa a la historia de la Cofradía al ser el día que Mons. José Delicado Baeza, Arzobispo de Valladolid, bendice el paso recuperado, que modifica el nombre, pasando a llamarse “Cristo de la Cruz a María”.

Los siguientes hitos para el paso y la Cofradía, ese mismo año, son las salidas procesionales. El Jueves Santo, 13 de abril de 1995, el paso hace su primera salida procesional en la Procesión de Penitencia y Caridad, en la que también formaron la Quinta Angustia (titular de la Cofradía de la Piedad) y el Santísimo Cristo de la Preciosísima Sangre (titular de su Cofradía homónima). Al día siguiente, Viernes Santo, 14 de abril de 1995, “Cristo de la Cruz a María” participa por primera vez en la Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor, precediendo a la Quinta Angustia.

En años sucesivos, este paso o alguna de sus tallas ha protagonizado diversos acontecimientos a tener en cuenta:

En 2000, Nicodemo estuvo presente en la exposición Pasos Restaurados.

En 2002, con motivo del Pregón de Semana Santa en la S.I. Catedral, a cargo de Ana Botella, el montaje fue Entierro de Cristo con Virgen, San Juan y Magdalena de Todo está consumado.




Será en el año 2012 cuando la Cofradía vuelva a organizar cultos cuaresmales en honor a este paso, así el 27, 28 y 29 de marzo de 2012 se celebró el primer triduo en esta nueva etapa de la historia de este paso procesional. El sábado anterior se produjo su traslado desde el Museo Nacional de Escultura hasta la sede de la Cofradía. Desde entonces, se viene realizando este triduo en Cuaresma, con la presencia del conjunto procesional, que desde ese momento y hasta el Viernes Santo permanece en San Martín.


En 2015, el paso “Cristo de la Cruz a María” junto al “Santo Cristo de la Humildad” (o del Gallo) se incorporan a la Procesión de la Piedad en la noche del Miércoles Santo, precediendo a La Quinta Angustia.

Una vez finalizada la Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor, en la noche del Viernes Santo, el paso es trasladado hasta el almacén-nave de pasos del Museo Nacional de Escultura donde se custodia hasta la Cuaresma del siguiente año, en que se lleva a San Martín para los cultos cuaresmales y sus salidas procesionales.


Ejemplo de protección del conjunto procesional ante la presencia de lluvia.
Se suspendía la procesión y regresaba a su templo (año 2019).


En 2020 se hubiera celebrado conjuntamente el triduo al Cristo de la Cruz a María y al Cristo de la Humildad o del Gallo (del 31 de marzo al 2 de abril), sin embargo la situación sanitaria obligó a suspender estos actos.


CRISTO YACENTE o CRISTO DE ENTIERRO
Nº de inventario: CE1077.
Altura = 170 cm; Anchura = 71 cm; Profundidad = 54 cm.
Con la denominación de “Cristo del Entierro” aparece en el catálogo del Museo Nacional de Escultura. Representa a Cristo ya muerto tras ser bajado de la cruz que, como decía Canesi, estaba presente en el paso, en el momento de ser trasladado por los Santos Varones, en compañía de Santa María Magdalena y un sirviente, al sepulcro. Figura exenta cuya composición se explica por estar sujeta por los personajes citados, Nicodemo y José de Arimatea, para proceder al traslado. Si atendemos a las condiciones del contrato, fue la primera imagen, junto a la de Nicodemo, que se realizó del paso. Estuvo en las distintas sedes de la Cofradía hasta que fue recogido y llevado el Museo Nacional de Escultura en 1935.




NICODEMO
Nº de inventario: CE0747.
Altura = 186 cm; Anchura = 82 cm; Profundidad = 87 cm.
Esta escultura, junto al Cristo del Entierro, María Magdalena y la cabeza de José de Arimatea es lo que llegó del paso del Entierro de Cristo al Museo. La presente talla de Nicodemo no era extraña en la Semana Santa de Valladolid pues desde 1959 formaba en “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”, con la Cofradía de Las Siete Palabras. En 1986 se reintegra efímeramente al paso del Entierro de la Cofradía de La Piedad, siendo expuesto con la talla de Cristo en la mencionada exposición sobre Gregorio Fernández y la Semana Santa de Valladolid. La identificación como Nicodemo se refuerza por el condicionado del contrato del paso: “y el cuerpo de Cristo por la parte de la cabeza ha de ir incorporado en el pecho de Nicodemus el cual ha de ir a la mano derecha como miramos el paso”.






JOSÉ DE ARIMATEA
Nº de inventario: CE0531.
Medidas de la cabeza, pieza original conservada y catalogada en el MNE: Altura = 38 cm; Anchura = 31 cm; Profundidad = 30 cm.
Los reconocimientos de las esculturas de la Cofradía de la Piedad en el siglo XIX hablan del mal estado de conservación de las esculturas, en especial las que ya no se utilizaban para las celebraciones de Semana Santa. El mal estado de conservación se iría acentuando con el paso del tiempo y en este caso se perdió el cuerpo, quedando únicamente la cabeza que ingresó en el Museo. Cuando la Cofradía aprueba la recuperación del paso pidió autorización –que fue concedida- para la colocación de la cabeza en un nuevo cuerpo, tallado por José Antonio Saavedra entre los años 1994 y 1995. Como en el caso de la anterior escultura (Nicodemo) el condicionado del contrato del paso indica la posición que habría de ocupar, aunque en este caso es en los plazos de entrega donde se le hace referencia (aunque sin citar el nombre), era una de las esculturas del segundo plazo (88 días después de la escritura) “la figura que tiene a Cristo por la parte de los pies y la otra Nuestra Señora”. En este paso es curioso que se le coloque a los pies, cuando en otras representaciones se le pone hacia la cabeza de Cristo, tanto por su posición social, ocuparse del sepelio de Cristo en un sepulcro de su propiedad y además porque según la tradición sería pariente de Jesús, concretamente se le considera como hermano menor de San Joaquín, lo que le convertía en tío abuelo de Jesús.




SANTA MARÍA MAGDALENA
Nº de inventario: CE1082.
Altura = 186 cm; Anchura = 90 cm; Profundidad = 85 cm.
La presente escultura de Santa María Magdalena ha suscitado dudas no tanto sobre su procedencia de la Cofradía de la Piedad, pero sí en cuanto al paso al que podría pertenecer. Si durante un tiempo se la consideró como procedente de La Lanzada de Longinos (junto con las otras esculturas que de dicho paso se conservan en el Museo: Virgen, San Juan y Longinos) en la actualidad se la vincula con el Paso del Entierro, de hecho en la exposición de 1986 ya se daba esta posibilidad si bien no se expuso por el estado de conservación. Según la descripción del modelo para la ejecución del paso “el Cristo ha de tener caído el brazo izquierdo y ha de haber una figura de la Magdalena hincada de rodillas y con una mano y toalla natural teniendo el dicho brazo caído y la otra en la mejor disposición que convenga al paso” y sería entregada en el tercer plazo estipulado (132 días desde la escritura) junto con una talla de San Juan. Canesi menciona su presencia en el paso y a comienzos del siglo XIX se menciona una talla de la Magdalena. Si bien es cierto que en ocasiones se ha puesto en duda la existencia de un doble grupo de Virgen, San Juan y Magdalena para cada uno de los pasos (Longinos y Entierro), al menos sí que parece que tuvo que existir una doble representación de Santa María Magdalena, pues es una de las que se cita para la copia del Longinos de Medina de Rioseco y otra talla se cita en el Entierro. Entre 1950 y 1957 participó en la Semana Santa de Valladolid, acompañando las imágenes de la Virgen y San Juan del retablo mayor de la Iglesia Penitencial de la Santa Vera Cruz, en un paso denominado “La Virgen y San Juan” alumbrado por la Cofradía del Discípulo Amado, precediendo o siguiendo a Nuestro Padre Jesús Nazareno. También hay fotografías de su utilización, junto a la talla de San Juan del paso del Longinos, en un Misterio para Navidad.


Fuente: Archivo Municipal de Valladolid.
Identificador: UA 0268.

Fuente: Archivo Municipal de Valladolid.
Identificador: F01425-015.



Así pues, siguiendo la descripción de Canesi, se habrían perdido en la escena la representación del criado abriendo el sepulcro y la Cruz, elemento que sería más fácil su reincorporación al conjunto, tal vez con escaleras, sudario y otros elementos que encajasen con la escena, como los que dispuso Luis Luna en el montaje de “La Sexta Angustia” en 1991.




Bibliografía:

AGAPITO Y REVILLA, Juan: Las Cofradías, las procesiones y los pasos de Semana Santa en Valladolid. Imprenta Castellana. 1925.
CANESI ACEVEDO, Manuel: Historia de Valladolid. Ayuntamiento de Valladolid-Grupo Pinciano-Caja España. 1996.
FLORANES, Rafael: Inscripciones de Valladolid. Mans. 11246. BNE.
LUNA MORENO, Luis y FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Mª del Rosario: Gregorio Fernández y la Semana Santa de Valladolid;[exposición] en el CCCL aniversario de su muerte, [Valladolid, Museo Nacional de Escultura, enero-febrero 1986; catálogo.
MARTÍ Y MONSÓ, José: Estudios histórico-artísticos relativos principalmente a Valladolid. 1898-1901. Pág. 510-511.
PÉREZ, Ventura: Diario de Valladolid. (Imp. y Librería Nacional y Extranjera de Hijos de Rodríguez). Valladolid. 1885.
ROJO VEGA, Anastasio: Fiestas y Comedias en Valladolid, siglos XVI-XVII. Ayuntamiento de Valladolid. 1999.
VV.AA. Pasos Restaurados (págs. 87, 93-96).

Ceres.mce.es Red Digital de Colecciones de Museos de España (Museo Nacional de Escultura).

Programas de Semana Santa de Valladolid.

El Mundo

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