domingo, 28 de marzo de 2021

PASO DEL DESCENDIMIENTO O LA SEXTA ANGUSTIA. ILUSTRE COFRADÍA PENITENCIAL DE NUESTRA SEÑORA DE LAS ANGUSTIAS.

Muy recomendable la visita a los siguientes blogs:

Arte en Valladolid (enlace)

Miscelánea de Arte Sacro (enlace)


"La Sexta Angustia" montaje en la exposición homónima de 1991.
Agradezco esta fotografía a la Ilustre Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de Las Angustias.


El siglo XVII fue, sin lugar a dudas, el siglo de oro de la escultura procesional en Valladolid. Esta afirmación se ajusta sobre todo a los conjuntos procesionales que en gran medida han llegado hasta nuestros días y no quiere decir que antes o después no hubiera magnificas tallas procesionales, que las hubo, sirvan como ejemplos Nuestra Señora de Las Angustias de Juan de Juni (c. 1561) titular de la Cofradía del mismo nombre y, posteriormente, los siglos XVIII y XIX han dejado muestras de buenas obras que se han adaptado a las procesiones, pensemos en esculturas de Pedro de Ávila, Juan Alonso Villabrille y Ron, Claudio Cortijo, etc.

Pero, como se decía, el siglo XVII es un momento cumbre para nuestra imaginería procesional, y no es una exageración, con un ejercicio de imaginación nos trasladamos a finales de aquella centuria y nos encontramos con lo que podían ver los vallisoletanos de aquella época en las calles:

Santa Vera Cruz: Oración del Huerto (con Judas, soldados y ¿en algún momento apóstoles dormidos?), Azotamiento, Coronación de Espinas, ambos de varias tallas con sayones, y Descendimiento. Posteriormente, ya en el siglo XVIII, se unirá la Dolorosa separada del Descendimiento.

Sagrada Pasión: Azotamiento, Camino del Calvario, Cristo de la Humildad (o del Perdón), Elevación de la Cruz, Paso Nuevo de la Virgen y San Juan, y en los primeros años del siglo XVIII se uniría cerrando el cortejo Nuestra Señora de la Pasión.

Angustias: Cristo en la Cruz, Descendimiento, Santo Sepulcro, Entierro y Nuestra Señora de las Angustias.

Piedad: Cristo de la Humildad, La Cruz, Lanzada de Longinos, Entierro de Cristo y Nuestra Señora de la Soledad.

Nazareno: Nuestro Padre Jesús Nazareno (dos tallas distintas a lo largo del siglo), Paso del Despojo (dos grupos distintos), Paso Grande (Sed Tengo).

Afortunadamente, y no con pocas vicisitudes, la mayoría de ellos han llegado a nuestros días; otros, por el contrario, o han llegado muy reducidos o incluso han desaparecido, no faltando tampoco aquellos de los que quedan dos o tres piezas de un amplio conjunto y que no figuran actualmente en las procesiones, aunque sería deseable -casi como deuda histórica- su recuperación, pensemos en este sentido en el “paso” de La Lanzada de Longinos, de la Cofradía de La Piedad.

De entre todos estos “pasos” nos centramos en esta ocasión en el monumental Descendimiento de la Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de las Angustias, conjunto que ha recibido distintos nombres a lo largo de su dilatada historia, como Piedad o más modernamente (sobre todo a raíz de su exposición temporal en 1991) “La Sexta Angustia”.


EL DESCENDIMIENTO O LA SEXTA ANGUSTIA.

Es el segundo “paso” con esta denominación tallado por Gregorio Fernández para las Cofradías de Valladolid, aunque el primero cronológicamente, recordemos que este “paso” lo realiza en 1616 y el otro “paso” del Descendimiento, para la Cofradía Penitencial de la Santa Vera Cruz, lo concierta en 1623.

Pese a la coincidencia del nombre, los acomete iconográficamente de manera distinta; así el de la Vera Cruz (primero en orden de los acontecimientos de la Pasión) muestra el momento en que Nicodemo y José de Arimatea junto con un sirviente, bajan de la cruz el cuerpo muerto del Señor, ante la mirada de San Juan, María Magdalena y, en especial, María, que espera con los brazos abiertos recibir a su Hijo en su regazo. Mientras el conjunto labrado para Las Angustias es un momento inmediatamente posterior, la Virgen ya tiene el cuerpo de su Hijo descendido (lo podemos denominar como Planctus Mariae, treno o lamentación de Nuestra Señora), se mantienen Magdalena y San Juan, mientras que han desaparecido de la escena el sirviente y los Santos Varones, sustituidos por la presencia de los dos ladrones aún en la cruz.

El escultor escoge detenidamente los personajes presentes en cada escena. Ahora ya, centrándonos en el conjunto procesional de la Cofradía de Las Angustias, partimos del testimonio de Juan, presente en todo ello:

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María de Cleofás y María Magdalena. Jesús, al ver a su madre, y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa”. (Juan 19, 25-27).

Pese a la ambigüedad que a veces parece inducir este pasaje, en cuanto a personajes presentes se refiere, se deduce la presencia en el momento de la crucifixión de tres mujeres, más la Madre de Jesús, algunas de ellas con lazos familiares:

  • María, Madre de Jesús. Hija de Santa Ana y San Joaquín.
  • María Magdalena.
  • María de Cleofás. En ocasiones se la considera como hija de Santa Ana, de su segundo matrimonio, con Cleofás (hermano de San Joaquín, primer esposo de Santa Ana). En Oriente, sin embargo, la tradición hace a este Cleofás hermano de San José. María de Cleofás casó con Alfeo, de quien tuvo cuatro hijos, Santiago el Menor, San Judas Tadeo, San José el Justo y San Simón de Jerusalén, los dos primeros apóstoles.
  • Salomé, esposa de Zebedeo y madre de los apóstoles Santiago el Mayor y Juan. En ocasiones se considera que Salomé podría ser hermana de María (la Madre de Jesús), fruto del tercer matrimonio de Santa Ana, con Solas o Salom.

Las dos primeras son las que con más frecuencia han formado en los pasos procesionales de Valladolid, aunque ha habido excepciones en las que han estado presentes alguna de las otras dos, por ello cabe citarlas:

Cofradía de la Pasión: Según relata Tomé Pinheiro da Veiga, en su libro La Fastiginia, “… y el paso era de Nuestra Señora al pie de la Cruz, con Cristo Nuestro Señor en brazos y las Marías” (pág. 11). Como breve paréntesis, en cuanto a iconografía de los conjuntos procesionales que vio, menciona uno del Descendimiento, procesionado por la Vera Cruz.

Grupo del Santo Entierro, de Juan de Juni: Si bien es cierto que este grupo, procedente de la capilla de fray Antonio de Guevara, Obispo de Mondoñedo, ubicada en el desaparecido  Convento de San Francisco de Valladolid, no tiene en su origen una función procesional, hemos de recordar que participó en el año 1931 en la Procesión del Viernes Santo con la Cofradía del Santo Entierro. En este grupo aparece la figura de María de Cleofás, portando la corona de espinas.

En cuanto a representaciones de La Piedad (entendida iconográficamente como la Virgen sosteniendo en su regazo el cuerpo muerto de Cristo), es curioso que al menos tres de las cinco Penitenciales históricas cerraron sus cortejos procesionales, sobre todo en el siglo XVI y principios del XVII, con una de estas imágenes: 

Pasión.- Paso de Nuestra Señora al pie de la Cruz, con Cristo Nuestro Señor en brazos y las Marías.

Vera Cruz.- “El séptimo, Cristo Nuestro Señor en los brazos de la Virgen, con lo que se acaba la procesión…” (La Fastiginia, pág. 11)

Angustias.- La primitiva titular, hoy conservada en el Salón de Cabildos, y luego sustituida por la imagen de la Dolorosa tallada por Juan de Juni. No obstante, la representación típica de Piedad estuvo presente, y sigue en la actualidad en esta Penitencial, recordemos que, junto a la primitiva titular, y la Piedad  del Paso de la Sexta Angustia, también la podemos encontrar ocupando lugar destacado tanto en la portada como en el retablo mayor de la iglesia.

Esta representación de María con el cuerpo muerto de Cristo en su regazo tenía un valor altamente emotivo, pues suponía el contrapunto a lo sucedido en Belén, allí era la alegría de tener en sus brazos al recién nacido, donde dormía en sus brazos y lo acunaba en su infancia; mientras, en el Calvario, en Jerusalén, lo recibe muerto, reposando en un “sueño” completamente distinto al de la infancia.

La Virgen creyó que habían retornado los días de Belén; se imaginó que Jesús estaba adormecido y lo acunó en su regazo; y el sudario en que le envolvió le recordó los pañales” (San Bernardino de Siena).

San Juan Evangelista y Santa María Magdalena son, por su parte, personajes típicos en las escenas de Calvario. San Juan, el Discípulo Amado, por su permanencia junto al Maestro, incluso en la cruz, se convierte en cronista de lo sucedido. María Magdalena es la “apóstala de los apóstoles” y lo mismo que estuvo junto a Jesús, incluso en el trance de su muerte, fue favorecida por ser quien pudo dar a los discípulos la buena nueva de la resurrección.

Finalmente, pasando a los personajes secundarios, encontramos a los dos ladrones o malhechores, aparecen mencionados en los Evangelios y que Cristo fue crucificado entre ellos, no aclarándose ni nombres ni colocación exacta de los mismos. En este sentido, los textos apócrifos, fuente para numerosos pasajes, revelan nombres y otros detalles. Singularmente relevante es el denominado “Evangelio de Nicodemo” o “Acta Pilati” (Hechos de Pilatos”, donde aparece:

“IX 12. Y mandó en seguida que se lo crucificase en el lugar en que había sido detenido, con dos malhechores, cuyos nombres eran Dimas y Gestas”.

“X 1. Y Jesús salió del Pretorio y los dos ladrones con él. Y cuando llegó al lugar que se llama Gólgota, los soldados lo desnudaron de sus vestiduras y le ciñeron un lienzo, y pusieron sobre su cabeza una corona de espinas y colocaron una caña en sus manos. Y crucificaron igualmente a los dos ladrones a sus lados, Dimas a su derecha y Gestas a su izquierda.

X 7. Y uno de los ladrones que estaban crucificados, Gestas, dijo a Jesús: Si eres el Cristo, líbrate y libértanos a nosotros. Mas Dimas lo reprendió, diciéndole: ¿No temes a Dios tú, que eres de aquellos sobre los cuales ha recaído condena? Nosotros recibimos el castigo justo de lo que hemos cometido, pero él no ha hecho ningún mal. Y, una vez hubo censurado a su compañero, exclamó, dirigiéndose a Jesús: Acuérdate de mí, señor en tu reino. Y Jesús le respondió: En verdad te digo que hoy serás conmigo en el paraíso”.

“Dimas a su derecha y Gestas a su izquierda” ha servido para la colocación tradicional de ambos personajes con respecto a Jesús, plasmada en multitud de obras de arte, entre ellas “pasos” procesionales, no faltando tampoco quienes en una interpretación contemporánea han alterado esta vetusta ubicación, como es el caso del misterio de la Conversión del Buen Ladrón tallado por Pedro García Velasco entre 2016 y 2020, para la Hermandad de la Conversión de Córdoba.


DEL PASO DEL DESCENDIMIENTO O LA SEXTA ANGUSTIA Y SU DOCUMENTACIÓN Y TESTIMONIOS.

Parece ser que en 1615 Gregorio Fernández recibe el encargo de elaboración de un nuevo “paso” procesional, por parte de la Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de Las Angustias, trabajo que llevaría a cabo a lo largo del año 1616 y, una vez finalizado, fue trasladado desde el taller del escultor a la sede de la Cofradía un 22 de marzo de 1617, días antes de la Semana Santa de aquel año.

Este nuevo “paso” vino a sustituir otro del mismo tema que debía poseer la Cofradía, según se deduce del asiento consignado en el Cabildo General del día 6 de abril de 1618: “Esta santa cofradía el año pasado Hiço un Paso del descendimiento de la cruz, que avia costado mas de mil ducados, en lugar de otro que tenía de papelón, de la misma figura. El qual al presente no es de provecho ni adelante lo podrá ser por ser mui antiguo… que mirase el cabildo si convenía bender la hechura del dicho paso o no… acordó el dicho cabildo se bendiese el dicho passo…” (Catalogo monumental, pág. 249).

Tal vez a ese primitivo “paso” del Descendimiento correspondieran las efigies de Nicodemo y José de Arimatea policromadas por Pedro de Ibarguren en 1573 (LUNA MORENO, Luis, 1986, pág. 65). De este antiguo conjunto no se conocen casi datos. La presencia de estos Santos Varones ¿podría responder a una escena más típica de Descendimiento, es decir, el momento en que ambos bajan el cuerpo de Cristo de la Cruz? De ser así, el nuevo conjunto supondría un gran cambio con respecto del anterior y cabe preguntarse ¿se pudo recurrir a la representación de La Piedad para que una imagen de esta iconografía –tan presente en la Penitencial- figurase nuevamente en los cortejos procesionales, al ser sustituida la primitiva titular de la Cofradía por la Dolorosa de Juan de Juni?

En cuanto al “paso” tallado por Gregorio Fernández, la documentación conservada permite conocer no sólo el nombre del escultor, también de los pintores que se encargaron de la policromía del conjunto procesional; en este sentido, si bien es cierto que en algunos casos se cita a Marcelo y Francisco Martínez, la mayoría de los datos apuntan a un trabajo hecho por el primero, o al menos el que recibía los pagos, por ejemplo:

Mande V.M. señor Domingo de el Campo, depositario de la hacienda de la confradia de Nuestra Señora de las Angustias desta ciudad, dar a Marcelo Martínez, sesenta reales para comprar treynta conchas de oro para palotear los cavellos de la Madalena y San Juan de el Paso Nuevo, que con esta y su carta de paso serán bien dados. En Valladolid, diez y nueve de março de 1617” (Catálogo Monumental, págs. 254).

Incluso se ha llegado a conocer el autor de algunos postizos, que tanta “vida” daban a las imágenes, como en este caso el lapidario que fabricó los ojos de cristal, Hervás García.

El “paso” se integró pronto en las procesiones de la Cofradía, figurando en el cortejo incluso en los años de la efímera unión de las Cofradías de Angustias y Piedad (1617-1630). Cuando no estaba montado sobre su tablero, las imágenes de La Piedad y los Ladrones estaban ubicadas en la denominada “Capilla del Cristo”, espacio que se abre en el lado del evangelio, separado de la capilla mayor por una reja, opuesto a la Capilla de Nuestra Señora de Las Angustias (lado de la epístola) donde acabaron siendo trasladadas las efigies de San Juan y Santa María Magdalena, a sendas hornacinas, flanqueando la Dolorosa de Juan de Juni, y que quedaron integradas en la decoración de este singular espacio devocional.

Hay un dato muy curioso y que merece ser tenido en cuenta. Es conocido que los “pasos” procesionales de Valladolid sirvieron de modelo para distintas localidades, encontramos copias de la Oración del Huerto, Cruz a Cuestas, Coronación de Espinas, Elevación de la Cruz, Descendimiento de la Vera Cruz, Lanzada de Longinos de La Piedad, del primitivo paso del Despojo…Pero en el caso del Descendimiento de Angustias o La Sexta Angustia es de los pocos de los que parece, al menos conocido hasta el momento, que no se hizo copia, lo que le otorga cierto halo de exclusividad.

En los siglos XVIII y XIX tenemos testimonios de diversos autores que nos hablan de las citadas ubicaciones o bien, en su caso, de su participación en las procesiones de Semana Santa. Así, Manuel Canesi, cita como pasos procesionados por la Cofradía: “…un Christo crucificado. Otro Christo en el regazo de su Madre santíssima, quando descendió de la cruz, y los dos Ladrones puestos en sus cruces. Otro Christo en el Sepulchro, a quien alumbra un claro de sacerdotes, en que suelen ir mas de ciento y cinquienta. Otro Christo en el Sepulcro, y los guardas que le pusieron dormidos. Nuestra Señora de los Cuchillos, Ymagen de expecial devoción…” (Libro 3, capítulo 2, folio 18). El citado autor dedica el capítulo cuarto de este libro a “De la fundación de la Hermita y Cofradía de nuestra Señora de las Angustias” en el que traza la historia de hermandad y templo, situándola la tercera en antigüedad después de Vera Cruz y Pasión.

De esta centuria es igualmente el testimonio que sobre estas obras aporta Antonio Ponz: «En una Capilla al lado del Evangelio se ve también, del mismo Hernández, Jesuchristo difunto, del natural, en los brazos de la Virgen; y los dos Ladrones, que allí hay, se atribuyen á León Leoni, que hizo tan buenas obras en el Escorial, como V. sabe.». 

Isidoro Bosarte, ya en los primeros años del siglo XVIII, habla de las tres representaciones de la Piedad (que reúne bajo el nombre de Nuestra Señora de las Angustias) que él atribuye a Gregorio Fernández en Valladolid, dos de las Angustias (retablo mayor –realmente de Francisco del Rincón- y “paso” del Descendimiento) y la del Convento de San Francisco (que luego pasaría a la Parroquia de San Martín). En cuanto a lo que dice de este conjunto de Angustias se recoge: «La principal de la iglesia de las Angustias está en una capilla del crucero en el lado del evangelio. La Señora está sentada, y el cuerpo del Señor difunto casi todo extendido á lo largo; la Virgen sostiene el brazo izquierdo del Señor, oprimiéndole con un canto de la sábana sobre que está echado el cuerpo) difunto. Mira la Virgen al cielo, la toca le cae hasta cerca de las cejas, y tiene la boca entreabierta. Muestra la Virgen un poco el pie izquierdo calzado de negro como los de Juní. La belleza de este grupo se desearía ver enteramente si no estuviera repintado. Sin embargo debe ser aun segun se halla un objeto de admiración. Fué un pintor mediocre y no dorador el que repintó este grupo ya hace años, según nos han informado.

A los lados hay dos figuras de tamaño natural, que representan los dos ladrones crucificados. Estos se atribuyen á Pompeyo Leoni; á mí me parece que son de Gregorio Hernández, no porque estén cercanos á este grupo sino porque Leoni no se ajustaba á la morbidez del natural como Hernández; y también porque las fisonomías de los ladronea de esta historia coinciden en sus formas con otras figuras de Hernández., y con ningunas de las que hemos visto de Leoni» (BOSARTE, 1804,  pág. 203).

Noticias sobre la composición del “paso”, ubicación de sus imágenes y estado de conservación, se encuentran también en los informes de los años 1803 y 1815, recogidos ambos por Agapito y Revilla en su obra sobre la Semana Santa de Valladolid. En el caso del informe fechado el 6 de mayo de 1803 y firmado por Diego Pérez Martínez y Leonardo Araujo (pág. 105) se recoge:

Yglesia Penitencial de las Angustias

En esta Yglesia, en vna Capilla al Lado del Evangelio sobre vna mesa de Altar esta la Virgen con Jesucristo difunto en su regazo, escultura de Gregorio Hernández y a los lados elevados en la cruz los dos Ladrones echos por Ponpieyo Leoni, y el S.n Juan, y la Magdalena q.e corresponden a este paso se hallan puestos en dos ornacinas en otra Capilla al lado de la, Epístola,

En otro altar en la Capilla anterior esta Jesucristo difunto en el sepulcro, obra de dho ernandez.

La Ymagen de M . a SS.m a de los Cuchillos esta colocada en vn tabernáculo de su Capilla es escultura del Zelebre Juan de Juni.

El Paso del Sepulcro esta en el coro de la Ygl.a por ser mui húmeda esta, Se compone de Jesucristo difunto dentro del Sepulcro, Quatro Soldados Romanos. Guardando q.e representan dormidos, y dos Angeles de Pie (estos están a los lados del Altar mayor).

Las Ymagenes q.e .están colocadas; en la YgLa están bien tratadas, y las que están en el coro como hace años q.e no se harma este Paso están con poco aseo”


Posteriormente, el informe de 21 de mayo de 1815, firmado por Ceferino Araujo, Secretario de la Real Academia (págs. 111-112) dice: “Yglesia de las Angustias Se conservan perfectamente cuidadas todas las Ymagenes por estar destinadas al culto; se hallan en los mismos sitios que el estado dice y con el mayor esmero. Los durmientes son de muy mala mano y sin duda muy posteriores al tiempo de los otros”.

Sólo unos poco años más tarde, en 1828, ya se propone la idea de llevar a la Academia el historiado de los pasos, para velar por su conservación, pero reconociendo los derechos de propiedad de las Cofradías: “La comisión opina q.e ninguna medida seria mas oportuna q.e la de trasladarlas a la Academia, puesto q.e de paso q.e se haze mérito no salen al Publico ha mas de 30 años, ni podra verificarse en lo sucesivo, pues para ello las Penitenciales habrían de hacer nuevos tableros, y otros gastos q.e no les permite sus fondos. Sentados estos principios para nada le sirven ni tienen otro objecto q.e el de ocuparles un rincón; sin embargo para hazer mas fácil su condescendencia se les podría garantir la propiedad del modo que gusten, teniendo separadas en la Academia las de cada penitencial”. La retirada de las esculturas no sería efectiva en este momento, pero quedaron en el poder de las Cofradías por un periodo de tiempo breve, siendo despojadas de ellas en virtud de ciertas leyes que jugaron en contra de los intereses de las Cofradías, aunque puede, por otro lado, que ello permitiera que gran parte del historiado de los pasos haya llegado a nuestros días, pues los informes de esta época –junto a la información que no salían en procesión- atestiguan que estaban en muchos casos en un estado de conservación no muy propicio para su transmisión al futuro.

En abril de 1842 (FRADES, 1908, págs.36-37), concretamente parece que la fecha fue el 25 de abril de 1842, “la Comisión de Arbitrios de Amortización de la Provincia acordó privar á los fieles de algunas de las meritísimas efigies que desde los comienzos de la Cofradía recibían culto en nuestro templo, para utilizarlas como objetos artísticos con que enriquecer el Museo de Pintura y Escultura establecido en el antiguo Colegio de Santa Cruz y allí están desde la mencionada época, la incomparable Dolorosa con Jesús en el regazo, de que dimos cuenta al principio, la Cruz del paso del Buen Ladrón, de los Durmientes y los Angeles del mismo”.

Allí, en el Colegio de Santa Cruz, sede del Museo, abierto el 4 de octubre de 1842 (su cuidado corrió a cargo de la Real Academia de la Purísima Concepción de Matemáticas y Nobles Artes, pero desde 1844 lo tuteló la Comisión Provincial de Monumentos hasta 1851, en que volvió a hacerse cargo del mismo la primera entidad), estuvo el grupo de La Piedad y los dos Ladrones, hasta que en 1933 se trasladan a la nueva sede del museo, tras ser elevado a la categoría de Museo Nacional, el Colegio de San Gregorio. En este periodo, 1842-1933, constan diversas salidas de estas obras de las instalaciones del museo, en unas ocasiones con fines procesionales y en otras para participar en eventos culturales. En cuanto a los primeros, fines procesionales, fue efímero, entre los años 1922 (aunque este año no llegó a salir por lluvia) y 1926, de ello nos ocuparemos más adelante. En cuanto a eventos culturales, cabe reseñar su presencia en la Exposición Regional Gallega celebrada en 1909 en Santiago de Compostela, que contaba con una sección arqueológica en la que había una  “Sala de Gregorio Fernández, comúnmente llamado Hernández” con la presencia de La Piedad, los dos Ladrones, el Cristo de la Luz, Santa Teresa de Jesús y el Bautismo de Cristo.

Diversas obras de Gregorio Fernández en la Exposición Regional Gallega de 1909.
Sobre esta exposición ver enlace.

De su estancia en el Colegio de Santa Cruz, en una sala abarrotada de esculturas en diversas técnicas, se conservan algunos testimonios gráficos, como una postal de Hauser y Menet (número 1836), en la que sobre una mesa de altar se llega a ver la Piedad, con la efigie de Judas Iscariote del Paso del Prendimiento y Oración del Huerto de la Penitencial de la Santa Vera Cruz (obra de Andrés de Solanes).

Como testimonios de otros autores, se transcriben los compilados por el mismo Agapito y Revilla en su obra: por una parte, en palabras de Dieulafoy  «La Piedad expuesta en el museo provincial en el amontonamiento—(ya va estando el Museo mejor instalado)— de estatuas y cuadros coleccionados después del saqueo (sic) de los conventos es ya una obra sin par. El rostro y las manos de la Virgen son pálidos, de una palidez de sufrimiento; el dolor ha retirado la sangre. La túnica, de un encarnado oscuro un poco basto, está en parte recubierta por un manto, en el azul del cual entra un poco de blanco y una fuerte proporción de indigo. La toca de la Virgen, el sudario donde va a ser envuelto el Cristo, la cintura que se ataba en la cruz, son blancos, pero el pintor ha hecho notar sus valores, pues la batista de la toca, el hilo del sudario y la lana de la cintura se distinguen y se prestan un mutuo apoyo lejos de perjudicarse. En cuanto al Cristo, cuyos cabellos están pintados en una gama muy oscura, tiene la palidez cadavérica, muy diferente al de la Virgen, con gris muy fino, contusiones lívidas1 e hilillos de sangre alrededor de las llagas. La flexibilidad y la libertad del modelo no tienen iguales más que en la variedad y armonía discreta de la pintura». 

Por otra parte, Serrano Fatigati en Escultura en Madrid (Bol. De la Soc. esp. de exc, t, XVI, 251-252) «Hay líneas en el Jesús yacente del grupo de la Piedad que tienen, la corrección clásica; así como la expresión dramática del rostro de su divina Madre no ha sido excedida en otras famosas representaciones análogas. Si alguna efigie le es comparable y aún pudiera estimarse, superior por algunos, es la de las Angustias, salida de las mismas manos, que se conserva también en Valladolid, en la capilla de Santa Cruz.» (Parece que realmente estaría hablando de la Dolorosa en la Penitencial de la Santa Vera Cruz).


EL PASO Y SU COMPOSICIÓN.

LA PIEDAD.

Altura = 175 cm; Anchura = 218 cm; Profundidad = 140 cm.

Conservada en el Museo Nacional de Escultura.

Representación típica de la iconografía de La Piedad, con Cristo muerto en el regazo de su Madre, María. Constituye el grupo central, tanto compositivo como devocional, del “paso” procesional.

La Virgen aparece sentada sobre un peñasco, a lo largo del cual se dispone el cuerpo muerto de Cristo. Levanta su mirada al cielo, al que dirige también la mano derecha, clamando ante la muerte del Hijo, mientras que con la mano izquierda sujeta por el brazo a Cristo, que se apoya en sus rodillas. Viste túnica roja, manto azul de amplios y angulosos pliegues y ribeteado con filigrana dorada, toca blanca y zapato negro. Con una vuelta del sudario envuelve y sujeta el brazo izquierdo de Cristo, en una actitud casi reverencial que tal vez con cierta vinculación o referencia eucarística, hace que no se toque directamente el cuerpo de Cristo (hecho que se repite en otras Piedades de este autor). Igualmente, en obras de un carácter bien distinto, lo mismo hace en las imágenes de la Virgen con el Niño, en las que éste último aparece sobre un paño, como es el caso de Nuestra Señora del Carmen de Extramuros (siguiendo el modelo de Fernández), la Virgen de las Candelas de la Parroquia de San Lorenzo Mártir de Valladolid o la Virgen del Rosario en Tudela de Duero (Valladolid) sólo por poner algunos ejemplos.





El cuerpo muerto de Cristo se dispone sobre un sudario (blanco, orlado con motivos dorados) a lo largo del peñasco, evoca los Yacentes del propio imaginero, pero el abrazo de María hace que se eleve ligeramente quedando en posición oblicua, formando todo el conjunto composición triangular o piramidal asimétrica en la que dominan dos diagonales, la propia del cuerpo de Cristo y la formada por el brazo de María y el caído del Cristo. El escultor saca provecho de la representación del desnudo masculino, con encarnación mate, presta sumo cuidado a cabellos, barba, heridas…enfatizado con una detallada policromía y el empleo de postizos  (ojos de cristal, dientes de marfil, uñas de asta, corcho en las heridas…). 


La última restauración sobre este conjunto tuvo lugar en 1997-1999. Afortunadamente, gracias a la documentación hecha pública por el Instituto del Patrimonio Histórico Español (informe firmado por D. José Pérez Reyes el 25 de marzo de 1999), podemos conocer datos sobre la misma. Solicitada por D. Jesús Urrea en 7 de enero de 1997, por entonces Director del Museo Nacional de Escultura. La Imagen llegó a la sede de dicho Instituto el 14 de abril de 1997, iniciándose los trabajos de restauración un año después y dándose por concluidos el 22 de marzo de 1999. El tratamiento efectuado se centró en: limpieza químico-manual; reforzamiento de la estructura; tratamiento de desinsectación; reconstrucción volumétrica (dedos de la imagen de Cristo); ajuste cromático y protección final.

Le representación de la Virgen con el cuerpo de Cristo muerto en su regazo es una imagen importante dentro de la Cofradía de Las Angustias, como hemos visto anteriormente, y como atestiguan los diversos ejemplos de esta iconografía en la Cofradía. Ello hace necesario, junto a la propia recuperación de la memoria de este paso, que el grupo de la Piedad (especialmente) y los Ladrones retornen al conjunto procesional, independientemente de la solución que se busque para ello (original o copias).


DIMAS Y GESTAS.

Dimas, sin cruz: Altura = 213 cm; Anchura = 163 cm; Profundidad = 52 cm.

Gestas, sin cruz: Altura = 222 cm; Anchura = 175 cm; Profundidad = 48 cm.

Conservados en el Museo Nacional de Escultura.

Magnifica representación anatómica en ambos desnudos masculinos, dotada de gran elegancia y proporción, mostrándose muertos o en los últimos momentos, de hecho ya aparecen con las heridas en las piernas, fracturas (crurifragium) realizadas para acelerar su muerte. Posturas y actitudes contrapuestas que enmarcan el conjunto escultórico, precisamente sus actitudes son un ejemplo para quienes observan la escena de cómo afrontar el trance de la muerte. Mientras el Buen Ladrón, Dimas, tras reconocer al Redentor, arrepentirse de los males cometidos en vida y con la promesa por parte de Cristo de estar con él en el Paraíso, muestra ya una muerte serena, inclinando su cabeza hacia el grupo de La Piedad, Gestas, el Mal Ladrón, sin arrepentimiento, se muestra aún vivo, agonizando entre sufrimientos, con un cuerpo agitado que se opone a la serenidad de su compañero.

Dimas, el Buen Ladrón.

Gestas, el Mal Ladrón.

Según la leyenda, el escultor representó en la cara del Buen Ladrón (Dimas) el rostro del Duque de Lerma ya que debía un dinero al escultor y no se lo pagaba.

Detalle del rostro de Dimas.

Pese a ser personajes secundarios, estas tallas despertaron la admiración de estudiosos del arte. Cuando el grupo de La Piedad y los dos Ladrones aún estaban en la Penitencial de Las Angustias, concretamente en 1802 se hace los vaciados en yeso de los dos ladrones con destino a diversas Academias para prácticas de sus alumnos, alguna de ellas aún se conserva.

Detalle del rostro de Gestas.

Las tallas originales de los dos Ladrones volvieron a salir algunos años y con distintas Cofradías en la Semana Santa de Valladolid en el siglo XX. Por un lado, con la recomposición, efímera, del Paso de La Piedad, en la década de los años 20 y sólo unos pocos años, desde 1922 (que no salió porque llovió) hasta 1924, como ya se explica en otro punto. Este conjunto procesional fue encomendado para su alumbrado y acompañamiento a la Cofradía de Nuestra Señora de La Piedad. Posteriormente, unos años más tarde, en 1942, la Cofradía de las Siete Palabras monta un segundo “paso” procesional, “Inter Scelestos Innocens” (“El Justo entre los Ladrones”) compuesto por el Santo Cristo de las Mercedes (Pompeo Leoni, c. 1560) y los dos Ladrones de Gregorio Fernández (1616), “paso” que actualmente recibe el nombre “En tus manos encomiendo mi espíritu”.

Los Ladrones originales formaron en el “paso” hasta mediados de la década de los 60 del siglo XX, siendo restaurados en el año 1965. Tal vez de este año corresponda la fotografía de este “paso” formado por el Cristo de las Mercedes con las imágenes de Dimas y Gestas del Calvario de los Alderete de Tordesillas. Al tiempo de la restauración de los originales, se encargan dos copias por parte de la Cofradía de Las Siete Palabras, que serán estrenadas en 1966 y, previas obras de adecuación, colocadas en la capilla del Santo Cristo de las Mercedes según salen en el “paso”.

Estas copias fueron realizadas por los hermanos Cruz Solís en el Instituto Central de Conservación y Restauración de Obras de Arte, Arqueología y Etnología, sito en el Casón del Buen Retiro, en Madrid, comenzadas el 3 de diciembre de 1965 y finalizadas Gestas (22/03/1966) y Dimas (01/04/1966). Están realizadas en madera de pino conseguida en el derribo de un edificio del siglo XVIII.


Capilla de Nuestra Señora de las Angustias con las imágenes de San Juan y Santa María Magdalena.
Ilustre Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de Las Angustias.
Iglesia Penitencial de Nuestra Señora de Las Angustias.
Valladolid.


SAN JUAN EVANGELISTA.

Altura: 186 cms.

Conservado en la Capilla de Nuestra Señora de las Angustias, lado de la epístola, en la Iglesia Penitencial del mismo nombre.

Figura elegante y juvenil, mirada hacia lo alto, amplia cabellera. Ojos de cristal, encarnación mate, barnizada. Mano izquierda abierta y mano derecha en actitud de sujetar algo, por eso se pone la corona de espinas (en la exposición de 1991 recogía con ambas manos un extremo del sudario que pendía de la cruz). Túnica roja, manto verde.

Esta imagen, al igual que la de Santa María Magdalena, fueron restauradas durante los años 2005-2006 por Sistemas Integrales de Restauración (SIR), de la Fundación Cristóbal Gabarrón, siendo presentadas el 2 de febrero de 2006, sometidas a un tratamiento que consistió en la eliminación de los repolicromados y los repintes puntuales, la consolidación de las grietas, la reintegración en algunos casos del volumen perdido y la entonación cromática de las lagunas al colorido original.


SANTA MARÍA MAGDALENA.

Altura: 168 cms.

Conservada en la Capilla de Nuestra Señora de las Angustias, lado del evangelio, en la Iglesia Penitencial del mismo nombre.

Túnica azul con pliegues, sujeto con cinta y banda cruzando el pecho. Dibujo de puntillas en la muñeca izquierda (puño con botones) y pecho. Manto color crema colgado por detrás,  y zapato oscuro.

Como se ha dicho en el caso de la imagen de San Juan, esta imagen fue sometida al mismo proceso de restauración en los años 2005-2006.


EL PASO Y LAS EXPOSICIONES DE LOS AÑOS 1986 Y 1991.

En 1986, la exposición complementaba la que por aquellas fechas se estaba realizando en la antigua Iglesia Penitencial de La Pasión, ambas sedes albergaban la muestra “Gregorio Fernández y la Semana santa de Valladolid en el CCCL aniversario de su muerte”. Hemos de destacar que en la sala dedicada por entonces al imaginero en el Museo Nacional de Escultura, al conservarse el retrato del escultor, justo al lado de La Piedad y los dos Ladrones, la reconstrucción del paso en este año de 1986 fue testigo del acto de nombramiento de Gregorio Fernández como Vecino de Honor de Valladolid.

Montaje del Paso en la exposición "Gregorio Fernández y la Semana Santa de Valladolid".
Museo Nacional de Escultura, Valladolid, 1986.

Por limitaciones en la sala y movimiento de las figuras, en aquella ocasión “no se pudo exponer el paso como tal, sino como un conjunto ordenado de figuras, sí se pudieron estudiar los problemas de la reconstrucción de Agapito, solucionar algunos y corroborar diversas hipótesis…” (LUNA MORENO, Luis, 1991).

Cartel y portada del folleto informativo de la exposición "La Sexta Angustia".
Museo Nacional de Escultura, Valladolid, 1991.

En 1991, el paso vuelve a ser montado en la sala de Gregorio Fernández del Museo Nacional de Escultura en una exposición temporal denominada “LA SEXTA ANGUSTIA”, abierta entre el 23 de febrero y el 7 de abril de 1991. Esta muestra marcaba un hito por distintos motivos: en primer lugar, se ofrecía la posibilidad de contemplar nuevamente todo el conjunto procesional, esta vez sobre unas andas; por otro lado, abría una serie de exposiciones que se celebraron en los años 1991, 1992 y 1993 en los que se pudo ver el montaje original de ciertos “pasos” como el Azotamiento de Cristo, de la Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión (1992) y Camino del Calvario y Preparativos para la Crucifixión, el primero encargado por la Cofradía de La Pasión y el segundo por la Penitencial del Nazareno ( exposición “Caída y Despojo de Cristo”, 1993). Fruto de este investigación y exposiciones fue la recuperación de patrimonio y cambios en los pasos procesionales, ya no sólo en los expuestos, pues recordemos que en esos años (1993 y 1995) fue también posible ver –de manera efímera, lamentablemente- la recuperación parcial del montaje original del paso de La Oración del Huerto con la incorporación de las tallas de Judas Iscariote y un sayón.

"La Sexta Angustia" (Gregorio Fernández, 1616-1617).
Montaje para la exposición del mismo nombre, Museo Nacional de Escultura, 1991.
Agradezco esta fotografía a la Ilustre Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de Las Angustias.

En esta exposición de 1991 las tallas fueron montadas sobre unas andas, en las que se tuvo en cuenta datos tan dispares como las medidas de la puerta de la Iglesia Penitencial de Las Angustias o las dimensiones conocidas de otros pasos. Se corroboraron algunas hipótesis ya planteadas en la exposición de 1986 y se distribuyeron las efigies en el espacio del tablero. En el centro del mismo, tanto compositivamente como devocionalmente, aparecía la imagen de la Piedad (con corona y en el pecho un corazón con siete dagas, ambas piezas de platería), sentada al pie de la Cruz desnuda, de la que pendía un sudario y se apoyaba alguna escalera que remitiese al hecho de la bajada del cuerpo muerto del Salvador; delante de la Piedad, en la parte delantera del paso los dos Ladrones, uno frente a otro, en posturas contrapuestas, al igual que la dirección de sus miradas; mientras Dimas, el Buen Ladrón, ya muerto inclina su cabeza hacia el centro del paso, hacia el grupo de La Piedad, Gestas, el Mal Ladrón, con una actitud crispada y aún vivo, mira de forma desafiante al exterior del paso, hacia el espectador, apartando su mirada de Cristo muerto a quien, incluso compartiendo el mismo suplicio, había hecho reproches unos momentos antes. Detrás del grupo de la Piedad, a su derecha, aparece Santa María Magdalena, que se asoma llorosa a contemplar el cadáver de Cristo, con una mano sostiene el pomo de perfumes y en la otra un pañuelo con el que se enjuga las lágrimas. Un poco más atrás de la cruz desnuda, a su izquierda, aparecería San Juan, recogiendo en sus manos parte del sudario que desciende desde la cruz a la que mira. En esta ocasión, seguimos hablando de la exposición de 1991, San Juan no tiene en sus manos la corona de espinas, como se ha indicado tiene el sudario; se plantearon otras opciones donde colocar la corona, como en la mano derecha de la Virgen (así se puede ver en el cartel y en el folleto explicativo de la exposición) o en el peñasco donde descansa en cuerpo de Cristo. Finalmente, se optó por otra solución, creando un pequeño conjunto de elementos empleados en la pasión y posterior preparación del cuerpo de Cristo antes de introducirlo en el sepulcro: en este conjunto figuraban una jarra, una jofaina, la corona de espinas, los clavos y unas tenazas. Un singular conjunto que bien podría ser tenido en cuenta en el montaje del paso y en su salida procesional.

Composición con elementos de pasión y descendimiento.
Paso de la Sexta Angustia. Exposición de 1991.

Para concluir este apartado de exposiciones, resumiremos diciendo que el “paso” o alguna de sus obras que lo componen, ha estado expuesto en:

Exposición Regional Gallega” de 1909. Sección Arqueológica. Colegio San Clemente de Pasantes. Santiago de Compostela.

Gregorio Fernández y la Semana Santa de Valladolid en el CCCL aniversario de su muerte”, Iglesia Penitencial de La Pasión y Museo Nacional de Escultura, Valladolid, 1986.

La Sexta Angustia”, Museo Nacional de Escultura, Valladolid, 1991.

Dolor y Gloria”. Imágenes de San Juan y Santa Magdalena. Sala Municipal de Exposiciones de Las Francesas, Valladolid, 2006.

La Gubia del Barroco” Imágenes de San Juan y Santa Magdalena.  Iglesia Penitencial de La Pasión e Iglesia Penitencial de la Santa Vera Cruz, estuvieron expuestas en ésta última (2008).

Los Pasos de Las Angustias”, Imágenes de San Juan y Santa Magdalena, con las copias de los Ladrones encargados por la Cofradía de Las Siete Palabras. Exposición enmarcada en los actos de Coronación Canónica de Nuestra Señora de las Angustias.  Iglesia Penitencial de Nuestra Señora de Las Angustias, 2009.

También han estado presentes en PREGONES DE SEMANA SANTA:

1968, D. Manuel Ferrandis, Capilla Museo de Escultura. Capilla del Museo Nacional de Escultura. Piedad con los dos Ladrones (Museo) y San Juan y María Magdalena (de Angustias) obras de Gregorio Fernández.

2004, D. Javier Ares Rodríguez, Santa Iglesia Catedral. Cristo de los Trabajos, copia de la Dolorosa de la Cruz del Descendimiento, San Juan y Magdalena de Angustias.

2008, D. Antonio Pelayo Bombín, Santa Iglesia Catedral. Cristo de los Carboneros, Magdalena y San Juan, de Las Angustias.


EFIMERA RECUPERACIÓN PROCESIONAL Y AVATARES EN EL SIGLO XX Y XXI

Con la reorganización de los desfiles procesionales de Semana Santa en 1922, el primer “paso” con esta denominación de La Piedad estaría compuesto por las tallas del Descendimiento (Sexta Angustia) de la Cofradía de Las Angustias: La Piedad, Dimas y Gestas (todas en el entonces Museo Provincial) junto San Juan y Santa María Magdalena de Las Angustias; a diferencia de reconstrucciones posteriores, en ésta las imágenes de San Juan y Santa María Magdalena, están en la parte delante del paso, de espaldas al espectador, mirando al grupo de La Piedad, y tras la Piedad los dos Ladrones crucificados, juntos, sin espacio para la Cruz Desnuda. Esta composición parece se repite en 1922, 1923 y 1924. Como explica Agapito y Revilla, en 1924 y 1925 hay problemas con las tallas de los Ladrones a la hora de montar el paso, por lo que en 1925 éste se reduce a La Piedad al pie de la Cruz (que no aparecía en 1922 y 1923) con San Juan y Santa María Magdalena; no obstante, en el Museo parece que este conjunto se colocaba entre los dos Ladrones (aunque éstos no salieran) lo que, al menos, durante su estancia en aquella institución, permitía ver el conjunto completo. Esto se repetiría en los años 1925 y 1926 siendo éste el último año que sale La Piedad de Angustias – Museo. 




En esta fotografía se han corregido algunos aspectos de la primitiva composición de Agapito y Revilla.
Aparece la cruz que ocuparía Cristo. A los lados, los Ladrones tapados, podría ser de un momento en que ya no salieran.
El pie de foto señala Museo Nacional de Escultura, categoría a la que es elevado en 1933, por entonces el "paso" no salía en procesión ¿pudo ser una exposición por esos años?

En 1927 comenzará a participar en las procesiones la imagen de la Quinta Angustia de la Parroquia de San Martín. Todo esto habrá de influir, como veremos, en la composición del paso de La Piedad a partir de 1935. Entre los años 1932 a 1934, no hay procesiones; en 1935 sí (Palmas del Domingo de Ramos, Via Crucis del Miércoles Santo y Santo Entierro del Viernes Santo); en 1936 se vuelven a suspender las procesiones y, a partir de 1937 vuelven a salir (las mismas que en 1935; a ellas se une en 1938 la de La Soledad). Gracias a la reseña en prensa de El Norte de Castilla de 1935 se puede ver La Quinta Angustia con San Juan y Santa María Magdalena de Las Angustias, siendo, seguramente, el primer año que se podía ver este conjunto. Esta composición de Quinta Angustia, San Juan y Magdalena parece que llega hasta finales de los años 50 del siglo XX (¿en 1959?) o muy a comienzos de los 60, eliminándose posteriormente las tallas de San Juan y Magdalena del paso.

La Quinta Angustia acompañada por las imágenes de San Juan y Santa María Magdalena.

Pero, junto a la composición con la Quinta Angustia, las citadas imágenes de San Juan y Santa María Magdalena formaron, durante unos pocos años, un “paso” compuesto en la Cofradía de Las Angustias, para incorporarlo a la Procesión de la Soledad, verificándose esto entre los años 1956 y 1963, con el nombre “Al pie de la Cruz” precediendo a la imagen de Nuestra Señora de las Angustias. Aquel primer año, 1956, y durante todo ese periodo de participación de ambos “pasos”, la Procesión de la Soledad pasó a celebrarse el Sábado Santo por la tarde, regresando nuevamente a la noche del Viernes Santo en 1964.

Cuando las citadas tallas dejaron de formar parte en los distintos “pasos” que hemos visto hasta este momento, hubo años que se podían ver durante Semana Santa en el altar del Cristo de los Carboneros (mientras esta imagen estaba en sus andas), ante la Cruz con sudario.

Ya será a comienzos del siglo XXI cuando la Cofradía de Las Angustias se embarca en el proyecto de recuperar este “paso” para su Procesión de Regla (según acuerdo del año 2002). Así, en 2003, incorpora un “paso” más a su planta procesional, el denominado de “San Juan y Santa María Magdalena al pie de la Cruz” (Gregorio Fernández, 1616-1617) procedentes del “paso” del Descendimiento o La Sexta Angustia, con una composición inspirada en la montada en el año 1991. Para ello se confeccionaron unas nuevas andas, tablero de grandes dimensiones (3,76 m., de largo por 2,36 m., de ancho) pensado también para acoger, en su momento, las tallas de La Piedad y los dos Ladrones. Estas dimensiones y el posible peso que pudiera alcanzar el conjunto se recuperarse completo, motivó que la forma de carga fuese por varales y por los laterales del paso. Estas andas fueron realizadas en los Talleres Hermanos Sánchez Vaquero (Valladolid) a finales del año 2002, siendo estrenadas con la incorporación del paso a la Procesión de Regla en 2003. En 2006 se agregaron cuatro faroles de Talleres Orovio de la Torre, en Torralba de Calatrava (Ciudad Real).

Posteriormente, y previo acuerdo con la Cofradía de Las Siete Palabras, se cederán las copias de los dos Ladrones, realizadas por los hermanos Cruz Solís en 1965, para componer el “paso”. El primer año en que se produce este préstamo es en 2008 y parece tener un carácter extraordinario. Así, al año siguiente, 2009, no salen en Semana Santa, pero sí que se montan nuevamente para la exposición “Los Pasos de Las Angustias” dentro de los actos de la Coronación Canónica de Nuestra Señora de Las Angustias. A partir de 2010 y hasta 2017 incluido, se volvieron a ceder, quedando el “paso” compuesto durante este periodo por: San Juan, Santa María Magdalena al pie de la Cruz Desnuda y los dos Ladrones.




En 2018 y 2019 (dejando a un lado la climatología) el “paso” quedó reducido a las imágenes de San Juan y Santa María Magdalena con tres cruces desnudas. 



Este préstamo no sólo se efectuó en Semana Santa y cabe recordar otros dos momentos en que se produjo: uno en 2009, ya mencionado. La otra fue el 23 de febrero de 2013, cuando junto al Cristo de los Carboneros representó la VIII Estación: Hoy estarás conmigo en el Paraíso en el Vía Crucis o Meditaciones de la Pasión con motivo del Año de la Fe. En aquella ocasión, este conjunto fue portado a hombros por cofrades de Angustias y Siete Palabras.


NOTICIAS SOBRE LA SOLICITUD DE COPIA DE LA PIEDAD (2015).

Un artículo firmado por Luis Amo y publicado en El Día de Valladolid el 13 de abril de 2015 (portada y pág. 9) hacía público que la Ilustre Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de Las Angustias había aprobado en Cabildo General, solicitar al Ministerio de Cultura la realización de una copia de La Piedad original del “paso” conservada en el Museo Nacional de Escultura, para darla culto y procesionarla. El artículo también mencionaba que no se solicitaban copias de los dos Ladrones por ya existir los de las Siete Palabras, Cofradía a la que se solicitaría dichas tallas para montar el paso, y porque según señalaba el artículo “En esta línea cabe apuntar que la normativa nacional al respecto prohíbe la existencia de varias copias de un original, lo que lleva a pensar además que los informes técnicos para avalar la copia de ‘La Piedad’ serán positivos y así poder justificar mejor la petición”.


REFLEXIONES SOBRE PROPIEDAD, DEPÓSITO Y FUTURO.

Durante el siglo XIX y hasta el año 1875, se suceden una serie de normas de distinto rango que afectaron a los bienes del clero regular y secular, conocido de forma general como desamortización. Estas normas tenían distinto sentido, pues lo mismo que en algunos casos nacionalizaban bienes y se autorizaba su venta, en otros casos se suspendía dichas ventas e incluso se devolvían bienes al clero.

La Ilustre Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de las Angustias, la misma que encargó el “paso” procesional del que estamos tratando, lleva varios años trabajando en la reagrupación de las tallas que lo componen. Son varios los artículos que en sus Anuarios han tratado sobre este tema. Cito a continuación uno, titulado “El depósito de La Piedad, los Ladrones y el Paso del Sepulcro en el Museo Nacional de Escultura” firmado por D. Enrique Orduña Rebollo, exalcalde de la Cofradía (Anuario de la Ilustre Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de Las Angustias, Nº 54, año 2015, págs. 36-42).

El autor del artículo defiende  que la forma en que entraron todas estas tallas en el Museo fue la de “DEPÓSITO”. Apunta, y es cierto, que las Cofradías Penitenciales nunca fueron disueltas. Por otro lado, señala que estas Cofradías, o por mejor decir, su patrimonio histórico-artístico no fue objeto de la legislación desamortizadora (que afectó a las órdenes religiosas). En este sentido, se pone como fundamento jurídico de esta actuación la ley de 2 de septiembre de 1841, en la que podemos destacar los artículos 2 y 3:

Art. 2. Son igualmente nacionales los bienes, derechos y acciones de cualquier modo correspondiente a las fábricas de las iglesias y las cofradías.

Art. 3. Se declaran en venta todas las fincas, derechos y acciones del clero catedral, colegial, parroquial, fábricas de las iglesias y cofradías, de que tratan los artículos anteriores.

Lo cierto es que, aunque en el artículo 2 se dice de forma genérica “bienes” todo el articulado de la citada ley hace referencia a fincas, predios y similares es decir, se entiende como bienes inmuebles, así como a las cargas y derechos que podrían tenerse sobre los mismos. Por otro lado, en el artículo 6 se enumeran los bienes que se exceptúan de estas normas, figurando en el art. 6.4 “los edificios de las iglesias catedrales, parroquiales, anejos o ayuda de parroquia” y los templos penitenciales solían aparecer como anejos de parroquias. Así pues, si las leyes hacían referencia a los bienes inmuebles únicamente y si se suma que las esculturas de las Penitenciales son bienes muebles situados en anejos o ayudas de parroquias, su retirada ¿pudo ser una medida arbitraria o con cierta extralimitación de la ley?

El periodo de creación del Museo coincidió con la constitución de una Comisión Científica y Artística con dependencia gubernativa que entró en colisión con la Academia (que en esos años era la encargada del Museo). La misma Academia, por estos años, había emitido informes favorables en cuanto a la conservación de Piedad y Ladrones; la primera era imagen de culto.

El 25 de abril de 1842 la Cofradía recibe un oficio de la Comisión Provincial de Arbitrios de Amortización de la Provincia de Valladolid para “reconocer y elegir las efigies que existen en la Penitencial de Ntra. Señora de las Angustias, que por su mérito artístico deben trasladarse y conserbarse en el Museo de esta ciudad”.

El oficio no señala un cambio de propiedad, pero tampoco que fuera en depósito a dicho Museo. En este sentido podemos recordar la sugerencia incluida en el informe de la Academia de 6 de mayo de 1828 en el que se dice “La comisión- opina q.e ninguna medida seria mas oportuna q.e la de trasladarlas a la Academia, puesto q.e de paso q.e se haze mérito no salen al Publico ha mas de 30 años, ni podra verificarse en lo sucesivo, pues para ello las Penitenciales habrían de hacer nuevos tableros, y otros gastos q.e no les permite sus fondos. Sentados estos principios para nada le sirven ni tienen otro objecto q.e el de ocuparles un rincón; sin embargo para hazer mas fácil su condescendencia se les podría garantir la propiedad del modo que gusten, teniendo separadas en la Academia las de cada penitencial” (Agapito y Revilla, 1925, pág. 114).

Creo que es justo reconocer que la retirada de ciertas obras, especialmente los sayones, al Museo ha permitido que estas piezas lleguen a nuestros días, pues son conocidos también los informes sobre el poco cuidado y olvido en el que algunas estaban, llegando incluso a enviarse esculturas a otros lugares o bien desapareciendo completamente otras, además de las que sólo ha llegado algún resto (ej. Cabeza de José de Arimatea del “paso” del Entierro de Cristo de la Cofradía de La Piedad, tal vez la Cofradía que más esculturas ha perdido).

Volviendo al mismo artículo, señala el autor que la demora de la reacción de la Cofradía ante esta situación es prueba también de que lo consideraban como un depósito provisional en el nuevo Museo.

La primera referencia escrita a actuaciones de la Cofradía es de 1851, acordándose “reclamar a donde conviniese la entrega como propiedad de la Cofradía los pasos que existen en el Museo de esta capital del descendimiento y durmientes, acordándose dar comisión al efecto a los señores Alcaldes”. En previsión de la recuperación de estos bienes, la Cofradía mantuvo en su lugar el altar en que se disponían en la capilla donde recibía culto.

Aporta además un dato sobre la organización de las procesiones en las últimas décadas del siglo XIX. En ese sentido recoge la lectura de un decreto arzobispal en 1888 como contestación a una instancia de la V.O.T. de San Francisco (establecida en la Capilla Real de San Diego), en la que se señalaba el lugar que ocuparía con su “paso” de la Cruz en la Procesión General del Viernes Santo diciendo “que los años que salga el paso del Descendimiento se coloque detrás de este y cuando no salga lo verifique detrás del paso del Santísimo Cristo”. Lo cierto es que, aunque a este “paso” de La Sexta Angustia se le denomine desde el principio como Descendimiento, creo que es más probable que al que se cita en el decreto sea el Descendimiento de Vera Cruz, que se conservaba en su Iglesia y que participaba en las procesiones, aunque puede que –a tenor del texto- hubiera años que no saliera.

Pasa el tiempo y la Cofradía no cejó en su empeño de recuperación de los bienes trasladados al Museo, y hay nuevas reivindicaciones en el año 1905.

Con la reorganización de la Semana Santa en los años 20 del siglo XX impulsada por el Arzobispo Gandásegui, el “paso” volverá a las calles de forma efímera entre 1922 y 1926, aunque entre medias se eliminaron del conjunto los dos Ladrones, siendo alumbrado por la Cofradía de Nuestra Señora de La Piedad, que en 1927 comenzará a acompañar a la Quinta Angustia de San Martín.

Finalmente, en cuanto a legislación actual, habría que traer a colación lo recogido en el Real Decreto 620/1987, de 10 de abril, por el que se aprueba el Reglamento de Museos de Titularidad Estatal y del Sistema Español de Museos. Por un lado la Disposición Transitoria 2ª: “A los efectos de esta disposición se entenderá que quedan asignados a la colección estable de dichos Museos los bienes de propiedad estatal cuyo depósito no esté acreditado documentalmente”. Si no hubo desamortización y la posibilidad de depósito no está acreditada documentalmente ¿pudo producirse usucapión? ¿Ocurriría lo mismo con las esculturas de las distintas Cofradías?

Y en el mismo Real Decreto, en cuanto a copias (enlazando con el artículo de prensa del año 2015), Título I, Capítulo VIII art. 24. 1. “Los Ministerios respeto a los Museos que tienen adscritos o el órgano competente de las Comunidades Autónomas, cuando se trate de Museos gestionados por éstas en virtud del correspondiente convenio, establecerán las condiciones para autorizar la reproducción de los objetos del Museo por cualquier procedimiento, basándose en los principios de facilitar la investigación y la difusión cultural, salvaguardar los derechos de propiedad intelectual de los autores, preservar la debida conservación de la obra y no interferir en la actividad normal del Museo”.

Pese a la posible limitación de copias obras y en atención a la conservación de las esculturas, puede que también fuera conveniente, llegado el caso, hacer copias de los dos Ladrones, pues consideremos que en un corto periodo de tiempo las tallas de las Siete Palabras se podrían ver afectadas por factores que alteran sus condiciones de conservación (manipulación, cambios de temperatura, variación de humedad, vibraciones por el suelo en carrozas)…

Además, la presencia permanente de Piedad y los dos Ladrones, aunque fueran copias, en la Iglesia de Las Angustias permitiría recuperar una estampa de tiempos pasados.

En fin, dos partes, cada una con su visión y defensa de propiedad (Museo y Cofradía). Tal vez, sólo cabría decisión judicial sobre la propiedad que pudiera dar paso a la recuperación o a la copia. Aunque, se proponen otras vías: ”Dos son las posibles soluciones al contencioso: De una parte, reclamar la posesión de las tres piezas originales depositadas en el Museo siendo la Cofradía única propietaria con todos los derechos sobre ellas, en vía amistosa o en vía judicial si es preciso, y, de otra, el reconocimiento fehaciente de la propiedad de ellas, con el derecho reconocido al disfrute procesional, del original o copia, conservando el Museo su tenencia y uso museístico, manteniendo la Cofradía los derechos procesionales y de culto” (PAZOS MONCADA, José Eusebio y ENCISO LEIRADO, Pilar: “El Paso nuevo del Descendimiento, espera la imagen de La Piedad” en Anuario de la Ilustre Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de Las Angustias. Nº 59. Año, 2020.  Págs. 70-75). Tal vez, para la segunda opción (permanencia en el Museo pero salida en procesión) podría ser interesante que el grupo estuviera de continuo montado sobre el tablero o andas y expuesto en la Sala de Pasos, de manera similar a los otros (Camino del Calvario, Sed Tengo y Elevación de la Cruz), limitando en lo posible la manipulación excesiva de las tallas, y completado con las efigie de San Juan y Santa María Magdalena durante su estancia en la Iglesia.

En cuanto a las copias, si se diera la circunstancia, podrían llevar alguna inscripción –como en otros casos- con referencia al original y que además de la posible propiedad actual habría que tener presente a la Cofradía que lo encargó en origen. Aunque ya sería curioso que la propia Cofradía tuviera que pagar por original y copia.

En cualquier caso, todo esto no deja de ser reflexiones, pensamientos, ideas…pero mientras la Cofradía, la ciudad y la sociedad en su conjunto perdemos, pues no tenemos la posibilidad de ver este conjunto procesional tal y como fue concebido por su autor.

Fotomontaje con la composición de la Sexta Angustia, según la exposición de 1991.


BIBLIOGRAFÍA:

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FRADES, Luis G.: Bosquejo histórico de la Ilustre Cofradía de Ntra. Sra. de las Angustias de Valladolid. Imprenta de José Manuel de la Cuesta, Valladolid ¿1908?

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MARTÍN GONZÁLEZ, J.J., y URREA FERNÁNDEZ, J.: Catálogo monumental. Monumentos religiosos de la ciudad de Valladolid, I. Valladolid, 1985.

ORDUÑA REBOLLO, Enrique: Cofradías y sociedad urbana: la Ilustre Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de las Angustias (1536-2002), Ciudad Argentina, Buenos Aires, 2002.

ORUETA, Ricardo de: Gregorio Fernández / La expresión de dolor en la escultura castellana, Museo Nacional de Escultura, Valladolid, 2013.

PONZ, Antonio: Valladolid en el “Viaje a España” (1783), Grupo Pinciano, Valladolid, 1993.

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VV.AA.: Gregorio Fernández: La gubia del barroco, Ayuntamiento, Valladolid, 2008.

VV.AA. Anuario de la Ilustre Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de Las Angustias, Nº 42 (2003), 43 (2004), 46 (2007), 47 (2008), 48 (2009), 54 (2015), 59 (2020).

VV.AA. Hoja Informativa de la Ilustre Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de Las Angustias de Valladolid. Número 25. II Trimestre, 1991. Págs. 3, 5, 11 y 15.

El Norte de Castilla.

Diario Regional.

El Día de Valladolid.

Programas de Semana Santa de Valladolid.

viernes, 12 de marzo de 2021

NUESTRA SEÑORA DEL SAGRARIO Y EL SANTÍSIMO CRISTO DEL PERDÓN EN EL PRESBITERIO DE LA CATEDRAL

Marzo de 2021 ofreció una estampa singular en la S.I.M. Catedral. La Patrona de su Cabildo, Nuestra Señora del Sagrario, se mostraba en un sencillo altar en el presbiterio del templo catedralicio, así pues, apeada de su retablo y fuera de su capilla. 


Su colocación en el presbiterio de la Catedral respondía a las labores de restauración que se estaban llevando a cabo en el retablo de su capilla. Una de las curiosidades de este altar efímero es que se han recuperado los candelabros que acompañaban a la Imagen en otros tiempos, a los lados de su retablo.


Al estar en tiempo de Cuaresma, la Imagen se presentaba sin estar revestida de sus mantos y otras piezas de ajuar, a excepción de la corona. No obstante, durante los días del Triduo en su honor, sería revestida.


Su Triduo se celebró los días 11, 12 y 13 de marzo, para coincidir el último día con el de su fiesta en la que se conmemora la invención o hallazgo de la Sagrada Imagen el 13 de marzo de 1602. En otros tiempos, este día, la Imagen, recorrería las naves de la Catedral en una solemne procesión.

Si excepcional era la estampa que ofrecía la Virgen del Sagrario en el presbiterio, lo fue más cuando en el mismo espacio coincidió con una de las imágenes pasionales con más devoción en la ciudad, el Santísimo Cristo del Perdón, obra de Bernardo del Rincón, 1656, de la Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo.





La tarde del 9 de marzo de 2021, el Santísimo Cristo del Perdón llegaba a la S.I.M. Catedral para la celebración -de manera excepcional- del Solemne Quinario en su honor (en lugar de hacerlo en su sede, la Iglesia de San Quirce y Santa Julita), que comenzó ese mismo día para concluir el día 13 de marzo, sábado. Ese día final coincidió la conclusión de ambos cultos, Quinario al Cristo del Perdón y Triduo a la Virgen del Sagrario, además, como ya se ha indicado, la fiesta de ésta última.


Así pues, durante estos días, se tuvo la oportunidad de ver una estampa insólita y muy probablemente irrepetible. 




Una estampa extraordinaria, más aún en fechas cercanas a la celebración de su fiesta, el 13 de marzo (como hemos dicho, fecha en que se conmemora la Invención o hallazgo de la Imagen, en el año 1602). Ojalá que el movimiento de esta Imagen sea el inicio de la recuperación de ciertos actos que tradicionalmente se celebraban en su honor, como su colocación en sus andas-baldaquino, realizadas por Juan Álvarez Cartabio y datadas en el segundo cuarto siglo XVIII (en el Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid), sobre el Carro Triunfante y su citada procesión por el interior de las naves de la Catedral.

Terminado el Triduo en su honor, la imagen de Nuestra Señora del Sagrario fue despojada de sus ricas vestiduras, siendo tiempo de Cuaresma, y permaneció en el altar efímero levantado para Ella hasta el 15 de marzo de 2021. Ese día comenzaba en la Catedral el Triduo en honor a la Oración del Huerto y Prendimiento de Nuestro Señor en el Huerto de los Olivos, titulares de la Cofradía Penitencial de La Oración del Huerto y San Pascual Bailón, celebrado de manera excepcional en el templo catedralicio al estar cerrada la que en aquel momento era su sede, la Iglesia del extinto Monasterio del Corpus Christi, que fue de religiosas dominicas. Dicho Triduo se celebró entre los días 15 al 17 de marzo de 2021, siendo oficiado por el Rvdo. Sr. D. Mateo Marcos Moro, Notario Mayor de la Archidiócesis de Valladolid, Canónigo de su S.I.M. Catedral, Capellán in solidum de la Basílica Santuario Nacional de La Gran Promesa y Consiliario de Acción Católica de Sordomudos y de la Cofradía Penitencial de La Oración del Huerto y San Pascual Bailón. La mencionada Cofradía únicamente llevó la bandera, sin imágenes ni altares.

A partir del  día siguiente, 16 de marzo de 2021, la imagen de Nuestra Señora del Sagrario se mostraba al pie del retablo mayor, bajo la imagen de la imagen de la Santísima Virgen “La Gloriosa” que preside dicho retablo tallado por Juan de Juni (procedente de la vecina Iglesia Parroquial de Santa María La Antigua). Ocupaba el sitial central de la sillería coral que se encuentra en el presbiterio, recordando en cierta forma las imágenes que bajo la denominación de “Prioras” o “Priorinas” ocupan lugares similares en sillerías de Salas Capitulares en las clausuras.

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