viernes, 18 de diciembre de 2020

SANTO CRISTO DEL PERDÓN. Convento de la Santísima Trinidad (Trinitarios Descalzos) –Parroquia de San Nicolás de Bari

En la que fue iglesia definitiva del convento de los trinitarios descalzos (hoy alberga la Parroquia de San Nicolás de Bari) se veneraba en la tercera capilla a contar desde el presbiterio abierta en el lado de epístola  la imagen del Cristo del Perdón que actualmente se conserva en el Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid. Con anterioridad, en la primitiva iglesia de dicho convento también tenía una capilla dedicada -como explica María Antonia Fernández del Hoyo (Conventos Desaparecidos, pág. 554)-, pero en el lado del Evangelio (se refiere a ella al citar que allí fue depositado en 1676 el cuerpo de D. Diego de Juara Ramírez de Guzmán). El convento desaparece como tal en 1835, momento de la exclaustración definitiva y desamortización. Pocos años más tarde, en 1841, esta antigua iglesia conventual se convierte en la sede de la Parroquia de San Nicolás de Bari, que dejaba su histórico emplazamiento junto al Puente Mayor, aunque según parece el 2 de mayo de 1837 se produjo el traslado de imágenes y se celebraban allí las funciones de la parroquia.

El segundo ejemplo de escultura de Cristo del Perdón con el que cuenta Valladolid se atribuye al escultor Francisco Díez de Tudanca (Valladolid, 05/1616 - Fecha de defunción: 1684-1689). Los pocos datos sobre esta imagen hace difícil precisar su datación. No obstante, tomando como referencia la escritura contractual del Santísimo Cristo del Perdón, obra de Bernardo del Rincón, en 1656, para la Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión, en la que se habla de un modelo y no de la posible existencia de otra imagen de este tema en la ciudad que la pudiera inspirar, podría suponer que este Cristo de los trinitarios descalzos fuese posterior al de la Cofradía de La Pasión, por lo que habría que datarlo entre 1656 (contrato del Bernardo del Rincón) y 1664 (como veremos, fecha del encargo de una imagen del mismo tema para los trinitarios descalzos de Pamplona). De ser correcta esta hipótesis, es decir, primero el de Bernardo del Rincón, Tudanca se limitaría –en cierta forma-a imitar, pues no es una copia al pie de la letra, la escultura de Rincón, pese a las diferencias entre las clausulas del contrato y la obra definitiva. Es conocido también que Tudanca tiene en su catálogo de obras una amplia lista de copias de pasos e imágenes de otros autores, principalmente de Gregorio Fernández (como demandaba la clientela de la época). También en el campo de la hipótesis entraría considerar la posibilidad que en esta versión alegórica pudiera haber intervenido de alguna manera el pintor Diego Valentín Díaz, como ocurriera con la imagen de la Cofradía de la Pasión. Este pintor era un referente cultural en el Valladolid de aquellos años y no sólo por su propia obra pictórica y otras iniciativas (Colegio de Niñas Huérfanas y Nobles, Iglesia del Dulce Nombre de María), también en el ámbito intelectual, el inventario realizado con motivo de su testamento, recoge una bien surtida biblioteca, contando con algunos libros de estampas.






Como se acaba de señalar, el Cristo del Perdón de los Trinitarios Descalzos tiene o tenía en su origen un carácter más alegórico, alto contenido teológico, hoy oculto tras una intervención sobre la talla. Aparece el Salvador arrodillado sobre el orbe (que probablemente podría tener alguna alusión al Pecado Original, como ocurre en tantas imágenes de similares características) y lo que podría ser su túnica; desnudo, sólo cubierto con un paño de pureza que se anuda en la cadera izquierda; con los brazos extendidos, eleva sus ojos al cielo en actitud suplicante-oferente (más bien ésta segunda opción, ofrenda, al haberse consumado el sacrificio); por esto mismo, consumada la redención, hace posible ver las heridas de la Pasión y Muerte: clavos en los manos y en los pies, lanzada en el costado, una gran herida en el centro de la espalda, por la flagelación, regueros de sangre en la frente y la ceja por la corona de espinas…Sirve de base a la escultura una peana en la que aparece una inscripción, en parte borrosa, pero que podría responder a: “Xpt, es, qui est dextera dei, qui etia Interpellae…” [el resto de la inscripción –final de la segunda línea y tercera línea- borroso], probablemente sacado de la Carta de San Pablo a los Romanos 8, 34. Este “estar sentado a la derecha de Dios” significa co-participar en su poder real y en su dignidad divina y son varias las ocasiones en las que aparece esta idea en el Nuevo Testamento (Marcos, 14,62 y 16,19;  Lucas 22,69; Hechos de los Apóstoles 7,56, visión de San Esteban; y las cartas de San Pablo a los Hebreos y Colosenses, Hb 1,3; y en Col 3,1).






Cabe señalar que en el siglo XVII, cuando esta imagen ya se encontraba en manos de los trinitarios descalzos, sirvió de modelo para otras dos obras similares, talladas también por Francisco Díez de Tudanca y con destino a sendos conventos de la misma orden, trinitarios descalzos, Pamplona (encargada en 1664, siguiendo –como se ha indicado- el modelo del convento de los trinitarios de Valladolid) y Hervás (Cáceres) al convento de trinitarios descalzos fundado en 1664 y que hoy es Iglesia Parroquial de San Juan Bautista, esta nueva versión del Cristo del Perdón tallada por Tudanca está datada en 1678. Esta imagen de Hervás fue protagonista de un hecho milagroso ya que el 17 de mayo de 1716, su cuerpo se cubrió de una especie de sudor sanguinolento, permaneciendo así durante tres días. La profesora Fernández del Hoyo ya apunta la relación entre el escultor Díez de Tudanca y el convento de trinitarios descalzos ya que en el convento vallisoletano estaba un hermano del escultor, fray Diego de la Concepción ¿Sería posible que la vinculación del Cristo del Perdón con la Orden sea en realidad la relación entre estos dos hermanos y una obra que gozó de gran devoción y se copió para otros lugares?

En el caso de los conventos trinitarios descalzos sería interesante saber si la copia del Cristo del Perdón que se hizo del convento vallisoletano para los de Pamplona y Hervás podría tener relación con la difusión de una imagen devocional o si pudieron concurrir otras circunstancias tales como atribución de prodigios. En ambos casos, Pamplona y Hervás, las imágenes pronto gozaron de devoción. En el caso de Pamplona podemos recordar: “Obras importadas. Entre las figuras importadas hay que destacar el famosísimo Cristo del Perdón del desaparecido convento de Trinitarios de Pamplona, obra del escultor vallisoletano Francisco Díez de Tudanca, siguiendo una iconografía difundida en la Corte por Manuel Pereira y Luis Salvador Carmona, en los siglos XVII y XVIII, que presenta a Cristo arrodillado sobre el orbe terrestre, en oración ante el Padre Eterno, con mensaje de redención. La escultura fue colocada en la iglesia nueva de los religiosos en 1664 y al año siguiente salió por las calles de Pamplona en una rogativa que obtuvo el fin deseado de la lluvia. En 1794 volvió a procesionarse con ocasión de la Guerra de la Convención, llevándose hasta la catedral”. (Conferencia: El paso procesional de Semana Santa en Navarra, por D. Ricardo Fernández Gracia. Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro. Ver enlace).

En el caso del Cristo del Perdón de Hervás, la imagen es procesionada en Semana Santa (o en vísperas, concretamente el Viernes de Dolores) por la Cofradía de la Vera Cruz desde el año 2000. El resto del año recibe culto en un altar-baldaquino.

Junto al Cristo del Perdón, los trinitarios descalzos divulgaron también en sus iglesias el culto a Jesús Nazareno Rescatado (tipo Medinaceli) por el que se fundaron Cofradías, y a Nuestra Señora de Gracia. Ambas recibieron culto en el convento de Valladolid.

Convertido la antigua iglesia conventual en la nueva sede parroquial se unen en el mismo edificio obras procedentes de dicho convento y parroquia, siendo posible durante décadas ver en este espacio ya no sólo este Cristo del Perdón de Tudanca, también el Ecce Homo de Gregorio Fernández (igualmente en el Museo Diocesano y Catedralicio), San Miguel Arcángel de Felipe Espinabete (en paradero desconocido), la Virgen de la Salud (repuesta al culto hace pocos años), Jesús Nazareno Rescatado (Cristo de Medinaceli), Nuestra Señora de la Soledad, y otras muy interesantes para la vida devocional de Valladolid, además de por su calidad artística. A ello habría que sumar la presencia de los restos mortales de San Miguel de los Santos.

En el paso de los siglos XIX al XX, Casimiro González García Valladolid (Valladolid, sus recuerdos y grandezas, T. II. Págs. 195-207) describe la Iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari en dos momentos distintos antes y después del incendio de 15 de enero de 1893.

Antes del incendio de 1893: “Su retablo principal estaba formado por dos gruesas y elevadas medias columnas toscanas que sostenían una severa y elegante cornisa sobre la cual se alzaba un frente rectangular con un cuadro apaisado, pintura al óleo. En el centro de dichas columnas aparecía un tarjetón de gran tamaño, representando en alto relieve y sobre fondo de nubes, el misterio de la Santísima Trinidad, en madera, estucado todo él de blanco, imitando mármol; y por bajo de él la efigie de San Nicolás, de bastidores; en las credencias había las imágenes de San José y de la Purísima Concepción, de talla y tamaño natural.

En el colateral del evangelio se veía un Ecce-Homo de bastidores y al lado del presbiterio San Juan Nepomuceno, de talla entera.

Las capillas de la nave de este lado estaba dedicadas respectivamente á Nuestra Señora del Carmen, el Santísimo Cristo del Amparo, efigies en talla en madera, la Virgen de Prado, de bastidores, procedente del suprimido monasterio de padres Jerónimos de su advocación, convertido en Presidio peninsular el año 1851 y llevada allí en 1852, y la capilla bautismal.

En el colateral de la epístola estaba la Virgen de la Soledad, de bastidores, y la imágen de San Antonio de Pádua, escultura en madera, muy buena.

En la capilla del crucero, el cuerpo de San Miguel de los Santos y la imágen de éste, de bastidores. Esta capilla fue construida el año 1780 y á ella se trasladó el venerable cuerpo de San Miguel, el día 9 de julio de dicho año.

Las restantes capillas de la nave de este costado fueron consagradas á la Virgen de la Salud, preciosa imágen de bastidores; á San Roque, efigie pequeñita de talla en madera, que con las de San Fabián y San Sebastián se veneraba en la ermita de San Roque que hubo en el Puente Mayor, cuyas imágenes, según algunos, datan de tiempos del Conde don Pedro Ansurez, y fueron trasladadas á la iglesia de San Nicolás al ser derribada aquella por los franceses el año 1809: San Miguel Arcangel, primorosa efigie de talla; un excelente Ecce Homo, desnudo, talla de cuerpo entero, tamaño natural, obra meritísima del inmortal escultor Gregorio Hernández, y cuya cabeza es un modelo acabado de inspiración y de corrección en el dibujo y por su mirada y expresión, sublime de dulzura y de dolor: una estatua de Jesús arrodillado, en actitud de orar, desnudo, también de talla, cuerpo entero y tamaño natural, llamado el Santísimo Cristo del Perdón, y, finalmente; san Juan Bautista, escultura de iguales condiciones y cuyo altar se hallaba en el testero de frente al ocupado por la Virgen de la Salud”.

Lo cierto es que como dice el autor, la iglesia sufrió dos incendios, uno el 12 de julio de 1852 y el segundo, con mayor efecto devastador, el 15 de enero de 1893, en el que quedaron destruidos por completo “el retablo mayor, no pudiendo salvarse de él ni el Santisimo Sacramento, los colaterales, el entarimado y la puerta principal, dejando mal paradas las restantes imágenes y retablos de las capillas y solo se salvaron intactos los ornamentos, vasos sagrados, cajonería y alhajas de la sacristía y el cuerpo de San Miguel de los Santos que fue extraido por un boquete abierto en la pared exterior de su capilla”. Tras las obras de restauración, la iglesia se bendijo a abrió el 6 de julio de 1895 (celebrándose mientras las funciones parroquiales en el vecino templo de San Quirce).

Así quedaba la iglesia desde 1895: “Con los retablos deteriorados de las capillas laterales se formó el retablo mayor, de tres cuerpos, colocándose en él, por este orden, las imágenes del titular, para la cual se utilizó otra, puesto que la antigua se quemó por completo; Nuestra Señora de Prado, puesta ahora en este sitio porque su Hermandad contribuyó con una crecida suma para la erección de dicho retablo; y la Santísima Trinidad, pequeña tarjeta de alto relieve, terminando con un remate circular en cuyo centro aparece un caliz, y á los extremos dos ángeles de talla, desnudos y de cuerpo entero.

Lo mismo se hizo con los colaterales; es decir, aprovechar los restos de los quemados, conservar los que quedaran útiles y dedicarlos el del lado del evangelio al Santísimo Cristo del Amparo, y el de la epístola al Ecce-Homo de Gregorio Fernández.

En las capillas de aquel lado sigue la primera consagrada á la Virgen del Carmen, con el mismo retablo que tenía antes; la segunda á San José, con retablo nuevo; la tercera á Santa Teresa de Jesús, con su retablo antiguo; y la cuarta continua de bautisterio.

Las del lado de la epístola han sufrido la transformación de suprimirse el retablo de San Juan Bautista, cuya imágen se ha colocado en uno nuevo en el sitio que anteriormente ocupaba el Ecce-Homo de Gregorio Hernández; á San Roque se le ha hecho también retablo nuevo en el mismo sitio que ocupaba el antiguo, y han quedado como estaban los retablos de la Virgen de la Salud, San Miguel Arcangel y del Cristo del Perdón. Los nuevos retablos son sencillos y de poco gusto”.

Entre 1972 y 1974 se llevan a cabo unas obras que acaban con parte del patrimonio de la Parroquia, al eliminarse la Capilla de San Miguel de los Santos y la nave de la epístola que, como en la actualidad, no contiene capillas.


La eliminación de esta capilla y nave de la epístola motivó también la dispersión de patrimonio, así el Ecce Homo de Gregorio Fernández y el Cristo del Perdón de Francisco Díez de Tudanca acabaron en el Museo Diocesano y Catedralicio, mientras que el San Miguel Arcángel se encuentra actualmente en paradero desconocido.

Se da la coincidencia que las dos imágenes cristíferas citadas (Ecce Homo y Perdón) acabaron participando en la Semana Santa de Valladolid, alumbradas por la misma Cofradía –la Hermandad Penitencial de Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna- representando el mismo paso “Preparativos para la flagelación”. Primero lo fue el Ecce Homo de Gregorio Fernández, estrenándose este paso en 1975. Posteriormente, debido a su estado de conservación y la restauración a la que fue sometido, no se autorizó su salida procesional, aunque ha participado en numerosas exposiciones nacionales e internacionales, y fue sustituido por el Cristo del Perdón de Tudanca, talla que fue sometida a una intervención (llevada a cabo por Mariano Nieto) para tapar-disimular las llagas de manos, pies y costado pero que aún es posible ver testigos de las mismas al acercarse a la escultura. Este Cristo del Perdón de Díez de Tudanca procesionó, portado en la carroza de la Patrona (Sergio Trapote, 1939), en la Semana Santa de Valladolid los años 1988 y 1989, participando en la Procesión General las dos imágenes del Cristo del Perdón (en el programa oficial de 1988 figura como si fuera de Gregorio Fernández, en alusión al anterior Ecce Homo, pero ya salía el Perdón de Tudanca; en el programa de 1989 no aparece el paso, pero gracias a la retransmisión por TVE es posible tener un testimonio de esta imagen en procesión y, curiosamente, ese año -1989- iba entre el Azotamiento y Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna).

Como opinión particular, y para terminar, sería deseable la restauración del Cristo del Perdón del Museo Diocesano mostrando nuevamente sus llagas y el carácter alegórico de la redención e incluso, por este carácter, considerar su posible salida en procesión tal vez el Sábado Santo. Por otro lado, también podría ser interesante su regreso a San Nicolás, templo al que perteneció históricamente, dando la posibilidad que en la misma plaza, aunque en distintos pero vecinos templos, poder ver las dos imágenes, en su distinta variedad iconográfica.

Para saber más sobre la Parroquia de San Nicolás de Bari, consultar el siguiente enlace.



Santísimo Cristo del Perdón (I). De su origen, iconografía y ejemplos en Valladolid (enlace).

Santísimo Cristo del Perdón, Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo (enlace).



BIBLIOGRAFÍA

FERNÁNDEZ DEL HOYO, María Antonia: El escultor vallisoletano Francisco Diez de Tudanca (1616-?). Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología: BSAA, ISSN 0210-9573, Tomo 50, 1984, págs. 371-390.

FERNÁNDEZ DEL HOYO, María Antonia: Patrimonio perdido: conventos desaparecidos de Valladolid. Ayuntamiento de Valladolid, 1998.

FLORANES, Rafael: Inscripciones de Valladolid. Mans. 11246. BNE.

GONZÁLEZ GARCÍA VALLADOLID, Casimiro: Valladolid sus recuerdos y sus grandezas: religión, historia, ciencias... Tomo II. Imp. Juan Rodríguez Hernándo, Valladolid, 1900-1902.

MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José y URREA FERNÁNDEZ, Jesús: Catálogo monumental de la provincia de Valladolid. Tomo XIV, Monumentos religiosos de la ciudad de Valladolid: Catedral, Parroquias, Cofradías y Santuarios. Institución Cultural Simancas, 1985.


sábado, 12 de diciembre de 2020

SANTÍSIMO CRISTO DEL PERDÓN (Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo)


Corría el año 1983 cuando la profesora María Antonia Fernández del Hoyo publicaba en Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología (BSAA, N.49, pags.476-480) el artículo titulado “El Cristo del Perdón, obra de Bernardo del Rincón” en que se desvelaba documentalmente la autoría de la citada imagen cristífera conservada y expuesta al culto -por aquel entonces- en la Iglesia Parroquial de Santa María Magdalena. Como curiosidad, y aunque se demostraba documentalmente la autoría, en aquel momento no gustó demasiado variar la paternidad de la talla, atribuida por esas fechas a Francisco Díez de Tudanca en favor de Bernardo del Rincón (Valladolid, mayo 1621 - 3 de enero de 1660) miembro de una destacada saga de escultores, pero al menos se daba a conocer más la trayectoria de éste último al tiempo que se ampliaba su catálogo de obras.

El documento de esta autoría señala que la imagen fue contratada por la Cofradía de la Pasión al escultor Bernardo del Rincón el 15 de octubre de 1656, y se comprometía a darla en enero del año siguiente para poder ser policromada con idea de que pudiera estrenarse procesionalmente en la procesión que tenía la Cofradía el Jueves Santo para el año 1657. Se señala en el condicionado del contrato que la imagen debería realizarse conforme a un modelo hecho por el artista, pero algunos detalles y medidas definitivas se someterían a la apreciación del pintor Diego Valentín Díaz. Así, el contrato especifica:  

Sepasse por esta carta de obligación como yo vernardo del rrincón escultor vecino desta ciudad de vd =otorgo por esta carta que me obligo con mi perª y vienes avidos y por aver de acer y que aré en toda perffeción un santo cristo de madera de tierra de ontalvilla de seis pies y medio o siete lo que más convenga desnudo con un pañete yncado de rodillas ssobre un ovalo que seniffique al mundo y sse un peñasco grande en que anvas rodillas estén el qual dho santo cristo he de dar hecho y acavado con el dho ovalo y peñasco en toda perffición para mediado el mes de henº venidero se seiscientos y cinquenta y siete para que se pinte y salga en la processon de jueves santo del dho año todo ello en prescio de cien ducados de vellón pagados luego de contado trescientos rreales = y trescientos el día de navidad venidera deste año de cienuenta y seis y lo rrestante el día que entregare el dho santo cristo y demás refferido echo y acavado en toda perffeción puesta la dha cantidad en esta ciudad y en mi cassa y poder llanamente y sin pto. alguno y delcaro que el dho santo cristo a de ser según el modelo que tengo echo  y en la forma que a de ser más largo o menos de los que va dho y si a de tener el mundo en la rodilla o en las manos a de ser a eleción de diego balentín díez pintor vecino desta ciudad y este de a de executar y no cumpliendo con entregar dha echura dho día pagaré de pena para cera de la virxen de la passon para darles quatro arrovas de zera en que desde luego me doy por condenado y por ello seré executado en virtud desta escriptura…

=yo barme de palacios scvº de su magd y mayordomo de nuestra señora de la passon desta dha ciudad la aceto y me obligo de pagar los dichos cien ducados a los plazos dhos al dho vernardo del rrincón y a quien su poder hubiere…en la ciudad de vd a quince de otubre de mil y seiscientos y zinquienta y seis años siendo testigos andres cassado y blas ruiz de navamuel y lucas de varme vecinos desta ciudad de vd y los otorgtes que doy fe que conozco e firmaro”.


Bernardo Del rincon Barme de Palacios


A.H.P.V., Leg. 1.848, fol. 68. (Publicado en EL CRISTO DEL PERDÓN, OBRA DE BERNARDO DEL RINCÓN, de María Antonia Fernández del Hoyo).

Una breve escritura pero realmente interesantísima por varios aspectos a destacar: en primer lugar es una fuente directa de primer orden sobre la autoría y datación de la imagen del Cristo del Perdón, así como de las personas que intervinieron en su realización jugando distintos roles. También son dignos de mención los datos técnicos sobre la imagen, origen de la madera, medidas, etc.

En segundo lugar, nos habla de una imagen que en principio tendría un sentido más alegórico que pasional…o tal vez no, porque ya hemos visto que incluso con la ofrenda del mundo hay ejemplos tanto previo a la muerte como posterior a ella. Seguramente el contrato de policromía de la imagen podría dar más pistas si se pensó como imagen pasional (bien es cierto que la idea de incluirlo en la procesión del Jueves Santo podría reforzar esta idea) o como imagen alegórica. Tal vez, esta idea de su incorporación a la procesión de Semana Santa realzase la idea de Cristo vivo, sin heridas de clavos ni lanza, aunque sí de la flagelación, coronación de espinas y cargar con la cruz hasta el Gólgota.

En tercer lugar, como en otros casos, se habla de un modelo previo realizado por el escultor, pero que podría estar sujeto a modificaciones según las indicaciones del pintor Diego Valentín Díaz (vemos que este pintor también tuvo un papel importante en otros pasos de Semana Santa de Valladolid, como es el caso del Entierro de Cristo de la Cofradía Penitencial de La Piedad, enlace). Se planteaba la posibilidad que el ovalo del mundo en lugar de estar bajo Cristo (arrodillado sobre el mismo), lo sostuviera el Redentor en sus manos (como en las pinturas). Esto nos lleva a reflexionar también sobre el papel que pudo tener el pintor en la divulgación en nuestra ciudad de pinturas del Cristo del Perdón.

El que se mencionara un modelo y no la inspiración en otra posible imagen de este tema existente en la ciudad podría hacer pensar que se trata de la primera escultura del Cristo del Perdón realizada en Valladolid, anterior al que Francisco Díez de Tudanca realizó para los Trinitarios Descalzos, aunque la falta de datos sobre ésta última imagen hace que se tenga de proponer sólo como una hipótesis.

Fiel al espíritu del tiempo en que fue realizada la imagen, no sólo tiene por fin explicar los misterios de la Fe, enmarcado en los episodios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Además busca conmover a quien contempla la imagen, ello lleva a que las huellas de lo padecido hasta ese momento se hacen visibles, o más aún, se realzan hasta extremos que impresionen a su espectador: lo más llamativo es la espalda, completamente lacerada; en su hombro izquierdo una amplia herida, fruto de llevar la cruz hasta el Calvario; igualmente, la herida en la cadera izquierda y ambos codos y rodillas; la cabeza (por la corona de espinas) y el cuerpo se encuentra salpicado de heridas y gotas de sangre. Arrodillado sobre un peñasco que remite al Calvario, eleva los ojos y manos en actitud suplicante-oferente hacia el cielo, al Padre Eterno, mientras espera el momento de la crucifixión.



En 1661 la imagen es nombrada como “Paso de la Humildad de Cristo Nuestro Señor” (Agapito y Revilla, pág. 35).

La imagen del Cristo del Perdón fue calando en el ambiente devocional no sólo de la Cofradía, también de la propia ciudad de Valladolid y sirvió de modelo para otras imágenes de localidades cercanas, por ejemplo, el caso de Tordesillas, un Cristo atribuido a Felipe Espinabete.

Cabe señalar que, en cuanto a calar en el ambiente devocional de la Cofradía, que la imagen, aunque al principio no se encontrase al culto en la iglesia, se propuso su entronización en la misma, además en un emplazamiento destacado, como colateral, sustituyendo en aquel lugar al Patrono de la Cofradía, San Juan Bautista Degollado. En un cabildo celebrado por la Cofradía de la Pasión, el 28 de mayo de 1713 se recoge que “Este día el señor Juan Martín Gallo propuso a esta cofradía que bien sabía que el Santísimo Cristo de la Humildad estaba en la sala alta sin la decencia de debía estar; el cual se podía colocar a el corateral [sic] donde estaba el glorioso San Juan degollado y este se podía poner en el altar mayor […]” (Pasión Cofrade, año 2020, págs. 50-51). La propuesta fue aceptada, además hay referencia a ciertas modificaciones en dicho colateral para alojar la imagen del Cristo de la Humildad (del Perdón). Así pues, a partir de ese momento, la imagen recibiría culto el resto del año en un retablo ubicado en la embocadura del presbiterio (muy recomendable la reconstrucción propuesta en este enlace).

En la primera mitad del siglo XVIII, Manuel Canesi hace referencia a la mencionada procesión de la Cofradía de La Pasión en Semana Santa y nombra a esta imagen como “Cristo orando a su eterno Padre” añadiendo que “a este señor llaman el del Perdón y le ponen en el Campo Grande, quando ay quemados”, convirtiéndose así en el último consuelo espiritual de los condenados, dando una idea de la labor caritativa-asistencial de la Cofradía.

Una de las últimas descripciones de la Iglesia Penitencial de La Pasión, en el paso del siglo XIX al XX, pocos años antes de su cierre, se la debemos a Casimiro González García Valladolid: “El interior, de una sola nave, es pobre, bajo y oscuro pero contiene unas hermosas joyas artísticas, colocadas en los altares colaterales que hay á la entrada de la capilla mayor.

Son estas, dos esculturas en madera pintada, de tamaño natural, obra meritísima del inmortal Gregorio Hernández.

Representan á Jesús orando en el huerto, y á Jesús atado á la columna: ambas están perfectamente modeladas; su actitud es edificante, la expresión de sus rostros conmueve, admira y atrae, sobrecoje y llena de sentimiento: pero sobre todo revelan el profundo estudio y conocimiento que el envidiable escultor tenía al natural y del desnudo y la inteligencia y la valentía con que supo trasladarlos á sus obras. Estas dos efigies, objeto de verdadero aprecio para cuantas personas las ven, sean ó no inteligentes, forman entre los pasos de la procesión del Santo Entierro que sale todos los años de la iglesia penitencial de las Angustias, el día de Viernes Santo” (Casimiro González García Valladolid, Recuerdos y Grandezas, T.I pág. 321-322).

Posteriormente será Juan Agapito y Revilla quien haga un recorrido por la Iglesia mencionando las imágenes aún existentes, tanto en la iglesia como en la sacristía: “Si se recorre actualmente la iglesia, que no ha variado nada desde la época de Sangrador Vítores, se encuentran las siguientes esculturas: en la sacristía, dos Piedades y una Virgen sentada, con el Niño Jesús, las tres, muy probablemente, de los finales del XVI; en el altar mayor, otra Piedad; a los lados de este altar, fuera, en lo que viene a ser crucero, un San Dimas crucificado [habría que entenderle como el Cristo del paso de la Elevación de la Cruz] y el Cristo titulado de los Arrepentidos; en el lado de la Epístola, del crucero, San Juan degollado; en la nave, a la, entrada del crucero, un Cristo a la columna y el Cristo del Perdón, de rodillas; en el centro de la nave, el Cristo de la Agonía y el Nazareno o Jesús con la cruz a cuestas” (Agapito y Revilla, pág. 77).

No deja de ser curioso que algunos historiadores identificasen esta  imagen del Cristo del Perdón con una Oración del Huerto. Podría haberse entendido una confusión tal si, por ejemplo, en algún momento la imagen se hubiera presentado sin corona de espinas y revestido de túnica o similar que ocultase todas las heridas que tiene. Pero, no hay constancia de estos extremos así que…¿cómo entender esa confusión?¿Cómo representar una Oración del Huerto con un Cristo sólo cubierto por el paño de pureza y tras haber sufrido ya la flagelación, coronación de espinas y portar la cruz hasta el Calvario? 

A modo de curiosidad, y sin buscar la identificación entre ambas representaciones, cabe señalar que el mismo Agapito y Revilla en las líneas anteriores a la descripción de la Iglesia Penitencial ofrece una frase singular “A continuación cita la Oración del Huerto, que es la que supongo en el Museo”…¿Existió, tras la renovación de los conjuntos procesionales de papelón a madera, un segundo paso de la Oración del Huerto además del conservado en la Penitencial de la Santa Vera Cruz?¿Cuál podría ser su procedencia?¿Podría tener relación con los dos apóstoles dormidos relacionados con este pasaje que igualmente se conservan en el Museo Nacional de Escultura?

Por otro lado, lo mismo que iconográficamente la confusión entre Jesús orando en el Huerto y el Cristo del Perdón nos señalan momentos diferentes, otro tanto podría considerarse cuando en algunas publicaciones se dice que el episodio del Cristo del Perdón previo a la crucifixión viene a ser un momento análogo a la Oración del Huerto ¿tal vez por la actitud orante? Podría ser, pero tampoco una identificación plena. La Oración del Huerto, con inspiración en el relato de los Evangelios, es un momento de extrema angustia, casi como de última tentación, para evitar lo que está por venir: "Se apartó de ellos como un tiro de piedra, y, puesto de rodillas, oraba, diciendo: Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Se le apareció un ángel del cielo, que le confortaba. Lleno de angustia, oraba con más insistencia; y sudó como gruesas gotas de sangre, que corrían hasta la tierra" (Lc.22, 41-44). Tentación finalmente superada. En el caso del Cristo del Perdón podría entenderse más como ya un acto de sacrificio supremo, la ofrenda de una creación redimida por medio de su muerte.

Volviendo a comienzos del siglo XX podemos transcribir la información proporcionada en la Guía de Semana Santa de Valladolid, del año 1924, en cuanto a las Comisarías existentes en la Penitencial de La Pasión, en los últimos años de aquella iglesia abierta:

PAZ Y CARIDAD.- De la antigua Cofradía de la Pasión, establecida en esta Penitencial, se constituyeron diversas Comisarías, entre las que figuran la que nos ocupa, y que erigió por Patrona a la Virgen Santísima, en su advocación de la Paz v Caridad. No podrá nunca tener más de 40 diputados, y además de los cultos peculiares de estas hermandades, tienen la obligación de auxiliar a los reos que entran en capilla para ser ejecutados; pedir por los distintos barrios de la población para prestarles los auxilios espirituales y materiales necesarios; acompañarles durante el duro trance, y, por último, hacerse cargo del cadáver y darle piadosa sepultura. Es en extremo curioso el libro de reos actual de dicha Comisaría, que data del año 1874, y en el que hay inscriptos hasta 37 reos ejecutados en esta ciudad durante este período. Algunos años sacó procesionalmente esta Comisaría a su Patrona la Virgen con Jesús en los brazos, y actualmente acompaña procesionalmente a los pasos del Cristo de la Columna y al del Perdón. Las insignias son dos cetros o varas con la Cruz y los atributos de la Pasión, y en la parte inferior la efigie de la Virgen; las medallas sobre fondo dorado llevan la misma efigie de la Virgen.

SANTÍSIMO CRISTO DE LA COLUMNA.- Otra de las Comisarías establecidas en la Penitencial de la Pasión, y que tiene por fin principal tributar, con el mayor esplendor posible, culto al Santísimo Cristo atado a la Columna, que se venera en dicha iglesia, siendo la Comisaría más floreciente de cuantas hay erigidas en ella. Además de los cultos que determina el Reglamento tiene un fin benéfico, cual es el de costear el entierro al hermano que falleciese y decirle una misa de réquiem cantada en la ya citada iglesia de la Pasión. Esta Comisaría tiene nombrada camarera, cuya obligación principal es mantener con el debido decoro el altar de la Veneranda imagen, corriendo a su cargo el alumbrado de la misma. La insignia consiste en medallas de plata con la efigie en relieve del Cristo de la Columna.

SANTÍSIMO CRISTO DEL PERDÓN.- Esta Comisaría se fundó con el fin de conservar la fe al Santísimo Cristo del Perdón, que se venera en la Pasión, y de proporcionar a los comisarios los siguientes auxilios: En el momento que cayere enfermo, la asistencia de dos comisarios hasta su restablecimiento; si se le administrase el Santo Viático, veinticuatro cirios que llevaran otros tantos comisarios, y si llegase a fallecer él, su esposa, o su madre si fuere viuda y el comisario si fuere soltero, caja, hábito de San Francisco, sepultura y ocho pobres, así como misa. No podrán pasar de treinta los comisarios, y la insignia consiste en una medalla con la imagen del Santísimo Cristo.

En el siglo XX el Cristo del Perdón recibió culto en las distintas sedes que ha tenido la Cofradía, siendo de las pocas obras que siempre ha conservado en su poder. 

En 1926 tras el cierre de la Iglesia Penitencial de la Pasión se traslada al Oratorio de San Felipe Neri, en cuyo templo permanecería hasta verano de 1941 en que es trasladado al Santuario de La Gran Promesa. Sabemos de la presencia del Cristo del Perdón en el Santuario con certeza desde julio de 1941, ya que desde el día 27 de ese mismo mes y año se comienzan a celebrar en este Santuario (recién abierto tras las obras de conversión de Parroquia de San Esteban El Real –extinta- a Santuario de La Gran Promesa) ciertos actos o cultos característicos de cada día, así los lunes, terminada la reserva, ante la imagen del Cristo del Perdón se cantaba un canto de penitencia y la oración litúrgica apropiada.

En el Santuario de La Gran Promesa, desde 1941, recibió culto en la segunda capilla del lado del Evangelio, antes dedicada a Nuestra Señora de la Soledad (cuando era Iglesia Parroquial de San Esteban El Real) y actualmente dedicada a Nuestra Señora de Guadalupe (procedente de Méjico). Desde este templo pasará en noviembre de 1953 (Pasión Cofrade nº 7, 2011, pág. 58),  a la Iglesia Parroquial de Santa María Magdalena.

Parroquia de Santa María Magdalena. En este templo, la imagen recibió culto en la hornacina central del retablo de la Cofradía del Santo Sepulcro y Ánimas del Hospital Real General de la Resurrección, en cuyo banco aparece el que probablemente sea el Cristo Yacente más antiguo de Valladolid y que también procesionó la Cofradía en la Procesión de Oración y Sacrificio entre los años 1976 y 1993. El retablo presenta traza de Pedro de Correas, siendo ejecutado por el mismo autor en compañía de Juan Correas en 1719. En el año 1900, como recoge Casimiro González García Valladolid (Recuerdos y Grandezas, t. II, pág. 113) la Real Cofradía del Santo Sepulcro se traslada a la Parroquia de Santa María Magdalena instalando allí su retablo, donde se conserva en la actualidad. Durante su estancia en la Parroquia de Santa María Magdalena se cuenta también con una salida extraordinaria, que tuvo lugar el día 07 de marzo de 1987, tras la restauración de la Sagrada Imagen efectuada por Mariano Nieto, saliendo desde la vecina Iglesia del Monasterio de las Huelgas Reales hasta el templo parroquial sede de la Cofradía.

Iglesia del antiguo Real Monasterio de San Quirce y Santa Julita, sede actual de la Cofradía, y donde es venerado junto a otras obras del patrimonio escultórico de esta Penitencial. La Cofradía de la Pasión llega a esta sede realizando un traslado procesional del Santísimo Cristo del Perdón desde la Parroquial de Santa María Magdalena, el día 23 de octubre de 1993 (tras suspenderse en dos ocasiones, días 16 y 17 de octubre de 1993, a causa de la lluvia); en ese mismo traslado, al pasar por delante del Museo Nacional de Escultura recoge la talla del Santo Cristo de las Cinco Llagas (Manuel Álvarez, mediados siglo XVI) para venerarlo también en San Quirce. En este templo, el Cristo del Perdón ha encontrado su lugar en el crucero, lado del Evangelio, bajo un gran lienzo representando el martirio de los Santos Titulares, pintado por Luciano Sánchez Santarén (1911). Junto a la imagen del Cristo del Perdón se muestra la cabeza-relicario de San Juan Bautista (antiguo paso procesional de la “Degollación de San Juan Bautista”, Andrés de Rada, 1579), Patrón histórico de la Cofradía. 

Su participación en la Semana Santa de Valladolid, además de la ya citada procesión del Jueves Santo (como incluso se refiere en el documento contractual) debemos citar:

  • Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor.
  • Procesión de Penitencia y Caridad.- Desde 1944 a 1993 ambos incluidos.
  • Procesión de Oración y Sacrificio.- Desde 1992 y vigente en la actualidad.

Además, desde el año 2005, el Miércoles Santo sale a la puerta de su sede para recibir a Las Lágrimas de San Pedro en la Procesión del Arrepentimiento.


El “Santísimo Cristo del Perdón” ha protagonizado también diversas salidas de carácter extraordinario como es el caso de:

07 de marzo de 1987.- Traslado procesional desde el Monasterio de las Huelgas Reales a la Parroquia de Santa María Magdalena, con motivo de la restauración de la imagen del Cristo del Perdón. 

Aunque sin procesión de traslado, presidió el montaje para el Pregón de Semana Santa de Valladolid del año 1992.

23 de octubre de 1993.- Traslado de sede desde la Parroquia de Santa María Magdalena a la Iglesia de San Quirce y Santa Julita. Como testimonio de este traslado recordamos su recorrido: Parroquia de Santa María Magdalena, Colón, Ramón y Cajal, Padilla, Cadenas de San Gregorio (recogida el Cristo de las Cinco Llagas en el Museo Nacional de Escultura), Plaza de San Pablo, San Quirce, San Ignacio,  Expósitos, Plaza de la Trinidad, hasta la Iglesia del real Monasterio de San Quirce y Santa Julita.

08 de octubre de 2006.- Procesión Extraordinaria con motivo del 475 Aniversario de la Fundación de la Cofradía y del 350 Aniversario de la hechura del Santísimo Cristo del Perdón. Fueron hasta la S.I.M. Catedral las imágenes del Santísimo Cristo del Perdón y Nuestra Madre y Señora María Santísima de La Pasión. El recorrido fue: Saliendo de la Iglesia de San Quirce y Santa Julita, Plaza de la Trinidad, Expósitos, Concepción, Plaza de San Miguel, San Blas, San Juan de Dios, Alonso Berruguete, Angustias, Bajada de la Libertad, Cánovas del Castillo y Cascajares, hasta la S. I. Catedral Metropolitana donde el Excmo. y Rvmo. Sr. D. Braulio Rodríguez Plaza, Arzobispo de Valladolid, celebró una Solemne Misa. Tras la Eucaristía se inició el recorrido de regreso por Cascajares, Cánovas del Castillo, Bajada de la Libertad, Angustias, Leopoldo Cano, Plaza de los Arces, San Antonio de Padua, Plaza de San Miguel, Concepción, Expósitos y Plaza de la Trinidad, hasta la Iglesia de San Quirce y Santa Julita, donde, tras cantar la Salve popular ante María Santísima de la Pasión, se dio por finalizada la procesión. Junto con la propia Cofradía titular de ambas imágenes, acompañaron representaciones de las diversas Cofradías de Valladolid con su bandera o guión representativo escoltado por sus cofrades. Asimismo también fueron invitados todos los cofrades de honor, autoridades civiles y eclesiásticas y todas aquellas personas que han tenido y tienen un trato especial con la Cofradía. La parte musical corrió a cargo de la Banda de Cornetas y Tambores “Santísimo Cristo del Perdón” acompañando al Santísimo Cristo, y la Banda de Música de Arroyo—La Flecha con María Santísima de la Pasión.

17 de septiembre de 2011.- Traslado procesional desde la Parroquia de San Nicolás de Bari al templo de San Quirce y Santa Julita con motivo de la restauración de la imagen del Santísimo Cristo del Perdón. Los trabajos de restauración en esta ocasión corrieron a cargo de Cristina Parrado Parrado y Ruth Caderón Pérez. La Procesión partió desde la Iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari, siguiendo por el interior de la Plaza de la Trinidad, San Quirce, Plaza de la Trinidad hasta la Iglesia de San Quirce y Santa Julita.


07 de marzo de 2020.- III Via Crucis Cuaresmal de la Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo. Recorrido: Iglesia de San Quirce y Sta. Julita, Plaza de la Trinidad, Expósitos, San Ignacio, Encarnación, San Agustín, Sto. Domingo de Guzmán, Expósitos, Plaza de la Trinidad (zona ajardinada) hasta la Iglesia de San Quirce y Sta. Julita.






Finalmente, posee la imagen un variado patrimonio atesorado a lo largo de su historia, fruto de adquisiciones y donaciones, entre lo que podemos destacar:

Corona de plata.- Que sólo porta en ocasiones especiales, siendo la más reciente el Via Crucis Cuaresmal de 2020, pero también la podemos recordar en el traslado procesional desde la Iglesia de San Nicolás a San Quirce, celebrado el 17 de septiembre de 2011, tras la restauración de la imagen, entre otros ejemplos.

Dogal.- Cuerda que pende del cuello. Entre los que podemos destacar el donado por D. Luis Luna Moreno.

Las andas-carroza en la que procesiona actualmente fueron estrenadas en el año 2001. Realizadas en madera de caoba por Manuel Caballero Farfán sobre estructura metálica de Roberto Jiménez Mariano. Se completan con unas cartelas en plata obra de Juan Borrero Campos (Taller Orfebrería Triana) representando: Parte frontal, emblemas de la Cofradía, de la Orden Trinitaria y de la Orden Cisterciense; lateral derecho, cartelas dedicadas a los patronos de la Cofradía San Rafael Arnaiz Barón y  Cabeza de San Juan Bautista (reproduciendo la que se encuentra los pies del Cristo del Perdón) y Bautismo de Cristo basado en el tallado por Gregorio Fernández que se encuentra en el Museo Nacional Escultura; lateral izquierdo, cartelas con temas marianos, Anunciación de la Virgen (basada en un óleo del Museo del Prado), Retablo de la Iglesia de la Pasión (reproducción aproximada de cómo pudo aquel retablo mayor en cuya hornacina central se encontraba entronizada la imagen de la Santísima Virgen de la Pasión) y Coronación de la Santísima Virgen inspirada en un cuadro de Velázquez; finalmente, en la parte posterior, en relación con las de la parte frontal, aparecen algunas de las sedes donde ha tenido la Cofradía, fachada del Convento de la Trinidad Calzada, fachada de la Iglesia Penitencial de la Pasión y fachada de la Iglesia del Real Monasterio de San Quirce y Santa Julita.



Friso, enmarcando la peana, que data del año 2005, con los atributos de la Pasión, en la divisa “TIBI POST HAEC FILI MI, ULTRA QUID FACIAM” (“Después de esto, ¿qué más puedo hacer por ti, hijo mío?” Gen. 27, 37). Obra realizada en plata por Juan Borrero, regalo de un grupo de cofrades y devotos del Cristo del Perdón

En el frente de las andas porta un relicario, donación también de un grupo de cofrades, que ostenta en su interior una reliquia de San Rafael Arnaiz Barón, Co-Patrono de la Cofradía.


Santísimo Cristo del Perdón (I). De su origen, iconografía y ejemplos en Valladolid (enlace).

Santo Cristo del Perdón, Convento de la Trinidad Descalza, Parroquia de San Nicolás de Bari (enlace).



BIBLIOGRAFIA:

AGAPITO Y REVILLA, Juan: Las cofradías, las procesiones y los pasos de Semana Santa en Valladolid. Imprenta castellana, Valladolid, 1925.

ALVAREZ, Emilio: Memoria general del Santuario / presentada al terminar el año 1941, por el Delegado Diocesano. Talleres Tipográficos "Cuesta", Valladolid, 1942.

CANESI ACEVEDO, Manuel: Historia de Valladolid.

FERNÁNDEZ DEL HOYO, María Antonia: EL CRISTO DEL PERDÓN, OBRA DE BERNARDO DEL RINCÓN. BSAA, N.49, pags.476-480.

GONZÁLEZ GARCÍA VALLADOLID, Casimiro: Recuerdos y Grandezas, T.I pág. 321-322.

MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José y URREA FERNÁNDEZ, Jesús: Catálogo monumental de la provincia de Valladolid. Tomo XIV, Monumentos religiosos de la ciudad de Valladolid: Catedral, Parroquias, Cofradías y Santuarios. Institución Cultural Simancas, 1985.

VV.AA.: Revista PASIÓN COFRADA, año 2011, pág. 58; años 2012, págs. 50-57; año 2020, págs. 50-51.

Otros recursos: Prensa local, programas de Semana Santa de Valladolid, web de la Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo.


miércoles, 2 de diciembre de 2020

SANTÍSIMO CRISTO DEL PERDÓN (I). DE SU ORIGEN, ICONOGRAFÍA Y EJEMPLOS EN VALLADOLID

Valladolid tiene la suerte de contar con dos esculturas a las que devocionalmente se las conoce con el nombre del Cristo del Perdón: se da la circunstancia que ambas han tenido alguna relación más o menos directa con la Orden de la Santísima Trinidad, ya sea Calzada o Descalza, que ambas iban a tener en origen un alto contenido alegórico y que también, ambas, han formado parte de las procesiones de Semana Santa de Valladolid, una de ellas aún lo hace. Estas tallas son el “Santísimo Cristo del Perdón”, tallado por Bernardo del Rincón en 1656 para la Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo (denominación actual de la Cofradía) y que recibe culto en la Iglesia del antiguo Real Monasterio de San Quirce y Santa Julita -sede de la citada Cofradía-, y la otra imagen es el “Cristo del Perdón” atribuido a Francisco Díez de Tudanca  (siglo XVII) y que actualmente se conserva en el Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid. Consta además que la Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de La Piedad también tuvo al menos una imagen con la denominación del Cristo del Perdón, en paradero desconocido. También cabe mencionar que al Cristo del Despojo (Insigne Cofradía Penitencial de Nuestro Padre Jesús Nazareno) en ocasiones parece recibir el nombre de Cristo del Perdón. Junto a estas tallas, podemos recordar, además, los diversos cuadros de este tema en parroquias y conventos de Valladolid, que permiten, a la postre, entender el tema tratado pues después de todo se trata de la ofrenda del mundo o de la creación en su conjunto por parte de Cristo a Dios Padre, una vez consumada la redención por medio de su muerte en la cruz.

Si hace un momento decíamos que esta devoción del Cristo del Perdón (o de la Humildad) parece tener vinculación con los trinitarios, al menos en el caso de las dos esculturas de Valladolid (pero también en Pamplona y en Hervás), cierta vinculación parece encontrarse además con la Orden de Predicadores, con los dominicos. No deja de ser curioso que de las diversas pinturas conservadas de este tema en Valladolid varias de ellas se encuentren o hayan estado en los conventos de religiosas contemplativas de dicha Orden, concretamente en el Monasterio  de Santa Catalina de Siena (actualmente en la Iglesia Conventual de San Pablo, de Padres Dominicos), en el Monasterio del Corpus Christi y en el Monasterio de Nuestra Señora Porta Coeli. Junto a estas tres pinturas podemos citar al menos otras dos más, una en el Monasterio del Santísimo Salvador de Santa Brígida y otra en una de las capillas de la Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol. La distinción que hemos visto en las esculturas, es decir una de Cristo vivo previo su crucifixión y otra de carácter alegórico, se da también en las pinturas de las que estamos hablando. Así, en cuanto a representación pasional de Cristo vivo tenemos los ejemplos del Monasterio del Corpus Christi. Mientras que su vertiente alegórica –tras la crucifixión y muerte, con todas las llagas- aparece en los de los monasterios de Santa Brígida, Santa Catalina (San Pablo) y Porta Coeli y parece intuirse en el caso de San Andrés.

"Cristo del Perdón" extinto Monasterio del Corpus Christi, Valladolid.


"Cristo del Perdón" o "Cristo ofreciendo el mundo al Padre". Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol, Valladolid.


Independientemente del sentido, pasional o alegórico, la composición de los cuadros repite el mismo esquema, con algunas modificaciones- lógicas por otro lado-, que podría hacer pensar en el conocimiento de ellas o bien en la inspiración en una estampa común, siendo ésta última –la estampa o grabado- la explicación más plausible pues encontramos cuadros prácticamente idénticos en otros lugares, por ejemplo, en el Museo Catedralicio de Segorbe, bajo el título “Cristo ofreciendo el mundo al Padre” (anónimo, segunda mitad siglo XVII). En cualquier caso, el esquema compositivo se resuelve por medio de juegos de diagonales, especialmente desde el ángulo superior derecho al inferior izquierdo (y viceversa), y la presencia de los ámbitos bien diferenciados, el celestial y el terrenal. De esta forma, en el ángulo superior derecho y en un rompimiento de gloria o ámbito celestial aparece la figura de Dios Padre, normalmente medio cuerpo-hasta la cintura- en actitud de atender la oración de Cristo o bien la ofrenda del mundo redimido por parte del Hijo, que aparece arrodillado hacia el ángulo inferior izquierdo, en una disposición habitualmente de perfil que permite ver el lado derecho de Cristo para –en su caso- hacer visibles las llagas, especialmente la del costado. Frente y/o rodeando a Cristo y bajo Dios aparecen la cruz y diversos elementos de la Pasión o arma christi (martillo, clavos, etc.), llama la atención el caso del cuadro conservado en el Monasterio de Porta Coeli donde figura también un cordero (Agnus Dei, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, nueva alusión a la idea de la redención). El carácter alegórico se refuerza en algunos casos con la acción concreta de la ofrenda del mundo redimido a Dios, presentando Cristo el orbe en sus manos, como ocurre en los casos de Santa Catalina (San Pablo), Porta Coeli y la Parroquia de San Andrés.

En ocasiones, las representaciones vienen acompañadas de algunas inscripciones, tal es el caso de los de Santa catalina de Siena (en San Pablo) y Porta Coeli, conventos de religiosas contemplativas de la Orden de Predicadores en los que básicamente se repite al pie de la letra el mismo modelo, siendo cuadros prácticamente idénticos, salvo en la citada presencia del cordero en el cuadro de Porta Coeli y  que en cuanto a inscripciones, en los dos aparece el versículo de Lucas pero en el caso de Porta Coeli no el de la Carta de San Pablo a los Gálatas que aparece en la parte inferior del de Santa Catalina-San Pablo. Estas inscripciones, que se pueden ver bien en el caso de Catalinas-San Pablo son:

Pater ignosce isti quia insipienter egit” (Lucas, 23,34) esto es “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”, la Primera Palabra en la Cruz.

Dilexit me et tradidit semetipsu pro me”  (Gal II,20), o “[…] me amó y se entregó por mí”.

"Cristo del Perdón" o "Cristo ofreciendo el mundo al Padre", del extinto Monasterio de Santa Catalina de Siena (Valladolid) hoy en la Iglesia Conventual de San Pablo, de dicha ciudad.

Todas estas esculturas y pinturas están datadas en el siglo XVII, momento de auge de esta iconografía que se prolongará también por el siglo XVIII (como el realizado por Felipe Espinabete para Tordesillas y especialmente los realizados por Luis Salvador Carmona). De este periodo, siglo XVII y XVII, podemos citar varios ejemplos. Así, otras imágenes del Cristo del Perdón con carácter alegórico son:

  • Cristo del Perdón (anónimo, segunda mitad del siglo XVII), Parroquia de Santa Águeda, Sotillo de la Ribera (Burgos).
  • Cristo de las Penas (José de Arce, 1655), Capilla de la Hermandad de la Estrella, Triana, Sevilla.
  • Luis Salvador Carmina para: La Granja de San Ildefonso (1751); Atienza (1753), Nava del Rey…
  • Cristo de la Caridad (José Salvador Carmona, siglo XVIII), Convento de San Miguel de las Victorias en Priego (Cuenca).
  • Cristo del Perdón (atr. Gabriel de la Mata, 1697), Iglesia de San Agustín, Villa de La Orotava (Tenerife).

En cuanto a otras imágenes del Cristo del Perdón con carácter pasionista: 

  • Cristo de la Caridad (Pedro Roldán, c. 1673) Hospital de la Santa Caridad, Sevilla.
  • Cristo del Perdón, atr. Pedro de Ávila, c. 1708. Catedral de Orense [Baladrón Alonso, Javier: “Acerca del escultor Pedro de Ávila (1678-1755): el hallazgo de su partida de defunción y nuevas obras atribuibles”,  BSAA arte, 86 (2020): 281-306].

Pero es un tema que incluso ha llegado a dar nuevas muestras en nuestros días, por ejemplo en León (obra de Ángel Estrada Escanciano, 1966, para la Cofradía del Santo Cristo del Perdón); Elche (obra de José Antonio Hernández Navarro, 1990, para la Cofradía del Perdón); Aspe (obra de José Antonio Hernández Navarro, 2006, para la Hermandad del Santísimo Cristo del Perdón y María Santísima de la Humildad); así como el Cristo de la Clemencia (Luis Álvarez Duarte, 2010, para la Cofradía del Santísimo Cristo de la Clemencia de Hellín –Albacete).

En cuanto al origen de la iconografía se pone tradicionalmente en la escultura de este tema realizada por el portugués Manuel Pereira para el Convento de Nuestra Señora del Rosario de de frailes dominicos (un nexo de unión más con la Orden de Predicadores), de Madrid, imagen desaparecida durante la Guerra Civil (1936). También fue autor de otra imagen del mismo tema conservada en Comillas (Cantabria) aunque parece difícil su visita y fotografía. En cuanto a la fuente de inspiración de este Cristo del Perdón se pone el grabado de Albert Durero “Varón de Dolores con los brazos abiertos al lado de la cruz” (1500) y cierta inspiración en la representación de la “Misa de San Gregorio”. Ello podría justificar la imagen de Cristo llagado, redentor y con los atributos de la Pasión, pero quedaría por explicar la parte de la ofrenda a Dios Padre, respecto a lo cual podemos tener presente que es una iconografía barroca ideada en el periodo tras el Concilio de Trento (1545-1563) en el que destaca uno de los decretos emanados de aquella asamblea, concretamente el Decreto sobre la Justificación, de la sesión VI celebrada el 13 de enero de 1547, “CAP. II. De la misión y misterio de la venida de Cristo. Con este motivo el Padre celestial, Padre de misericordias, y Dios de todo consuelo, envió a los hombres, cuando llegó aquella dichosa plenitud de tiempo, a Jesucristo, su hijo, manifestado, y prometido a muchos santos Padres antes de la ley, y en el tiempo de ella, para que redimiese los Judíos que vivían en la ley, y los gentiles que no aspiraban a la santidad, la lograsen, y todos recibiesen la adopción de hijos. A este mismo propuso Dios por reconciliador de nuestros pecados, mediante la fe en su pasión, y no sólo de nuestros pecados, sino de los de todo el mundo”.


"Varón de Dolores con los brazos abierto junto a la Cruz" (Albert Durero, 1500).


En próximas entradas nos centraremos en las esculturas del Cristo del Perdón conservadas en Valladolid.

Santísimo Cristo del Perdón, Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo (enlace).

Santo Cristo del Perdón, Convento de la Trinidad Descalza, Parroquia de San Nicolás de Bari (enlace).


sábado, 21 de noviembre de 2020

FOTOMONTAJE: “DESCENDIMIENTO” O “SEXTA ANGUSTIA”. ILUSTRE COFRADÍA PENITENCIAL DE NUESTRA SEÑORA DE LAS ANGUSTIAS.


Recreación del Descendimiento o La Sexta Angustia (Gregorio Fernández, 1616-1617), de la Ilustre Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de Las Angustias, Valladolid.

Entrada sobre este "paso" procesional (enlace).

Fotomontaje publicado originalmente el  28/04/2017.


viernes, 20 de noviembre de 2020

FOTOMONTAJE: PROPUESTA DE PASO PROCESIONAL PARA NUESTRA SEÑORA DE LA PEÑA DE FRANCIA. IGLESIA PARROQUIAL DE SAN MARTÍN Y SAN BENITO EL VIEJO.

En primer lugar, debo comenzar esta entrada aclarando que no es un proyecto real para esta imagen, se trata más bien de una reflexión sobre los cambios en los pasos y andas procesionales referidos principalmente a la Cofradías y Hermandades de Gloria, visto a través de testimonios gráficos y documentales así como propuestas –en este caso- con un fotomontaje a partir de diversas piezas que se pueden encontrar en webs de talleres dedicados a este tipo de trabajos para Cofradías.

Como fuente para ello, un primer punto en el que podemos fijar nuestra atención son determinados cuadros, especialmente los exvotos (ofrenda que se hace como testimonio público de un favor o gracia recibido por intercesión de determinada advocación mariana, santos/as…). Hay que hacer un pequeño paréntesis, sin intención de ser un análisis exhaustivo, de los distintos tipos de exvotos que hay, que podemos dividir en dos grandes grupos: los simbólicos y los narrativos. Los primeros resumen en un sólo objeto toda la acción de la intervención milagrosa y pueden ser desde fotografías, piezas de alguna parte del cuerpo, uniformes, vestidos de novia (que en ocasiones se empleaban para realizar sayas para imágenes de la Virgen, etc.). En cuanto a los narrativos se pueden distinguir los llamados “Libros de Milagros” (o denominaciones similares) y, más interesante, los cuadros, que representaban en dos ámbitos diferenciados la súplica, intervención de la divinidad, favor recibido (identificando el “milagro” y a los protagonistas) y una inscripción que explicaba el portento. Gracias a estas pinturas y, en otros casos, a las series de lienzos que narraban la historia y vicisitudes de una determinada imagen (ejemplo: Santa María Vulnerata, en la Capilla del Real Colegio de San Albano, Los Ingleses, Valladolid), podemos encontrar referencias a ciertos elementos de las “Procesiones de Gloria” que a día de hoy nos pueden parecer un tanto extraños, pero que sería interesante investigar sobre ellos y considerar su recuperación para los cortejos procesionales de estas características.

Nos vamos a centrar especialmente en las Procesiones de Gloria que tenían por protagonistas advocaciones marianas de las que tenemos referencias gráficas, pinturas, al menos desde el siglo XVII (no se descarta que haya cuadros de este tipo anteriores, pero nos vamos a fijar en los que puede observar o tener un acceso más fácil el lector). Elemento común eran las andas (aunque en algún caso pudiera utilizarse un Carro Triunfal); las andas podían adoptar dos formas, principalmente, sin o con baldaquino, cobijándose la Imagen en este último caso en un templete realizado en diversos materiales, portado a hombros. Ejemplo de estas andas-baldaquino tenemos en Valladolid –y que hayan llegado a nuestros días- cuatro: Nuestra Señora de San Lorenzo (que cuenta con dos, uno de ellos obra de Manuel de Miranda, realizadas en 1726 y el otro estrenado en 2017), Nuestra Señora del Sagrario (Patrona del Cabildo Catedralicio y cuyas andas-baldaquino obra de Juan Álvarez Cartabio, segundo cuarto siglo XVIII, se conservan en el Museo Diocesano y Catedralicio), y Nuestra Señora de Valvanera, en la Iglesia Parroquial del Santísimo Salvador (andas realizadas por Hipólito Bercial del Valle, siglo XVIII).



Cubriendo a la Imagen en sus andas, se utilizaba un palio, exento de las andas, portando sus varales (habitualmente de seis u ocho) personajes destacados de la vida social de la ciudad (al igual que solía ocurrir con los estandartes en algunas procesiones) o bien, miembros de las corporaciones que tenían por titular u organizaban la procesión. Tenemos referencias pictóricas en, por ejemplo, la Iglesia Parroquial de San Lorenzo Mártir, la serie de lienzos de la Capilla del Real Colegio de San Albano (Los Ingleses), con la traslación de Santa María Vulnerata a su actual templo…Pero también hay referencias documentales como la presencia de palio en la Procesión de Alegría de la Ilustre Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de las Angustias (ejemplo, planta de la procesión en 1618 y que recuperó –efímeramente- en la procesión de 1989) o también en la procesión de traslado de la imagen de Nuestra Señora de la Piedad, de la Cofradía Penitencial homónima, en 1727, con motivo de la colocación en su nuevo trono y camarín del retablo mayor de su desaparecido templo penitencial.

Como aclaración, el palio, además de para estas imágenes marianas en las que su estética ensalzaba su realeza, también era empleado para las procesiones con el Santísimo Sacramento (como ocurre en la actualidad), procesiones de reliquias (ejemplo: Lignum Crucis de la Penitencial de la Santa Vera Cruz, como refleja el cuadro de Felipe Gil de Mena, c. 1656; San Pedro Regalado, 1747); se dio el caso de determinadas imágenes cristíferas, como el Santo Sepulcro de su Cofradía titular en el Hospital de la Resurrección, en 1702, figurando como palio de respeto, y finalmente autoridades civiles (ej. Reyes) y religiosas (obispos, generales de Órdenes religiosas, etc.).

Algunos de estos elementos, con el paso del tiempo, fueron eliminados del cortejo procesional y otros perdieron su uso al no celebrarse ya en la actualidad la fiesta para la que eran empleados o bien, porque aunque se celebre la fiesta, ya no se efectúa procesión (como es el caso de la Virgen del Sagrario, celebrada el 13 de marzo, en la S.I.M. Catedral, en la que la imagen, dentro de sus andas-baldaquino, colocadas sobre el Carro Triunfante procesionaba por el interior del templo, fiesta y procesión que sería interesante recuperar). Aunque, como breve apunte, hay que reseñar que la utilización del palio se recuperó, en esa única ocasión, en la procesión extraordinaria de Nuestra Señora del Carmen de Extramuros por las calles de Valladolid el día 4 de julio de 2015, con motivo del 175 aniversario fundacional de la Antigua Devoción del Nuestra Señora del Carmen de Extramuros.


NO SÓLO ANDAS, TAMBIÉN CARROZAS…

Finalmente, y dentro de las Procesiones de Gloria, también se fueron incluyendo a lo largo del siglo XX pasos o carrozas sobre ruedas (como iba ocurriendo en la Semana Santa, que fueron evolucionando de simples plataformas con ruedas a otras carrozas de estética y calidad artística más cuidada, si bien es cierto que en algunos casos se ha vuelto a lo anterior, impuesto por instituciones más que por el deseo o posibilidades de las Cofradías, plataformas con escaso interés por la decoración y gusto estético). Independientemente de la preferencia por llevar los pasos a hombros o a ruedas, o incluso su  repercusión en la conservación de las imágenes, hemos de hacer mención de algunos ejemplos de carrozas de Cofradías de Gloria como pueden ser: la de Nuestra Señora del Carmen de San Benito El Real (V.O.T. del Carmen), de estilo neogótico, obra de Francisco Font i Pons talladas en 1917 (ver enlace) y que actualmente se encuentran en el Santuario de Nuestra Señora del Carmen en Medina del Campo, pero que en Valladolid, además de a la Virgen del Carmen también portó a la Virgen de la Alegría y, en extraordinaria, a San Juan Bautista de la Salle; otra carroza a destacar, pero de la que no abundan los testimonios, era la de Nuestra Señora del Rosario, del Convento de San Pablo, ya sea para portar la imagen sedente y entronizada (venerada en el presbiterio de la Iglesia) o bien, posteriormente, la imagen de vestir; más adelante, la carroza de Nuestra Señora de San Lorenzo , obra de Sergio Trapote, estrenada en 1939; y, finalmente, en 1958, el paso procesional de Nuestra Señora del Carmen de Las Delicias, hasta la intervención en el mismo en 1995.


SOBRE LA PROPUESTA DE PASO DE NUESTRA SEÑORA DE LA PEÑA DE FRANCIA

Ahora nos centramos en el caso particular de Nuestra Señora de la Peña de Francia (sobre esta imagen ver enlace y enlace), si bien es cierto lo podríamos extrapolar a otras advocaciones marianas. A comienzos del siglo XX tenemos referencias -gracias a la obra de Casimiro González García Valladolid-, donde podemos ver una fotografía de la Santísima Virgen de la Peña de Francia en sus andas procesionales. Por entonces (hablamos del paso del siglo XIX al XX), esta imagen participaba anualmente en dos procesiones: una, la del Corpus Christi (en que salían titulares de Parroquias, Cofradías, Órdenes Terceras, y excepcionalmente otras imágenes cuando el Corpus y la fiesta de determinados santos coincidían en el mismo día como San Fernando –Fernando III El Santo, de la S.I.M. Catedral o bien San Felipe Neri, de su Oratorio); la otra ocasión en la que salía en procesión Nuestra Señora de la Peña de Francia era el último domingo de octubre, como colofón a la novena que se celebraba en su honor.

La fotografía permite ver unas andas bastante sencillas, de dos cuerpos o peanas superpuestas; el inferior tiene en sus extremos orificios cuadrangulares para introducir los varales de las andas, dos, que seguramente atravesarían longitudinalmente este cuerpo prologándose por la parte anterior y posterior para permitir la colocación de los cargadores; este mismo primer cuerpo o inferior, muestra mayor carga decorativa, destacando en el centro en anagrama de María timbrado con una corona abierta; finalmente, en este mismo cuerpo se asientas otros elementos de iluminación y decoración, como faroles en los cuatro extremos, dos “candelabros de lágrimas” y dos búcaros para el exorno floral; sobre este primer cuerpo, se asienta el segundo, a modo de peana, de dimensiones más reducidas, liso, sin apenas decoración, que sirve de base a la imagen de la Virgen, en la cual parece intuirse una posible simulación de roca o peña, alusiva a su advocación, donde se coloca la media luna. La imagen, por su parte, aparece con ciertos elementos distintos a los que se puede ver en la actualidad (y en los últimos años): distinta corona, rostrillo, media luna a los pies…

A lo largo del siglo XX, las diversas andas que había en Valladolid fueron cambiando en distintos sentidos. Junto a éstas vistas (por poner un ejemplo) con número par de varales (dos; también existieron con cuatro varales, como el caso de la Transverberación de Santa Teresa de Jesús, Iglesia Conventual de San Benito El Real), hubo otras que tenían un número impar de varales, la mayor parte de testimonios gráficos conservados de estas fechas nos remiten a tres varales, ayudados por horquillas para las posas en las paradas, y se podía encontrar tanto en pasos de Semana Santa como en pasos para Procesiones de Gloria. En el primer grupo podemos citar los ejemplos de Nuestra Señora de la Angustias (en sus andas del siglo XVIII), las andas de “La Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén”, de la Penitencial de la Santa vera Cruz, las andas de las tres imágenes que salieron en la primera Procesión de la Caridad el Viernes Santo de 1927, Cristo con la Cruz a Cuestas (Pasión), Cristo del Despojo (Nazareno) y Quinta Angustia (Piedad), en los tres casos, andas de tres varales, etc. Y, más cercano a nuestros días, las andas de la María Santísima de la Pasión, de su Cofradía Penitencial homónima, empleadas también en los Via Crucis Cuaresmales. En el caso, por ejemplo, de la Procesión de San Pedro Regalado en 1928, el año de su recuperación, portando a hombros el grupo de la Traslación de dicho santo, que se venera en su capilla en la Iglesia Parroquial del Santísimo Salvador, también eran unas andas de tres varales, en las que también hay que reconocer una ingeniosa solución en arco para asentar el grupo escultórico y reforzar la sensación de levitación. Asimismo, en otras Procesiones de Gloria, encontramos andas de tres varales, con horquillas, forma que ha llegado a nuestros días en las utilizadas por San José y Nuestra Señora del Carmen de Extramuros, de su Antigua Devoción, al igual que en las fotografías conservadas que cuando salía Santa Teresa de Jesús en aquella procesión.

Estas andas que estamos viendo son para esculturas o grupos escultóricos, pero hubo también cuadros que salían en procesión, en sus andas, pero hasta la fecha desconozco la forma en que podían fijarse y exponerse en procesión. Ejemplo de ello son Nuestra Señora del Perpetuo Socorro (de su Archicofradía homónima, en origen en las Oblatas y actualmente en el Oratorio de San Felipe Neri) y, con dudas, la representación de Nuestra Señora del Bueno Consejo, titular de la Pía Unión homónima del Monasterio de Sancti Spiritus.

En fin, como se dijo al principio, es simplemente una reflexión sobre la evolución y el futuro, así como una propuesta hipotética tomando como referencia una imagen de la Virgen revestida con mantos y corona, en otro tiempo procesional, pero que podría adaptarse a otras imágenes. Para ello, se toman piezas descargadas de webs de talleres dedicados a este tipo de trabajos, cuya variedad hace posibles distintas modificaciones.

Por otro lado, hay que tener en cuenta la evolución y los cambios producidos en las andas procesionales en Valladolid, especialmente desde la década de los 90 del siglo XX a la actualidad.




Primer cuerpo con respiraderos en metal donde estarían los orificios para encajar los varales. Faldones que ocultan las patas o zancos si se opta por esa opción, en lugar de las horquillas. En los extremos candelabros y otros guardabrisas en el perímetro de este mismo cuerpo.

Sobre este primer cuerpo se asienta una peana ochavada con ángeles en los ángulos, mientras otros dos ángeles portan en sus manos una media luna, elemento que hemos visto que tenía la imagen, al igual que otras imágenes marianas.

Las ráfagas, como la que circunda a la imagen, tampoco deberían resultar un elemento extraño en las imágenes marianas, pues tenemos ejemplos en diversas Inmaculadas (Concepción del Carmen, Descalzas Reales, Santa Clara…) o en el trono de Nuestra Señora de San Lorenzo (trono obra de Andrés de Campos Guevara, 1642, según diseño de Diego Valentín Díaz, y ráfaga con rayos de plata obra de Toribio de Cisneros, 1645).

Finalmente, se ha incluido otro elemento en la imagen según testimonios del pasado, un rostrillo.


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