Estampa con la imagen de San Miguel de los Santos. Iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari. Valladolid |
En varias ocasiones se ha tratado en este blog la figura de San Miguel de los Santos, esta vez, y con relación a una anterior entrada, en la que se hablaba del CL Aniversario de la Canonización de San Francisco de San Miguel y de San Miguel de los Santos, vamos a recoger datos, precisamente, de las Solemnidades que se celebraron en Valladolid en 1862 con motivo de la Canonización de San Miguel de los Santos. No obstante, antes de ello, vamos a hacer un breve recuerdo a su Beatificación.
El 10 de abril de 1742 Benedicto XIV firmó el Decreto declarando el grado heroico de sus virtudes, y fue Beatificado por Pío VI el 8 de diciembre de 1778. Con este motivo se celebraron fiestas en Valladolid, recogidas en la obra “Diario de Valladolid” de Ventura Pérez. El mismo autor, unos años antes de la Beatificación, nos narra la traslación de los huesos del entonces Venerable (Págs. 369-370)
Traslación de huesos
Año de 1764, día 24 de Abril, trasladaron en la Santísima Trinidad de descalzados de la iglesia antigua al presbiterio de la iglesia nueva al venerable Fr. Miguel de los Santos, Después de más de cien años enterrado se le halaron los sesos frescos con todos sus lineamientos y buen olor. Asistió el señor obispo don Isidro Cosío y Bustamante, con toda su audiencia; le trasladaron al presbiterio del lado del Evangelio; le pusieron en una caja ensamblada, pintada y clavada y lo quedaron hueco con unos maderos, y la losa que tenía la pusieron encima”.
Señala también Ventura Pérez (pág. 499) que el 2 de enero de 1779 llegó a Valladolid la noticia de la Beatificación de Fr. Miguel de los Santos, ese mismo día hubo toque de campanas y ya por la noche luminarias, al día siguiente se celebró una misa de gracias, y unos días más tarde, el 9 de enero, hicieron las mismas celebraciones los Trinitarios Descalzos en su iglesia.
Las fiestas con motivo de la Beatificación tuvieron lugar a partir del 2 de julio de 1779 (V. Pérez, págs. 501-503)
“En el dia 2 de Julio de 1779 dieron los padres trinitarios descalzos principio á las solemnes fiestas de la beatificación del padre Fr. Miguel de los Santos, cuyo cuerpo se venera en este convento. Viernes 2 del dicho llevaron al beato á la Santa iglesia, á las cuatro de la tarde, acompañando á la comunidad la congregación de los esclavos de Nuestra Señora de la Soledad, sita en dicho convento. El día siguiente sábado celebró la fiesta el cabildo y predicó su magistral. Al día siguiente domingo hizo la fiesta la ciudad en la Santa Iglesia, y por la tarde se formó una procesión general como se acostumbre en semejantes funciones, asistiendo todas las cofradías sacramentales con sus cruces de sus parroquias y todas las comunidades cada una con su patriarca. Llegando el santo á la Platería, que la procesión iba determinada hasta su convento y dejar allí el beato, comenzó á llover de modo que se desbarató la procesión y llevaron al beato á la Santa iglesia, y las comunidades metieron sus santos en varios portales, y á Santa Teresa y otros santos metieron en casa de la señora condesa de Rivadavia, y á cada uno la señora dio su dádiva y á Nuestra Señora de los Remedios, que fue una de las que se metieron en el portal. Al beato le llevaron el lunes por la mañana por la calle de los Orates y Platería, y derecho á la plazuela Vieja y á su casa […]”.
De estas fechas será la imagen del Santo, de vestir, que se venera en la Iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari.
Allí en su casa continuó el novenario y todas las noches hubo iluminación en la fachada de la iglesia. Con ocasión de estas celebraciones “Hicieron una urna donde metieron el cuerpo del beato y le colocaron en el altar que tenían de perspectiva, de papeles; esta urna se la dio el Ilmo. Sr. Obispo D. Antonio Joaquín de Soria” (V. Pérez, 502)
Al año siguiente, el 9 de julio de 1780, colocaron la imagen del beato en la nueva capilla que habían construido, abierta en el crucero, al lado de la Epístola (V. Pérez, 508).
El 22 de agosto de 1841 Gregorio XVI publicó el decreto de aprobación de todos los milagros realizados por intercesión de este Santo. Fue canonizado por Pío IX el 8 de junio de 1862.
Como paso previo a los fastos de la Canonización, tuvo lugar unos meses antes la ceremonia de extracción de huesos (reliquias) que iban a ser llevados a Roma. Este acto tuvo lugar el 14 de noviembre de 1861 (Casimiro González García Valladolid, Compendio histórico-descriptivo y guía general de Valladolid, pág. 358). Así encontramos referida esta Ceremonia en la Gaceta de Madrid (núm. 322, de 18/11/1861, Pág. 3): VALLADOLID, 16 de Noviembre.- El jueves, á las once y media de la mañana, tuvo lugar en la parroquia de San Nicolás la extracción de los huesos del beato Miguel de los Santos de la urna en que se hallan depositados, para remitir á Roma parte de los mismos y procedes á su canonización.
Con asistencia de las primeras Autoridades eclesiásticas, civiles y militares, y multitud de personas atraídas por la novedad de la ceremonia, dio comienzo ésta por la lectura del acta de colocación de las sagradas reliquias en el sitio que hoy ocupan; y terminada que fue, los religiosos trinitarios convocados al efecto juntamente con el Postulador de la causa general de la Orden, y el R.P. Diego del Espíritu Santo, llegados expresamente de Roma, condujeron en hombros los santos huesoso hasta una mesa colocada junto al altar mayor, donde se procesión al reconocimiento facultativo de los mismos, extendiéndose la oportuna acta.
Colocados los huesos que han de remitirse á Roma en una coja construida ad hoc, lacrada y sellada con el de esta Arzobispal, volvieron á depositarse las reliquias en las mismas dos cajas que las contenían, habiéndose distribuido entre los asistentes algunas medallas y rosarios tocados con ellas, De las dos cajas, la interior es de madera cubierta de raso, sobre el cual se admiran los escudos de la órden primorosamente bordados; tiene cuatro sellos de plomo, dos del Ilmo. Sr. Obispo de esta diócesis Sr. Osorio, y dos del actual Arzobispo Sr. Lastra. Cerróse esta caja con dos llaves, una de las cuales conserva el Arzobispado y la segunda el Ayuntamiento de esta capital. La caja exterior, de madera también, está destinada á servir de remate al altar dedicado al santo, y su llave se entregó al Cura párroco de San Nicolás.
Colocadas ámbas cajas en el sitio que hoy ocupan, dióse por terminado el acto á las dos y media de la tarde (Norte de Castilla)”.
Las fiestas organizadas en Valladolid con motivo de la Canonización de San Miguel de los Santos tuvieron como punto referente la celebración de un Solemne Triduo en la S.I. Catedral, que se desarrolló entre los días 19 a 21 de octubre de 1862. En la víspera, esto es, el 18 de octubre, dieron comienzo las celebraciones con un repique general de campanas, y “por la tarde salieron desde la Santa Iglesia Metropolitana las Autoridades y Corporaciones Eclesiásticas, Civiles y militares, las Cofradías Sacramentales y demás, que asisten a la función del Corpus, con sus respectivas efigies y estandartes, por el recorrido Plazuela de la Catedral, Cañuelo, Plazuela Vieja, Corredera de San Pablo y Cocheras del Rey hasta la Iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari, donde tras cantar varios villancicos por la Capilla de Música de la Catedral tomaron la imagen y reliquia del Santo, regresando nuevamente en procesión por las calles de Expósitos, Concepción, Plazauela de San Miguel, Doctor Cazalla, San Benito, Rinconada, Jesús, Plaza Mayor, Lencería, Platería, Cantarranas, Cañuelo terminado en la Catedral donde se cantó un solemne Te-Deum con las preces correspondientes”. (Del programa de las Fiestas de Canonización de San Miguel de los Santos).
Antes de la salida de la procesión desde la Catedral hasta San Nicolás, el Ayuntamiento fue desde la Casa Consistorial a la Catedral precedido de los Maceros y Timbales, según se acostumbraba en las grandes solemnidades.
Duramente la procesión, hubo escolta y música militar que se alternaba con cánticos del clero.
Esa misma noche, hubo iluminación general, y tras la función religiosa, fuegos artificiales en la Plaza Mayor, espectáculo en el que durante los intermedios interpretaron piezas musicales la Música Vallisoletana y las bandas de los Cuerpos de la guarnición militar establecidos en la capital.
Durante los días 19, 20 y 21 se celebraron las funciones del Triduo, por la mañana y por la tarde. Por la mañana, tras los Divinos Oficios de la mañana, se celebraba Misa solemne con manifiesto y predicación (D. José Quevedo, D. Juan González y D. Juan Hernando Miguel, respectivamente) Terminada esta función de la mañana se daba a venerar la reliquia del Santo. Además, estos tres días, desde el amanecer hasta la hora de comienzo de los Oficios en la Catedral, se celebraba en la capilla y altar del Santo en la Parroquia de San Nicolás misas rezadas a intención de S.E. Ilma.
Por la tarde, en la Catedral, después del Rezo de Horas, se anunciaba que “habrá con el Señor expuesto una hora de Siesta, durante la cual, se cantarán solemnemente por la Capilla de Música varios himnos y villancicos, según costumbre; en seguida, se cantará el Trisagio y el Salmo Credidi, y dada la bendición al pueblo con el Santísimo Sacramento por S.E. Ilma., se reservará”.
El martes, día 21 de octubre, a las cuatro y media de la tarde, se organizó la procesión de regreso de la imagen de San Miguel de los Santos, con la misa solemnidad y recorrido que la celebrada el día 18, sábado; una vez en la Parroquial de San Nicolás se cantaron villancicos al Santo, regresando después las autoridades a la Catedral donde finalizaron las funciones con la bendición arzobispal.
Don Luis de la Lastra y Cuesta, Arzobispo de Valladolid, que asistió a la ceremonia de Canonización en Roma, regaló a la S.I. Catedral algunos presentes con este motivo:
“En el mes de Abril del año 1862, invitado por S. S., fue á Roma para asistir á la solemnidad de la canonización de San Miguel de los Santos. A su regreso, y después de traer y entregar al Cabildo como recuerdos estimabilísimos de este viaje el indulto apostólico para usar el color azul en las fiestas de la Inmaculada Concepción, la mitra y cirio que habla usado en la procesión de la canonización, y una preciosa reliquia del Santo, encerrada por él mismo en rico relicario de plata con la siguiente inscripción: 'El Excmo. é Ilmo. Sr. D. Luis de la Lastra y Cuesta, primer Arzobispo de Valladolid , donó esta reliquia á su Iglesia Catedral en Octubre (18) de 1862, puso gran empeño en que se celebrasen con toda pompa fiestas por este hecho; […]” y continúa con una breve descripción de las fiestas que ya hemos visto. (Manuel de Castro Alonso, Episcopologio vallisoletano, 1904. Págs. 401-402).
Para terminar, resaltar tres puntos en el programa, en los que queda patente que estas celebraciones trajeron consigo también beneficios materiales y espirituales:
La Exma. Corporación Municipal distribuirá cuarenta y dos lotes ó premios de 100 reales cada uno, entre los vecinos pobres de las catorce parroquias de esta Capital, que se juzguen más acreedores á ello por su moralidad y buenas costumbres, previos los oportunos informes de los señores Curas y Juntas de Caridad.
En los tres referidos días que el piadoso pueblo Vallisoletano consagra a estas funciones religiosas, habrá los vuelos generales de campanas que se acostumbran en las grandes solemnidades, y se adornarán los balcones de las casas de toda la Ciudad, con colgaduras, en demostración de regocijo, y en honor del nuevo Santo.
Finalmente, el Excmo. é Ilmo. Sr. Arzobispo concede ochenta días de indulgencia á todos los fieles de uno y otro sexo por cada función religiosa de la aquí espresadas á que asistan devotamente.
Al año siguiente, en 1863, como preparación a la fiesta, se celebra por primera vez una Novena en honor de dicho Santo, que comprendía desde el 27 de junio hasta el mismo día de la fiesta, 5 de julio.
Aún no menciona una congregación con el nombre del santo, la organización se hace a expensas de una “devoción religiosa”.
Ya será en 1864, cuando aparezca organizada por la Congregación de San Miguel de los Santos. Además, con la debida autorización se celebra por primera vez procesión de Octava por la plazuela del Hospicio. De la Procesión de Octava de la Parroquial de San Nicolás de Bari, en la fiesta de San Miguel de los Santos, se tratará en otra ocasión.
Colocadas ámbas cajas en el sitio que hoy ocupan, dióse por terminado el acto á las dos y media de la tarde (Norte de Castilla)”.
Las fiestas organizadas en Valladolid con motivo de la Canonización de San Miguel de los Santos tuvieron como punto referente la celebración de un Solemne Triduo en la S.I. Catedral, que se desarrolló entre los días 19 a 21 de octubre de 1862. En la víspera, esto es, el 18 de octubre, dieron comienzo las celebraciones con un repique general de campanas, y “por la tarde salieron desde la Santa Iglesia Metropolitana las Autoridades y Corporaciones Eclesiásticas, Civiles y militares, las Cofradías Sacramentales y demás, que asisten a la función del Corpus, con sus respectivas efigies y estandartes, por el recorrido Plazuela de la Catedral, Cañuelo, Plazuela Vieja, Corredera de San Pablo y Cocheras del Rey hasta la Iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari, donde tras cantar varios villancicos por la Capilla de Música de la Catedral tomaron la imagen y reliquia del Santo, regresando nuevamente en procesión por las calles de Expósitos, Concepción, Plazauela de San Miguel, Doctor Cazalla, San Benito, Rinconada, Jesús, Plaza Mayor, Lencería, Platería, Cantarranas, Cañuelo terminado en la Catedral donde se cantó un solemne Te-Deum con las preces correspondientes”. (Del programa de las Fiestas de Canonización de San Miguel de los Santos).
Antes de la salida de la procesión desde la Catedral hasta San Nicolás, el Ayuntamiento fue desde la Casa Consistorial a la Catedral precedido de los Maceros y Timbales, según se acostumbraba en las grandes solemnidades.
Duramente la procesión, hubo escolta y música militar que se alternaba con cánticos del clero.
Esa misma noche, hubo iluminación general, y tras la función religiosa, fuegos artificiales en la Plaza Mayor, espectáculo en el que durante los intermedios interpretaron piezas musicales la Música Vallisoletana y las bandas de los Cuerpos de la guarnición militar establecidos en la capital.
Durante los días 19, 20 y 21 se celebraron las funciones del Triduo, por la mañana y por la tarde. Por la mañana, tras los Divinos Oficios de la mañana, se celebraba Misa solemne con manifiesto y predicación (D. José Quevedo, D. Juan González y D. Juan Hernando Miguel, respectivamente) Terminada esta función de la mañana se daba a venerar la reliquia del Santo. Además, estos tres días, desde el amanecer hasta la hora de comienzo de los Oficios en la Catedral, se celebraba en la capilla y altar del Santo en la Parroquia de San Nicolás misas rezadas a intención de S.E. Ilma.
Por la tarde, en la Catedral, después del Rezo de Horas, se anunciaba que “habrá con el Señor expuesto una hora de Siesta, durante la cual, se cantarán solemnemente por la Capilla de Música varios himnos y villancicos, según costumbre; en seguida, se cantará el Trisagio y el Salmo Credidi, y dada la bendición al pueblo con el Santísimo Sacramento por S.E. Ilma., se reservará”.
El martes, día 21 de octubre, a las cuatro y media de la tarde, se organizó la procesión de regreso de la imagen de San Miguel de los Santos, con la misa solemnidad y recorrido que la celebrada el día 18, sábado; una vez en la Parroquial de San Nicolás se cantaron villancicos al Santo, regresando después las autoridades a la Catedral donde finalizaron las funciones con la bendición arzobispal.
Don Luis de la Lastra y Cuesta, Arzobispo de Valladolid, que asistió a la ceremonia de Canonización en Roma, regaló a la S.I. Catedral algunos presentes con este motivo:
“En el mes de Abril del año 1862, invitado por S. S., fue á Roma para asistir á la solemnidad de la canonización de San Miguel de los Santos. A su regreso, y después de traer y entregar al Cabildo como recuerdos estimabilísimos de este viaje el indulto apostólico para usar el color azul en las fiestas de la Inmaculada Concepción, la mitra y cirio que habla usado en la procesión de la canonización, y una preciosa reliquia del Santo, encerrada por él mismo en rico relicario de plata con la siguiente inscripción: 'El Excmo. é Ilmo. Sr. D. Luis de la Lastra y Cuesta, primer Arzobispo de Valladolid , donó esta reliquia á su Iglesia Catedral en Octubre (18) de 1862, puso gran empeño en que se celebrasen con toda pompa fiestas por este hecho; […]” y continúa con una breve descripción de las fiestas que ya hemos visto. (Manuel de Castro Alonso, Episcopologio vallisoletano, 1904. Págs. 401-402).
Para terminar, resaltar tres puntos en el programa, en los que queda patente que estas celebraciones trajeron consigo también beneficios materiales y espirituales:
La Exma. Corporación Municipal distribuirá cuarenta y dos lotes ó premios de 100 reales cada uno, entre los vecinos pobres de las catorce parroquias de esta Capital, que se juzguen más acreedores á ello por su moralidad y buenas costumbres, previos los oportunos informes de los señores Curas y Juntas de Caridad.
En los tres referidos días que el piadoso pueblo Vallisoletano consagra a estas funciones religiosas, habrá los vuelos generales de campanas que se acostumbran en las grandes solemnidades, y se adornarán los balcones de las casas de toda la Ciudad, con colgaduras, en demostración de regocijo, y en honor del nuevo Santo.
Finalmente, el Excmo. é Ilmo. Sr. Arzobispo concede ochenta días de indulgencia á todos los fieles de uno y otro sexo por cada función religiosa de la aquí espresadas á que asistan devotamente.
Al año siguiente, en 1863, como preparación a la fiesta, se celebra por primera vez una Novena en honor de dicho Santo, que comprendía desde el 27 de junio hasta el mismo día de la fiesta, 5 de julio.
Aún no menciona una congregación con el nombre del santo, la organización se hace a expensas de una “devoción religiosa”.
Ya será en 1864, cuando aparezca organizada por la Congregación de San Miguel de los Santos. Además, con la debida autorización se celebra por primera vez procesión de Octava por la plazuela del Hospicio. De la Procesión de Octava de la Parroquial de San Nicolás de Bari, en la fiesta de San Miguel de los Santos, se tratará en otra ocasión.