En primer lugar, debo comenzar esta entrada aclarando que no es un proyecto real para esta imagen, se trata más bien de una reflexión sobre los cambios en los pasos y andas procesionales referidos principalmente a la Cofradías y Hermandades de Gloria, visto a través de testimonios gráficos y documentales así como propuestas –en este caso- con un fotomontaje a partir de diversas piezas que se pueden encontrar en webs de talleres dedicados a este tipo de trabajos para Cofradías.
Como fuente para ello, un primer punto en el que podemos fijar nuestra atención son determinados cuadros, especialmente los exvotos (ofrenda que se hace como testimonio público de un favor o gracia recibido por intercesión de determinada advocación mariana, santos/as…). Hay que hacer un pequeño paréntesis, sin intención de ser un análisis exhaustivo, de los distintos tipos de exvotos que hay, que podemos dividir en dos grandes grupos: los simbólicos y los narrativos. Los primeros resumen en un sólo objeto toda la acción de la intervención milagrosa y pueden ser desde fotografías, piezas de alguna parte del cuerpo, uniformes, vestidos de novia (que en ocasiones se empleaban para realizar sayas para imágenes de la Virgen, etc.). En cuanto a los narrativos se pueden distinguir los llamados “Libros de Milagros” (o denominaciones similares) y, más interesante, los cuadros, que representaban en dos ámbitos diferenciados la súplica, intervención de la divinidad, favor recibido (identificando el “milagro” y a los protagonistas) y una inscripción que explicaba el portento. Gracias a estas pinturas y, en otros casos, a las series de lienzos que narraban la historia y vicisitudes de una determinada imagen (ejemplo: Santa María Vulnerata, en la Capilla del Real Colegio de San Albano, Los Ingleses, Valladolid), podemos encontrar referencias a ciertos elementos de las “Procesiones de Gloria” que a día de hoy nos pueden parecer un tanto extraños, pero que sería interesante investigar sobre ellos y considerar su recuperación para los cortejos procesionales de estas características.
Nos vamos a centrar especialmente en las Procesiones de Gloria que tenían por protagonistas advocaciones marianas de las que tenemos referencias gráficas, pinturas, al menos desde el siglo XVII (no se descarta que haya cuadros de este tipo anteriores, pero nos vamos a fijar en los que puede observar o tener un acceso más fácil el lector). Elemento común eran las andas (aunque en algún caso pudiera utilizarse un Carro Triunfal); las andas podían adoptar dos formas, principalmente, sin o con baldaquino, cobijándose la Imagen en este último caso en un templete realizado en diversos materiales, portado a hombros. Ejemplo de estas andas-baldaquino tenemos en Valladolid –y que hayan llegado a nuestros días- cuatro: Nuestra Señora de San Lorenzo (que cuenta con dos, uno de ellos obra de Manuel de Miranda, realizadas en 1726 y el otro estrenado en 2017), Nuestra Señora del Sagrario (Patrona del Cabildo Catedralicio y cuyas andas-baldaquino obra de Juan Álvarez Cartabio, segundo cuarto siglo XVIII, se conservan en el Museo Diocesano y Catedralicio), y Nuestra Señora de Valvanera, en la Iglesia Parroquial del Santísimo Salvador (andas realizadas por Hipólito Bercial del Valle, siglo XVIII).
Cubriendo a la Imagen en sus andas, se utilizaba un palio, exento de las andas, portando sus varales (habitualmente de seis u ocho) personajes destacados de la vida social de la ciudad (al igual que solía ocurrir con los estandartes en algunas procesiones) o bien, miembros de las corporaciones que tenían por titular u organizaban la procesión. Tenemos referencias pictóricas en, por ejemplo, la Iglesia Parroquial de San Lorenzo Mártir, la serie de lienzos de la Capilla del Real Colegio de San Albano (Los Ingleses), con la traslación de Santa María Vulnerata a su actual templo…Pero también hay referencias documentales como la presencia de palio en la Procesión de Alegría de la Ilustre Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de las Angustias (ejemplo, planta de la procesión en 1618 y que recuperó –efímeramente- en la procesión de 1989) o también en la procesión de traslado de la imagen de Nuestra Señora de la Piedad, de la Cofradía Penitencial homónima, en 1727, con motivo de la colocación en su nuevo trono y camarín del retablo mayor de su desaparecido templo penitencial.
Como aclaración, el palio, además de para estas imágenes marianas en las que su estética ensalzaba su realeza, también era empleado para las procesiones con el Santísimo Sacramento (como ocurre en la actualidad), procesiones de reliquias (ejemplo: Lignum Crucis de la Penitencial de la Santa Vera Cruz, como refleja el cuadro de Felipe Gil de Mena, c. 1656; San Pedro Regalado, 1747); se dio el caso de determinadas imágenes cristíferas, como el Santo Sepulcro de su Cofradía titular en el Hospital de la Resurrección, en 1702, figurando como palio de respeto, y finalmente autoridades civiles (ej. Reyes) y religiosas (obispos, generales de Órdenes religiosas, etc.).
Algunos de estos elementos, con el paso del tiempo, fueron eliminados del cortejo procesional y otros perdieron su uso al no celebrarse ya en la actualidad la fiesta para la que eran empleados o bien, porque aunque se celebre la fiesta, ya no se efectúa procesión (como es el caso de la Virgen del Sagrario, celebrada el 13 de marzo, en la S.I.M. Catedral, en la que la imagen, dentro de sus andas-baldaquino, colocadas sobre el Carro Triunfante procesionaba por el interior del templo, fiesta y procesión que sería interesante recuperar). Aunque, como breve apunte, hay que reseñar que la utilización del palio se recuperó, en esa única ocasión, en la procesión extraordinaria de Nuestra Señora del Carmen de Extramuros por las calles de Valladolid el día 4 de julio de 2015, con motivo del 175 aniversario fundacional de la Antigua Devoción del Nuestra Señora del Carmen de Extramuros.
NO SÓLO ANDAS, TAMBIÉN CARROZAS…
Finalmente, y dentro de las Procesiones de Gloria, también se fueron incluyendo a lo largo del siglo XX pasos o carrozas sobre ruedas (como iba ocurriendo en la Semana Santa, que fueron evolucionando de simples plataformas con ruedas a otras carrozas de estética y calidad artística más cuidada, si bien es cierto que en algunos casos se ha vuelto a lo anterior, impuesto por instituciones más que por el deseo o posibilidades de las Cofradías, plataformas con escaso interés por la decoración y gusto estético). Independientemente de la preferencia por llevar los pasos a hombros o a ruedas, o incluso su repercusión en la conservación de las imágenes, hemos de hacer mención de algunos ejemplos de carrozas de Cofradías de Gloria como pueden ser: la de Nuestra Señora del Carmen de San Benito El Real (V.O.T. del Carmen), de estilo neogótico, obra de Francisco Font i Pons talladas en 1917 (ver enlace) y que actualmente se encuentran en el Santuario de Nuestra Señora del Carmen en Medina del Campo, pero que en Valladolid, además de a la Virgen del Carmen también portó a la Virgen de la Alegría y, en extraordinaria, a San Juan Bautista de la Salle; otra carroza a destacar, pero de la que no abundan los testimonios, era la de Nuestra Señora del Rosario, del Convento de San Pablo, ya sea para portar la imagen sedente y entronizada (venerada en el presbiterio de la Iglesia) o bien, posteriormente, la imagen de vestir; más adelante, la carroza de Nuestra Señora de San Lorenzo , obra de Sergio Trapote, estrenada en 1939; y, finalmente, en 1958, el paso procesional de Nuestra Señora del Carmen de Las Delicias, hasta la intervención en el mismo en 1995.
SOBRE LA PROPUESTA DE PASO DE NUESTRA SEÑORA DE LA PEÑA DE FRANCIA
Ahora nos centramos en el caso particular de Nuestra Señora de la Peña de Francia (sobre esta imagen ver enlace y enlace), si bien es cierto lo podríamos extrapolar a otras advocaciones marianas. A comienzos del siglo XX tenemos referencias -gracias a la obra de Casimiro González García Valladolid-, donde podemos ver una fotografía de la Santísima Virgen de la Peña de Francia en sus andas procesionales. Por entonces (hablamos del paso del siglo XIX al XX), esta imagen participaba anualmente en dos procesiones: una, la del Corpus Christi (en que salían titulares de Parroquias, Cofradías, Órdenes Terceras, y excepcionalmente otras imágenes cuando el Corpus y la fiesta de determinados santos coincidían en el mismo día como San Fernando –Fernando III El Santo, de la S.I.M. Catedral o bien San Felipe Neri, de su Oratorio); la otra ocasión en la que salía en procesión Nuestra Señora de la Peña de Francia era el último domingo de octubre, como colofón a la novena que se celebraba en su honor.
La fotografía permite ver unas andas bastante sencillas, de dos cuerpos o peanas superpuestas; el inferior tiene en sus extremos orificios cuadrangulares para introducir los varales de las andas, dos, que seguramente atravesarían longitudinalmente este cuerpo prologándose por la parte anterior y posterior para permitir la colocación de los cargadores; este mismo primer cuerpo o inferior, muestra mayor carga decorativa, destacando en el centro en anagrama de María timbrado con una corona abierta; finalmente, en este mismo cuerpo se asientas otros elementos de iluminación y decoración, como faroles en los cuatro extremos, dos “candelabros de lágrimas” y dos búcaros para el exorno floral; sobre este primer cuerpo, se asienta el segundo, a modo de peana, de dimensiones más reducidas, liso, sin apenas decoración, que sirve de base a la imagen de la Virgen, en la cual parece intuirse una posible simulación de roca o peña, alusiva a su advocación, donde se coloca la media luna. La imagen, por su parte, aparece con ciertos elementos distintos a los que se puede ver en la actualidad (y en los últimos años): distinta corona, rostrillo, media luna a los pies…
A lo largo del siglo XX, las diversas andas que había en Valladolid fueron cambiando en distintos sentidos. Junto a éstas vistas (por poner un ejemplo) con número par de varales (dos; también existieron con cuatro varales, como el caso de la Transverberación de Santa Teresa de Jesús, Iglesia Conventual de San Benito El Real), hubo otras que tenían un número impar de varales, la mayor parte de testimonios gráficos conservados de estas fechas nos remiten a tres varales, ayudados por horquillas para las posas en las paradas, y se podía encontrar tanto en pasos de Semana Santa como en pasos para Procesiones de Gloria. En el primer grupo podemos citar los ejemplos de Nuestra Señora de la Angustias (en sus andas del siglo XVIII), las andas de “La Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén”, de la Penitencial de la Santa vera Cruz, las andas de las tres imágenes que salieron en la primera Procesión de la Caridad el Viernes Santo de 1927, Cristo con la Cruz a Cuestas (Pasión), Cristo del Despojo (Nazareno) y Quinta Angustia (Piedad), en los tres casos, andas de tres varales, etc. Y, más cercano a nuestros días, las andas de la María Santísima de la Pasión, de su Cofradía Penitencial homónima, empleadas también en los Via Crucis Cuaresmales. En el caso, por ejemplo, de la Procesión de San Pedro Regalado en 1928, el año de su recuperación, portando a hombros el grupo de la Traslación de dicho santo, que se venera en su capilla en la Iglesia Parroquial del Santísimo Salvador, también eran unas andas de tres varales, en las que también hay que reconocer una ingeniosa solución en arco para asentar el grupo escultórico y reforzar la sensación de levitación. Asimismo, en otras Procesiones de Gloria, encontramos andas de tres varales, con horquillas, forma que ha llegado a nuestros días en las utilizadas por San José y Nuestra Señora del Carmen de Extramuros, de su Antigua Devoción, al igual que en las fotografías conservadas que cuando salía Santa Teresa de Jesús en aquella procesión.
Estas andas que estamos viendo son para esculturas o grupos escultóricos, pero hubo también cuadros que salían en procesión, en sus andas, pero hasta la fecha desconozco la forma en que podían fijarse y exponerse en procesión. Ejemplo de ello son Nuestra Señora del Perpetuo Socorro (de su Archicofradía homónima, en origen en las Oblatas y actualmente en el Oratorio de San Felipe Neri) y, con dudas, la representación de Nuestra Señora del Bueno Consejo, titular de la Pía Unión homónima del Monasterio de Sancti Spiritus.
En fin, como se dijo al principio, es simplemente una reflexión sobre la evolución y el futuro, así como una propuesta hipotética tomando como referencia una imagen de la Virgen revestida con mantos y corona, en otro tiempo procesional, pero que podría adaptarse a otras imágenes. Para ello, se toman piezas descargadas de webs de talleres dedicados a este tipo de trabajos, cuya variedad hace posibles distintas modificaciones.
Por otro lado, hay que tener en cuenta la evolución y los cambios producidos en las andas procesionales en Valladolid, especialmente desde la década de los 90 del siglo XX a la actualidad.
Primer cuerpo con respiraderos en metal donde estarían los orificios para encajar los varales. Faldones que ocultan las patas o zancos si se opta por esa opción, en lugar de las horquillas. En los extremos candelabros y otros guardabrisas en el perímetro de este mismo cuerpo.
Sobre este primer cuerpo se asienta una peana ochavada con ángeles en los ángulos, mientras otros dos ángeles portan en sus manos una media luna, elemento que hemos visto que tenía la imagen, al igual que otras imágenes marianas.
Las ráfagas, como la que circunda a la imagen, tampoco deberían resultar un elemento extraño en las imágenes marianas, pues tenemos ejemplos en diversas Inmaculadas (Concepción del Carmen, Descalzas Reales, Santa Clara…) o en el trono de Nuestra Señora de San Lorenzo (trono obra de Andrés de Campos Guevara, 1642, según diseño de Diego Valentín Díaz, y ráfaga con rayos de plata obra de Toribio de Cisneros, 1645).
Finalmente, se ha incluido otro elemento en la imagen según testimonios del pasado, un rostrillo.