lunes, 25 de octubre de 2021

RESTAURACIÓN DEL CARRO TRIUNFAL (CARROZA PROCESIONAL) DE NUESTRA SEÑORA DE EL HENAR (CUÉLLAR, SEGOVIA).


El pasado mes de septiembre, mes en el que tiene lugar la tradicional Romería de Nuestra Señora del Henar en Cuéllar (Segovia), Patrona de los resineros españoles, se presentaba púbicamente el Carro Triunfal tras los trabajos de restauración a los que se ha sometido en los últimos meses.

Se trata de una carroza procesional que adopta el tipo de Carro Triunfal de estilo imperio realizada en 1862 por el ensamblador de Sepúlveda Antonio Guadilla y pintada y dorada por el vallisoletano Narciso Duberges. Era empleada para las salidas procesionales de la Virgen (la Imagen salía de su santuario portada en andas que se colocaban sobre la carroza, como sigue ocurriendo en la actualidad con una nueva carroza), especialmente las procesiones de su romería, hasta el año 1972, año en que tiene lugar la coronación canónica de Nuestra Señora (25 de junio de 1972), aunque para aquella ocasión, la Virgen fue en una carroza distinta, con elementos carmelitanos, cedida por otra localidad.




Me señalaba Enrique Gómez Pérez el parecido con el Carro Triunfal de la Catedral de Segovia y lo cierto es que se ve claramente la inspiración en el mismo, por no decir que éste del Henar viene a ser casi una copia tardía. Este Carro Triunfal para la Custodia de Segovia fue realizado entre 1740 y 1745 por Pedro de Riezgo.

La restauración de la carroza se encuadra en los actos que se están llevando a cabo en el Santuario con motivo del Año Jubilar Henarense (que se desarrolla desde el 8 de agosto de 2021 al 18 de septiembre de 2022), concedido por la Santa Sede al conmemorarse el IV centenario de la concesión de su fiesta el domingo más cercano a San Matero (por Gregorio XV, el 9 de agosto de 1621) y el L aniversario de la Coronación Canónica (1972-2022).

La celebración de este Año Jubilar así como la restauración del Carro bien podría ser motivo para, ya que ni Imagen original ni Carroza se volverán a sacar en procesión, sí al menos una exposición al culto o veneración extraordinaria en la propia iglesia, recuperando así antiguas estampas, imaginemos, por ejemplo, a la Virgen del Henar con el manto de la Orden de Carlos III y la antigua corona sobre su Carro Triunfal.

En esta fotografía y la siguiente, Imagen de Nuestra Señora del Henar, antes de su restauración, completamente revestida, sobre la antigua carroza. Porta la antigua corona y, al menos en una de ellas, el manto de la Orden de Carlos III.


En la portada de este libro sobre el Santuario, la Imagen ya restaurada y en la antigua carroza.

La carroza presenta en el frente los cuatro seres o criaturas del Tetramorfos, descritos en el libro de Ezequiel (1, 4-10): “Vi un viento huracanado que venía del norte: una gran nube y un fuego zigzagueante con un resplandor en torno, y desde el centro del fuego como un resplandor de ámbar, y en el centro de todo la figura de cuatro seres vivientes. Este era su aspecto: tenían forma humana, con cuatro rostros y cuatro alas cada uno. Sus piernas eran rectas y las plantas de sus pies como las de un becerro. Brillaban como bronce bruñido. Debajo de las alas tenían manos humanas por los cuatro costados; los cuatro tenían rostros y alas. Sus alas se juntaban una a la otra. No se volvían al caminar; caminaban de frente. Su rostro tenía este aspecto: rostro de hombre y rostro de león por el lado derecho de los cuatro, rostro de toro por el lado izquierdo de los cuatro, rostro de águila los cuatro”, y que luego serán relacionados con los evangelistas, Mateo (ángel), Marcos (león), Lucas (toro) y Juan (águila). Estas cuatro figuras, de bulto redondo y doradas, simulan tirar o guiar el Carro Triunfal.











La temática de los paneles laterales es eminentemente mariana. En uno de ellos se representa la legendaria aparición de la Virgen al pastor de Viloria; la Virgen se muestra en una gloria sobre una fuente (alusión a la Fuente del Cirio, lugar de la aparición y donde se encontró oculta la imagen con un cirio encendido y al sacarla brotó un manantial, de cuyas aguas beben ovejas que bien podría ser una alusión a las almas). En el lateral opuesto se muestra un conjunto de elementos representando símbolos de las letanías lauretanas: palmera, cedro, torre, sol y estrella.






La carroza se encontraba en un estado de conservación lamentable ya que durante décadas estuvo en una antigua casa sobre suelo de tierra con vegetación y casi carente de techo, lo que propiciaba fuertes cambios de temperatura y humedad que causaron importantes daños en la pieza. Pero antes de eso, durante su uso procesional, la carroza también se vía sometida a otros factores que la causaban daños, como movimientos con ruedas de carro, golpes provocados por la multitud durante las procesiones, así como los niños que eran subidos a la carroza para acompañar a la Virgen.

Como se explica en los folletos divulgativos editados con ocasión de esta restauración: “En la intervención se realizó, en primer lugar, un tratamiento preventivo antixilófago y se consolidó la madera mediante inyecciones de resina, También se afianzó la estructura de la carroza con la sustitución de elementos carcomidos por unos nuevos, refuerzos internos, ajuste de piezas, la colocación de las puertas traseras, etc. Y se revisó el funcionamiento del mecanismo de desplazamiento de la carroza, tratando todos los hierros que forman parte de él: llantas de las ruedas, amarres, rodamientos, bisagras, etc.
Las pérdidas de talla y volumen que interferían en la visión global de la pieza, se reintegraron con madera y resina. En cuanto a la policromía se han fijado y asentado todas las zonas levantadas. Posteriormente se eliminaron todos los repintes y purpurinas que cubrían la policromía original. Las zonas con pérdidas que distorsionaban la lectura de la obra se estucaron y reintegraron. Por último se aplicó una capa de barniz para proteger la pieza y dotarla del brillo apropiado”.

La recuperación de este elemento patrimonial era una asignatura pendiente en el Santuario desde hacia muchos años, no obstante, el futuro de esta carroza pasa por su musealización quedando expuesta en las dependencias del Santuario (actualmente está en el crucero de la iglesia, al lado del altar de San Antonio de Padua), es decir, que no tendrá nuevamente la función procesional para la que fue creada.

El equipo de trabajo que ha llevado a cabo esta restauración estuvo compuesto por: Cristina Gómez González (Dirección Técnica), Sergio Pérez Martín (Historiador del Arte), María Victoria Postigos Llorente y Diana Martínez Sanz (restauradoras) y Miguel Ángel Tapia Palomo (tallista).

La restauración ha sido financiada por la Junta de Castilla y León (Consejería de Cultura y Turismo), con un presupuesto de 16.177,70 euros cofinanciados con los fondos FEDER.

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La presencia y sobre recuperación de este elemento procesional, irremediablemente lleva a una reflexión sobre otros casos similares que esperan su turno, como es el caso del Carro Triunfal del Corpus Christi de Valladolid, obra de Pedro de León Sedano (1793) y que en los últimos años ya no ha salido en la procesión (la última vez que salió fue en 2014, desde 2015 es sustituido por la carroza de Jesús de la Esperanza de la Cofradía Penitencial y Sacramental de la Sagrada Cena), y se mantiene guardado en la Capilla de San Pedro Regalado de la Catedral de Valladolid a la espera de su restauración. Un Carro único en Valladolid, pues no se conservan más de este tipo en la ciudad y que además ha servido para llevar en procesión a otras imágenes entre las que cabe citar a Nuestra Señora del Sagrario (con sus andas-baldaquino) cada 13 de marzo en la procesión que se hacía por el interior de la Catedral ese día celebrando a la Patrona del Cabildo Catedralicio y, en alguna ocasión, también ha portado a Nuestra Señora de San Lorenzo en las procesiones por Valladolid, en especial cuando comenzó a ser celebrada con el Rosario de Faroles (otros elementos perdido en Valladolid y que ojala se pudiera recuperar).Y, aprovechando, también sería interesante valorar la redistribución de los cuerpos en la Custodia procesional, reintegrando el grupo del Pecado Original al cuerpo inferior y elevando el ostensorio al segundo cuerpo.

"Carro Triunfal para el Corpus Christi" (Pedro de León Sedano, 1793. Catedral de Valladolid).
Fotografía de 2019.

"Carro Triunfal para el Corpus Christi" (Pedro de León Sedano, 1793. Catedral de Valladolid).
Capilla de San Pedro Regalado, S.I.M. Catedral de Valladolid.
Fotografía, octubre de 2021.

Y junto a ello, también se podría reflexionar sobre la importancia del estos elementos en el conjunto que cualquier paso procesional, independientemente del carácter (Sacramental Penitencial, Gloria) y de si va a ruedas o a hombros. En cierta ocasión, alguien definió estos elementos como “un retablo en o para la calle” y me pareció una de las más acertadas. Valladolid es rico en retablos de diversas épocas y es una pena que ya sea los retablos o en algunos casos las peanas de ciertas imágenes no hayan inspirado pasos, andas, etc., para portarlas en procesión. Por suerte, tenemos también buenos, muy buenos ejemplos de carrozas y andas, pero, también las hay en el sentido contrario (tal vez a veces impuesto por instituciones culturales), las carrozas son más que sobrias, sosas, sin ningún mérito o belleza artística, una simple plataforma con ruedas en las que transportar obras por las calles. Algo sobre lo que habría que reflexionar y permitir buenos proyectos, acordes a las tallas.

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