viernes, 14 de mayo de 2021

SAN PEDRO REGALADO, PATRÓN DE VALLADOLID, 2021.

Valladolid celebró un año más la fiesta de su Santo Patrono, San Pedro Regalado, aún con las limitaciones propias de la situación sanitaria actual. Pero, al menos, se puede dar gracias si lo comparamos con el año pasado, 2020, cuando lo poco que se podía celebrar tenía que ser a puerta cerrada.

El año 2020 habría pasado a la historia en el devenir de la Cofradía de San Pedro Regalado y Nuestra Señora del Refugio (enlace), así como en la de la celebración de esta fiesta, porque habría supuesto la recuperación de la Procesión de San Pedro Regalado (no sería la primera recuperación de la misma y ojala sea ya la definitiva –cuando se pueda verificar). Pero la situación generada por la pandemia de la COVID-19 lo impidió. Otro tanto se puede decir para este año 2021, que incluso el traslado procesional figuraba en el orden de cultos de la novena. Sin embargo, tampoco ha podido ser este año. Eso sí, el altar erigido en la S.I.M. Catedral para la celebración de la fiesta ha permitido ver en parte e imaginar cómo sería la procesión cuando se pueda celebrar.

En vísperas de la celebración de la fiesta, se trasladaba privadamente la imagen de San Pedro Regalado y las andas-baldaquino (de Nuestra Señora de Valvanera, de la Iglesia Parroquial del Santísimo Salvador) a la Catedral, donde estuvo en la Capilla de San Pedro Regalado hasta que ocupó un lugar destacado en el presbiterio del templo catedralicio. La imagen de San Pedro Regalado (taller vallisoletano, primera mitad del siglo XVIII) era la que presidía el Salón de Cabildos de la Casa de Hermandad de la Cofradía de San Pedro Regalado y Nuestra Señora del Refugio. Por su parte, las andas-baldaquino, como se ha indicado, de Nuestra Señora de Valvanera (titular de la Real Congregación de su nombre, en origen una Hermandad del Rosario, de las pocas ya existentes en Valladolid), son obra labrada en la misma centuria por el platero Hipólito Bercial del Valle. Ambas piezas, imagen y andas, han sido restauradas por Pedro Escudero en 2020-2021.




Este peculiar conjunto procesional no es una novedad en las celebraciones y procesiones de San Pedro Regalado, pues así salió en 1930, como consta gracias a las crónicas de la prensa de la época. Probablemente en 1929 también saldría suponiendo una novedad, ya que en 1928 año de la recuperación de la procesión salió el grupo que preside en retablo de la Capilla de San Pedro Regalado en la Iglesia Parroquial del Santísimo Salvador, tallado por Pedro de Ávila hacia 1709.

Procesión de San Pedro Regalado en Valladolid, año 1930, con la presencia de otros santos y beatos de la Archidiócesis y sus reliquias. En este caso, San Francisco de San Miguel o de La Parrilla.


Pero las andas-baldaquino no sólo han servido a su imagen mariana de Nuestra Señora de Valvanera y también a San Pedro Regalado. Las fotos conservadas de la Procesión del Corpus Christi a comienzos del siglo XX (hasta 1925, último año que salieron imágenes titulares de parroquias, etc.) permiten ver que en estas andas iba también en aquella procesión la imagen del Santísimo Salvador que se conserva en la cajonera de la sacristía de la Parroquia del Salvador. Esta escultura, al igual que otras con los mismos fines procesionales para la fiesta de la parroquia, Corpus Christi o procesiones generales, sería interesante que volvieran a ver la luz por las calles y plazas de nuestra ciudad o al menos en altares para estas celebraciones.

Mientras todo esto sucedía en la Catedral, en la Parroquia del Santísimo Salvador se levantaba un altar de cultos para la novena del Santo, presidido por la imagen tallada por Jenaro Lázaro Gumiel en 1956, con motivo del V centenario de la muerte del Santo.






El 13 de mayo, fiesta de San Pedro Regalado, los cultos se celebraron especialmente en la S.I.M. Catedral (a diferencia de los restantes días de la novena que fueron en la Parroquia del Salvador). Ante la estatua del Santo se realizó una ofrenda floral con imposición del pañuelo de las peñas (este lugar tuvo diversas ofrendas posteriores en forma de música y bailes, con jotas castellanas) y de allí se dirigió la comitiva hasta la Catedral para la celebración de la Santa Misa, a las 12 del mediodía, presidida por el Emmo. y Rvdmo. Sr. Ricardo Blázquez, Cardenal con el titulo de Santa María in Vallicella y Arzobispo de Valladolid, su Obispo Auxiliar Excmo. y Rvdmo. Sr. Luis Argüello, el M. Iltre. Sr. Deán de la Catedral D. José Andrés Cabrerizo y otros presbíteros de Valladolid, con la presencia de autoridades civiles, militares, Cofradía del Santo, representaciones de Cofradías y Hermandades de Penitencia y de Gloria y pueblo fiel, cumpliendo las medidas de seguridad.


Cabe recoger algunos párrafos de la homilía del Cardenal-Arzobispo con referencia a la situación actual e invitando a mirar al fututo con esperanza: “El año pasado casi interrumpimos la tradición secular de las celebraciones religiosas y sociales a causa de la pandemia. La fiesta de este año coincide con el final del “estado de alarma”, después de largo tiempo de limitaciones en la movilidad, las comunicaciones y con especiales trabas en la libertad. Ahora, coincidiendo las fiestas patronales y la terminación del estado de alarma, se suscitan en nosotros y en la sociedad un haz de sentimientos. Por una parte, la satisfacción de haber superado un tiempo particularmente arriesgado y el sentido de liberación; por otra, miramos al futuro sin que desaparezcan del todo la inseguridad y la incertidumbre; nos impulsa el deseo de cuidar mejor la salud, de comunicar normalmente con los familiares, de acometer la recuperación de la sociedad en los aspectos económicos y laborales. Estamos contentos de haber alcanzado una meta tan deseada después de padecer amenazas y cansancios; y al mismo tiempo somos conscientes de que con sus más y sus menos tenemos que vérnoslas con este virus que, al parecer, tarda en dejarnos. Hoy recordamos ante el Señor, apoyándose en la intercesión de San Pedro Regalado, a tantas personas que de manera hondamente dolorosa nos han dejado. A muchos hombres y mujeres, sobre todo del mundo de la salud, debemos agradecer sus cuidados y su entrega profesional admirable.
¡Cuánto sufrimiento en silencio y cuántas lágrimas escondidas! La historia grande y pequeña poco a poco podremos conocerla y narrarla como lección para el futuro.
En la fiesta de nuestro patrono miramos hacia el pasado no para ajustar cuentas sino para purificar nuestra memoria, reconciliarnos con estos meses sombríos, y para unirnos de cara al futuro. Debemos trabajar conjuntamente; ha sido tan grande el estrago que requiere unir nuestros corazones y nuestra inteligencia para gestar proyectos solidarios. La concordia nos fortalece, la división nos debilita; se comprende que cuando hay tantas y tan grandes tareas que afrontar nos enojen las polémicas estériles. Aunque con limitaciones, celebramos hoy la fiesta de nuestro patrono, los adultos testificando lo vivido por las generaciones anteriores y los pequeños incorporándose a la tradición que es parte de nuestra identidad histórica. San Pedro Regalado, nuestro paisano, nuestro patrono y nuestro modelo nos invita a la fiesta. En esta coyuntura excepcional acometemos el porvenir con responsabilidad, con esfuerzo y confianza. ¡Abramos una puerta a la esperanza de los niños, adolescentes y jóvenes! A todos, la pandemia nos ha limitado la movilidad, las actividades profesionales, la participación presencial; esto ha comportado disminución en los recursos económicos y en algunos casos, en muchos, quedarse como a la intemperie. Ensanchemos nuestra mirada a cuantos han sido tan duramente golpeados de cerca y de lejos. No olvidemos que la humanidad está llamada a ser como una sola familia bajo la providencia de Dios. Los datos referidos a situaciones cercanas nos impresionan vivamente; pero ante las cifras de hermanos nuestros y de países distantes quedamos sobrecogidos”. (Enlace).





Tuvo también un recuerdo para Nuestra Señora del Rosario de Fátima, cuya fiesta se celebra también el 13 de mayo coincidiendo con el aniversario de su primera aparición en 1917. En circunstancias normales, tal día como ese, 13 de mayo, la Imagen Peregrina de Nuestra Señora de Fátima regresaría desde la Catedral (donde habría pasado la noche, tras la celebración del Rosario de Velas en su honor) hasta la Iglesia Conventual de los Sagrados Corazones de Rvdas. MM. Salesas.

Por la tarde, finalizaron los cultos de la novena en la Iglesia Parroquial del Santísimo Salvador.





Ojala que este sea el último año que las celebraciones del Patrón, y todas en general, estén sometidas a limitaciones y que en pocos meses podamos volver a aquella tan añorada normalidad de otros tiempos.






Procesión de San Pedro Regalado en 1928 (enlace).
Procesión de San Pedro Regalado en 1929 (enlace).
Procesión de San Pedro Regalado en 1930 (enlace).
Procesión de San Pedro Regalado en 1956 (enlace).

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